Ayer IPESA nos arrebató a Mario Ponce. Es un crimen laboral, porque era evitable. Mario tenía 45 años, trabajaba en la planta de San Justo, La Matanza. Lo pusieron a laburar en una máquina con 50 años de antigüedad y en mal funcionamiento. Ya lo veníamos denunciando, porque había accidentado a otros compañeros.
Viernes 5 de agosto de 2022 12:14
Ayer y hoy en IPESA masticamos bronca y dolor, mientras que la patronal nos arrancó a un compañero. Masticamos bronca y dolor porque la muerte de nuestro compañero Mario Ponce era evitable. Es una de las tantas muertes en manos de los empresarios, a quienes no les importan nuestras vidas y que para ganar más y más, nos hacen laburar jornadas de 12 horas, o con máquinas que no funcionan bien.
Denunciamos varias veces que esta máquina así no iba más, que ya se habían accidentado varios compañeros; a uno de ellos la máquina le tragó la mano. También denunciamos que eran pocos los compañeros por turno a los que hacían laburar en esa máquina. Esto también es causa de su muerte. Lo denunciamos porque sabemos y tenemos muy en claro que estos empresarios, así como el resto, con tal de no poner un peso en inversión de máquinas y para nuestras condiciones de trabajo hace cualquier cosa. Y hoy nos mataron a uno de los nuestros. Fue un crimen laboral porque era evitable, y hoy la empresa IPESA lo tornó un hecho.
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Como si fuera poco, ayer, se pasearon por la planta con Diego Valenzuela, intendente de 3 de Febrero de Juntos por el Cambio, sacándose fotos con su equipo de prensa. La indignación tensó las venas: se sacaban fotos, en la “fábrica modelo”, donde hacía unas horas había fallecido nuestro compañero. Haciendo campaña con un total desprecio hacia nuestras vidas, cuando en la fábrica estábamos atravesando esta situación.
La vida de Mario, como la mía, como la de mis compañeros en la línea de producción no les importa a ellos. Producen tonaledas ganan millones… facturan en dólares, mientras nosotrxs cobramos una miseria; son parte de los empresarios que se enriquecen con el campo, mientras hay millones de personas pobres. Les venden las silobolsas al campo, y también los sachets de leche a La Serenísima y a nosotros nos tienen laburando en condiciones absolutamente precarizadas, que ni siquiera modernizan las máquinas. Son ellos los miserables, los parásitos que viven de nuestro trabajo. Nos arrebatan la vida.
La bronca recorre la fábrica… se siente en el aire cómo se masija la tristeza por perder a uno de los nuestros, el miedo también. La bronca que rechina entre dientes y entre miradas de odio, odio de clase. El miedo que no solo los empresarios generan, sino el sindicato y los delegados, que no hicieron nada hoy tampoco. Más delegados de la patronal que de nosotros, hasta tuvieron la cara para recorrer la planta diciendo que Mario fue culpable de su propio asesinato.
El sindicato, el nuestro es el del plástico, no hace nada por los laburantes. Eso lo sabemos: lo charlamos todos los días. Tienen que salir de sus oficinas y ponerse al frente de la pelea por nuestros derechos. Son unos vendidos y le dan, como la CGT, todo el poder al gobierno, ahora a su nuevo superministro Massa, y al FMI que quieren más y más la bota sobre nuestros cuellos. Más ajuste, más precarización laboral significa más muertes obreras.
Entre máquina y máquina charlábamos, atravesaban miradas de fuego, ninguna con la cabeza gacha del que se rinde. Era necesaria, y lo sigue siendo, una asamblea de todas las plantas para que los laburantes discutamos y resolvamos cómo seguir y cómo responder. Es claro que a ellos no les importa nuestra vida, pero nosotros la queremos defender y la hacemos valer. La muerte, el crimen laboral de nuestro compañero Mario la vamos a vengar.
Tenemos que impulsar Comisiones de seguridad e higiene bajo control de los trabajadores e independiente, votada por nosotros con plenos derechos, para discutir qué medidas son necesarias para trabajar sin riesgo, y exigirle a la patronal y el sindicato su efectivo cumplimiento.
Somos la clase productora, los que generamos y producimos todo, manejamos los servicios como el transporte, la energía, producimos los alimentos que consumimos. Tenemos que empezar a reclamar lo que nos pertenece, y terminar con que un minúsculo grupo de parásitos se apropie de ella.
Le mandamos un abrazo muy fuerte a su familia y nos ponemos a disposición.
¡¡¡Nuestra vida vale más que sus ganancias!!!
¡¡¡Basta de muertes obreras!!!
¡¡¡Comisiones de Seguridad e Higiene!!!
¡¡¡Justicia por Mario Ponce!!!