Sábado 3 de enero de 2015
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Adentrándome en la memoria, conocí al Nolo y a la Magda, su compañera de toda la vida, por mis padres. Mi madre cantó con ellos, y con mi madre aprendí Remolinos, que cantábamos en juntadas con sus amigos, con el Armando, el poeta de la media luna.
Cuando yo era niña, el Nolo hacía mágicos caleidoscopios, que vendía; yo tuve uno de ellos.
Con el paso del tiempo, con sus hijas Marina y Cecilia estrechamos amistades, y en la casa de siempre en el barrio Yapeyú, festejamos cumpleaños, y entre tonadas , cuecas y la trova Cubana, el Nolo nos prestaba su guitarra para compartir las músicas y los sueños.
No solo pintó los paisajes mendocinos y sus formas de vivir la simpleza de las cosas cotidianas con las palabras, sino que también lo hizo a través de bellísimas acuarelas, aún la conservo embelleciendo la pared de mi casa.
La última vez que lo vi fue en la marcha contra la megaminería, en defensa del agua , en silla de ruedas levantaba su estandarte, y es entonces cuando me aparece en la memoria la cueca del agua:
"Allá viene el agua entre la chipica,
con sus claros canto de menta
allá se viene con su sonrisa
a vestir de verdor la viña".
Y entonces vuelvo a recordar su música, su poesía ,el amor por su compañera de la vida con quien compuso El zarcillito, una cueca hermosísima, que pinta nuestras costumbres más bonitas.
El Nolo y la Magda trascienden en su obra y en sus hijas.
Muchos seguiremos cantando sus canciones en las peñas, en las juntadas de amigos, en los festivales por alguna causa noble, y se perpetuarán en los discos que supieron grabar grandes intérpretes de la música popular.
Y como escribió ayer la Ceci, su hija,” el Nolo atravesó el año de pie , sin rodillas, con la bandera de la belleza en la mano izquierda levantada, con la bandera republicana, con la de la poesía, con la de la paz que necesita de las luchas para conseguirla...”.
Te abrazamos en este viaje. ¡Hasta siempre, Nolo!