El referente del folklore cuyano falleció el jueves 1º de enero en su casa. Destacado compositor, poeta y folclorista, es recordado desde Mendoza.
Jueves 8 de enero de 2015
La Voz de La Tierra, La Voz del Agua
Nadie como ellos representaron con fuerza, ternura y sabiduría el canto de Cuyo.
La voz de Magda brillante, alegre, cristalina es la frescura precisa, como el agua.
La voz del Nolo terrenal, reflexiva, afable abre surcos a la poesía.
Una fórmula amalgamada de la música, casi extinguida en Mendoza.
El Dúo Nolo y Magda simbolizan no sólo una manera de cantar canciones del folklore cuyano, expresan mucho más que eso. Son la identidad misma, que ellos como pocos rescataron y preservaron; a contrapelo de dogmáticos, que sistemáticamente se encargaron de desplazar la voz femenina de la tonada, de la cueca y demás estilos cuyanos impostando y tratando de imitar lo irreemplazable. Contra esto tuvieron que lidiar Nolo y Magda, los que nunca renegaron de los orígenes de la música de su terruño donde la mujer tenía un rol importantísimo.
El Nolo no admitía el canto cuyano de otra forma; por ello, quizàs, no pudo seguir cantando, luego de la ausencia de Magda. La tierra no puede existir sin el agua, así de simple, así su creación y sus vidas.
Ellos nos dejan un valioso legado, una responsabilidad militante con la cultura, identidad que no se defiende en grandes escenarios, festivales y eventos oficiales o privados. Se fortalece como sólo ellos lo hicieron, con humildad, tenacidad, coherencia, dignidad desde una carpa en años duros o la casona levantada por sus propias manos, sin doblegarse ante las tentaciones del poder.
Tuve la fortuna de descubrir sus canciones en mi primer tiempo de exilio, recién llegado de Chile. Confieso que sentí entonces que algo esencial me hermanaba con esta tierra. Su amparo me llegó cuando escuché casualmente la maravillosa "Cueca del Agua" por la radio, en mi pieza de pensión. Uno de los temas de su primer disco de vinilo recién editado: "Los Rumores del Agua".
Después tuve la dicha de conocer al Nolo y ser su amigo.
Las huellas de este hombre son latidos que nos amarran al canto, como también a la pintura, que acuarela un mundo de justas y bellas alas.
El Nolo sembró vuelos revolucionarios.
Recuerdo un día, estando en la parada del micro, lo vi venir por una calle sombreada, la de plátanos centenarios, en su bicicleta. Mientras se acercaba comencé a silbar la "Cueca del Agua", pues no me atreví a cantarla, por temor a desafinar. Él se detuvo sonriendo para saludarme.
Así de simple era El Nolo. Así de simple era La Magda.
A la casa de La Higuera, debajo del Parrón, en mi pueblo San Vicente de Tagua llegó la noticia de la partida del Nolo. Partida que no lo es del todo.
Si quien lee estas palabras desea encontrar el Canto que acaricie su alma, el de Nolo y Magda, que salga al campo nuestro y respire hondo la música de su paisaje. Además puede entrar a la Escuela de las Barriadas donde ellos vivieron, allá por El Resguardo en Las Heras.
Sugerí sus nombres para nombrarla hace unos años y la comunidad toda los enarboló para siempre.
Auténtica Bandera de quienes fueron y son la voz de La Tierra, la voz del Agua.
Camilo Jimenez
Nolo y Magda
El agua se emparra
en el aire de sus canciones
y surca el verde
cuando al oeste
azula la cordillera
retratando otras razones
de ser cueca, tonada,
vuelo que enjarilla
y aroma de vigores
a la vertiente del alma.
Sus atrevidas voces
empujan al lucero
que historia al valle,
regado al alba
por quien despierta
la sazón de la tierra,
sólo si alguien canta
como acequia entre piedras.
Y Ellos
de a Dos
enzarcillan de música
a la buena gente
que enzorzala su tiempo
abotonada de rosas,
esas rosas del canto
canto de Ellos,
remolino de comienzos
tercos como chipica
claros como racimos
esas acuarelas del vino.
Nora Bruccoleri
