De 7 a 8 ejemplares de la vaquita marina en medio del negocio del crimen organizado, la negligencia de los gobiernos para protegerla y la intervención de la marina.
Jueves 13 de enero de 2022
La vaquita marina ha descendido de 600 ejemplares en 2016 a tan sólo haber de 7 a 8 para este año gracias a la pesca ilegal que se vive en Baja California Sur bajo la mano del crimen organizado que, aunque la vaquita no sea su principal objetivo, sí es parte de la mal llamada “pesca incidental”, parte de la pesca voráz de la Totoaba.
La Totoaba, o mejor dicho su vejiga -buche-, tiene un codiciado precio en el mercado Chino donde se pueden llegar a pagar hasta 60,000 dólares por ella debido a sus supuestos poderes afrodisíacos, su capacidad para reducir el colesterol, mejorar la circulación y rejuvenecer la piel.
Frente a este hecho de pesca feróz el gobierno es cómplice al permitir que haya hasta 65 barcos en la zona de tolerancia cero. Una vez cumplida esta tolerancia, la marina es la encargada de ir a retirar las redes tras el ataque de grupos de pesca furtivos a activistas.
La marina -grupo represor como la Guardia Nacional con los maestros en michoacán o con los migrantes haitianos- está encargada de proteger, no a la vaquita marina, sino a los mares que son propiedad del estado.
Ahora, tras la inacción del gobierno para frenar esta pesca y la acción incesante de grupos de pesca furtivos, Estados Unidos con la Comisión de Cooperación Ambiental, mecanismo del T-MEC, bajo la excusa de investigar una queja presentada por el Centro de la Diversidad Biológica pretende imponer sanciones comerciales a México.
Mientras que personajes como el biólogo Diego Ruiz Sabio -que ahora se encuentra en el exilio para impedir que su vida se sume a la lista de los defensores ambientalistas que el sistema capitalista ha asesinado- de la mano de grupos de activistas ambientalistas han intentado frenar la pesca ilegal de esta especie.
Pero a la pesca furtiva de la vaquita marina, la Totoaba, mantarrayas, tiburones -que también pescan estos grupos- así como la minería exctractivista o la tala desmedida no la va a frenar el gobierno de la mano de la marina, ni la intervención del imperialismo yanquee, ni más patrullaje ni zonas de tolerancia cero, todos productos de un sistema como lo es el capitalismo que con tal de acumular riquezas explota los recursos naturales del mundo.
Porque este es nuestro planeta, no de los capitalistas y no hay planeta B estas prácticas deben ser frenadas por la amplia movilización del pueblo trabajador, organizaciones estudiantiles, ambientalistas, de científicas y científicos que vivimos el problema. ¡No dejemos que nos siguan arrebatando nuestro planeta enfrente de nuestras narices!