Mientras en el PRO sigue la interna por quien encabeza las listas, la UCR intenta irrumpir con la casi confirmada candidatura de Manes. Médico, promotor de la neurociencia, casi un predicador en los medios, un outsider de la política. Mucho marketing, el mismo contenido de siempre.
Nicolás Laguna @NicolsBenjamin7
Miércoles 23 de junio de 2021 22:13
Foto: Facundo Manes y María Eugenia Vidal
Hay ilusión en el radicalismo, eso demuestran y eso venden. La candidatura de Facundo Manes parece darle un nuevo aire al raquítico partido que encabezó la Alianza que gobernaba en 2001, cuando el país atravesaba una crisis durísima. Parecía que en la alianza de Juntos por el Cambio solo había lugar para la interna pública del PRO entre Larreta-Vidal vs Macri-Bullrich, mientras que el radicalismo se resignaba a su lugar de acompañante en la provincia de Buenos Aires y en la Capital. Ahora, el centenario partido mueve el tablero, buscando una PASO múltiple entre varios candidatos.
La elección de Manes no es casual, aunque tampoco hay un candidato competitivo para poner. Se busca mostrar algo nuevo y distinto. Un hombre que está por fuera, con "vocación" de servicio y ganas de ayudar. Como el científico que viene a renovar la política. Pero lo cierto es que no tiene nada de nuevo. Manes esta ligado a la política desde, por lo menos, hace 20 años.
En los últimos años, fue asesor del Gobierno de Vidal en la provincia, pero por poco tiempo. En 2017 se discutió la posibilidad de que encabezara la lista de diputados en el mismo distrito. Sin embargo, eso no cerró. Hoy el radicalismo lo impulsa con todo: sus principales líderes a coro acompañan su candidatura. Desde Ernesto Sanz hasta Alfredo Cornejo, pasando por el carcelero de Milagro Salas, Gerardo Morales, y los distintos dirigentes del AMBA.
Manes tiene una "ventaja": no está tan manchado (como el conjunto de su partido) con el desastroso Gobierno de Cambiemos. Esto lo reconocen desde el mismo radicalismo.
El médico es presentando como “ejemplar”. En su carrera figura que creó la fundación INECO, estudió en la Universidad de Cambridge y es un gran promotor de la inversión privada.
Sin embargo, si vamos más atrás en el tiempo, hay otras cosas que conocer. Su primer paso en la política fue, como ya se dijo, allá en el año 2001, mientras el partido del cual es parte hundía al casi del 50% en la pobreza, seguía endeudado al país ante el FMI y le robaba los ahorros a gran parte de la clase media.
En aquel entonces, Facundo, junto a la juventud de la UCEDE -el rancio partido de derecha liberal en donde empezaron su carrera Sergio Massa y Amado Boudou-, fundó el grupo “1810”. La primer gran aparición pública del grupo fue el envío de una carta al presidente de EEUU Bush para que la Argentina cumpla con el plan del FMI.
En la misiva se leía, textual, un pedido: “Que no aprobara envíos de dinero a la Argentina mientras ésta no completara las ‘reformas estructurales’ pendientes que exige el Fondo Monetario Internacional, especialmente la reducción del gasto público y la reforma política.”. Difícil encontrar una muestra más patente de sumisión a los intereses del gran capital imperialista.
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Como científico, Manes da cátedra de “neurociencia”: una teoría biologicista que busca una explicación a los grandes problemas sociales en las neuronas y su funcionamiento. Bajo este paradigma ha llegado a decir, por ejemplo, que “la pobreza genera un impuesto mental. Tenemos que intentar, con el aporte de la ciencia moderna, cambiar el esquema mental: que la gente bajo situaciones vulnerables deje de pensar en la próxima hora y empiece a pensar en un proyecto, que quiera mejorar en su vida”. Nada demasiado lejos de decir que sos pobre porque querés.
También sostiene que entre el hombre y la mujer hay "diferencias biológicas determinantes". Más similar a un pastor evangélico que a alguien que pasó por la universidad, sostiene que: “Existen diferencias en la anatomía cerebral entre hombre y mujer que sugieren que el sexo influye en la manera en que funciona el cerebro”.
Bajo la misma tónica, afirma que “en tiempos remotos, los hombres cazaban y las mujeres juntaban los alimentos cerca de la caza y cuidaban a los niños. Las áreas del cerebro pueden haber sido moduladas para permitir a cada sexo llevar a cabo su trabajo”. Nada que agregar.
Desde La Izquierda Diario ya hemos abordado el carácter de estos postulado. Como decimos en esta nota sobre la neurociencia: “La ideología de reducir toda explicación a sus aspectos biológicos se forja dentro del propio sistema capitalista, ligada a diversos intereses burgueses. Por un lado, oculta las causas sociales de los pesares de la clase trabajadora: explotación laboral, pobreza, xenofobia, falta de acceso al sistema de salud y viviendo, desigualdad en el sistema educativo. Luego, construye una responsabilidad individual, "te estás esforzando poco", o construyen grandes negocios para vendernos medicamentos, tratamientos o entrenamientos. En el peor de los casos, la culpa está en nuestros genes y no hay nada que hacer para cambiarlo.”
La nueva esperanza radical viene con olor a naftalina: “inversiones”, un discurso marketinero, aggiornarse a las nuevas tecnologías y necesidades del mercado (léase reforma laboral). El mismo programa que supieron aplicar cuando fueron Gobierno en el 2001 y en los 4 años del gobierno de Macri.