Desde la semana pasada alumnas de la Facultad de Arquitectura UAS, Culiacán, denunciaron el descubrimiento de un celular que las grababa en un baño de la unidad académica. Ante esto, las autoridades, ligadas al cacicazgo que encabezó hasta finales de julio Héctor Melesio Cuén Ojeda, se han rehusado a una mesa de diálogo pública que permita solucionar la situación; en vez de ello han optado por difamar a las afectadas y minimizar el problema.
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Miércoles 20 de noviembre
El problema se dio a partir del viernes 15 de noviembre cuando una estudiante notó que había un dispositivo celular oculto en un plafón del baño de tutorías, el cual es usado por las estudiantes debido a que los baños regulares de la Facultad habitualmente se encuentran fuera de servicio por el descuido de la administración.
Se trata de un hecho de violencia digital que tiene que ver con la violación de la intimidad sexual de personas a través de medios digitales, delito que está tipificado por la Ley Olimpia.
Hasta finales de octubre quien dirigía la Facultad era Armida Llamas Estrada, la cual pasó a ser la Secretaria General de la universidad tras distintos cambios administrativos que el cacicazgo que domina a esta universidad está llevando a cabo en un intento de mantenerse empoderado de la institución educativa en el marco de acusaciones públicas y formales a sus cabecillas por presuntos hechos de corrupción ─que ascienden a poco más de 700 millones de pesos- y nexos con el crimen organizado, entre los que destacan los señalamientos al propio Melesio Cuén, quien fue ejecutado en Huertos del Pedregal, Culiacán, el 25 de julio en una reunión donde supuestamente fue secuestrado el capo Ismael “El Mayo” Zambada para ser llevado a Estados Unidos, donde finalmente fue aprehendido.
Quien sustituyó a Armida al frente de la Facultad es Ricardo Ulises Rubalcaba López, otro personaje ligado al cacicazgo. Él y su grupo son los que, ante las denuncias en cuestión, lanzaron una campaña de difamación en contra de estudiantes que han alzado la voz frente a esta nueva agresión, con el objetivo de desacreditar su lucha.
El ensañamiento de la dirección ha sido descargado particularmente contra la estudiante María Pardo Padilla, quien también es una activista del Movimiento Democrático Estudiantil, organización que desde hace más de un año ha impulsado un proceso por la democratización de la UAS y por obtener el derecho al voto universal en la elección de autoridades universitarias, así como porque se transparente el uso del presupuesto de la institución.
Este problema tiene, al menos, tres dimensiones claras: por un lado la indolencia de las autoridades de la UAS en relación al mantenimiento de las instalaciones sanitarias ─lo que es doblemente escandaloso, en el marco de la situación de corrupción que se vive en la UAS-; las maniobras represivas que implementan para difamar a activistas democráticas; y la impunidad de la que gozan los integrantes del cacicazgo, pues las estudiantes afirman que el dispositivo en cuestión fue presentado a las autoridades de la Facultad, pero estas lo resguardaron sin dar explicación y sin ofrecer solución: saben a quién pertenece, pero han decidido encubrir al responsable.
Todo esto expresa, a su vez, la fuerte violencia machista que este cacicazgo ejerce en contra de las compañeras universitarias, tanto estudiantes como docentes y trabajadoras, quienes han sido atacadas en otras ocasiones incluso desde la cabina de Radio UAS, a través de la voz del locutor estrella del cuenismo: Wilfrido Ibarra Escobar.
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Derivado de ello gran parte de la comunidad estudiantil llevó a cabo una manifestación frente a la dirección. En el transcurso de la protesta también se apersonaron otros estudiantes que son identificados por su subordinación a las autoridades y por ser ejecutores de las maniobras difamatorias contra alumnas democráticas. El hecho escaló tanto que también llegó Yamir Valdéz Álvarez, titular de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la UAS ─y conocido represor al servicio del cacicazgo-, quien les ofreció "platicar"... pero a puerta cerrada.
No obstante, las y los estudiantes rechazaron la propuesta de las autoridades, posicionándose firmemente por un diálogo público, donde toda la comunidad pueda saber qué se dice de tan importante problemática y pueda opinar al respecto para proponer soluciones de manera democrática.
Es necesario también impulsar asambleas desde las bases estudiantiles así como de las de trabajadores y docentes que han sido objeto de agresiones y difamación por parte del cacicazgo, en la lógica de construir un gran bloque democrático que dé la batalla tanto contra estas agresiones particulares, como por la democratización de la UAS, por transparentar su presupuesto y por construir un gobierno tripartito con representación de trabajadores (administrativos y de intendencia), docentes y de mayoría estudiantil, para decidir qué tipo de universidad se quiere y en qué se gasta su presupuesto, poniendo a la institución al servicio de la atención a las necesidades de la clase trabajadora, sectores populares y comunidades indígenas, y no al servicio de cacicazgos universitarios de intereses empresariales que solo ven en la educación un negocio.
Esta pelea por una universidad distinta, tiene que estar ligada a una lucha por condiciones estructurales favorables para las mujeres y disidencias sexuales en la universidad, que al mismo tiempo permita enfrentar la violencia machista y heteropatriarcal tanto al interior como al exterior de la UAS.
Ahora bien, concretamente, respecto a problemáticas de acoso en universidades, una de las propuestas que hemos planteado es la de conformar comisiones de género tripartitas compuestas por estudiantes, trabajadoras y académicas, que discutan de forma independiente de las autoridades y resuelvan, acompañadas de grupos interdisciplinarios para prevenir, y atender casos de violencia, y funcione como un espacio permanente en el que, de forma amplia y democrática, se propongan salidas a la situación de violencia de género. Misma comisión que pueda garantizar o exigir atención médica y psicológica para las víctimas. Creemos necesario que estas comisiones sean reconocidas por las universidades, pero sin ningún tipo de injerencia de las autoridades en las mismas.
La importancia de la independencia de las comisiones radica en que, en este caso como en muchos otros, las mismas autoridades no solamente son omisas ante los hechos sino que obstaculizan sus soluciones, encubriendo a responsables del ejercicio de este tipo de violencia al ser parte estos últimos del propio cacicazgo.
Tal como decimos en esta nota, es necesario que la lucha encabezada hoy por las demandas de género escale en cuestionar la estructura antidemocrática de gobierno en la universidad y que, en el proceso, levante un gran movimiento que de forma independiente a las autoridades busque imponer a Rectoría medidas para acabar con la violencia que se vive actualmente.
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Desde La Izquierda Diario México nos solidarizamos con las y los activistas estudiantiles que impulsan esta lucha por democracia para la UAS y por poner un alto a las agresiones que este violento cacicazgo lleva a cabo. De igual manera, exigimos un alto a la difamación que ejercen personajes como Ricardo Ulises Rubalcaba López, Armida Llamas Estrada y Yamir Valdez Álvarez en contra de estudiantes.