La Corona usó su discurso de Nochebuena para alertar del desgaste de las instituciones del régimen, respaldar las políticas de rearme, los acuerdos con la OTAN y la presidencia española de la UE en 2023.
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Domingo 25 de diciembre de 2022
Hace años que son mayoría las familias que a las 21h del día de Nochebuena que tienen el televisor apagado o en una cadena no generalista. La menguante cuota de pantalla del Discurso del Rey es la expresión del descrédito de esta reaccionaria institución entre millones, en especial las generaciones más jóvenes.
Sin embargo, en sus palabras, elegidas cuidadosamente para no salir de la ambivalencia borbónica en los temas más espinosos, se suelen concentrar los ejes de las políticas de Estado que todos los agentes del régimen deben respetar. En este 2022 dos fueron los temas centrales.
El primero, de esperar, la crisis institucional abierta tras el intento de reforma del sistema de renovación de los magistrados del Constitucional por parte del gobierno y el posterior golpe contra las Cortes de dichos magistrados, la creme de la creme de la casta judicial, para evitarlo.
El Rey no quiso mojarse demasiado en este terreno. Aunque le dedicó una aparte central del discurso, no se salió de un guión que podrá ser leído a su favor por los dos bandos en disputa. Partió de la tradicional defensa de la Constitución del 78 y los peligros que la amenazan, un corta y pega de otros años. De los tres riesgos mencionados, la división en la sociedad, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones, se quiso referir en especial a este último de forma abstracta.
Pidió "instituciones sólidas que protejan a los ciudadanos" y “que respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y sean un ejemplo de integridad y rectitud". Esta última parte, como siempre, con todo el cinismo posible desde una Jefatura del Estado que goza de inviolabilidad y salpicada de decenas de casos de corrupción en la última década.
Para lograrlo, Felipe VI exhortó a que “todos deberíamos realizar un ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones". Un sutil "tirón de orejas" que tanto se interpretará que se dirige al PP por su bloqueo de la renovación del CGPJ, como el PSOE por osarse a querer que se presenten candidatos propuestos por UP o ERC.
Que la Corona apueste porque haya acuerdo - sin definirse por cuál - le sirve para tratar de desvincular a Zarzuela de la crisis. Un ejercicio de “pasaba por ahí” que no se sostiene. El empoderamiento de la casta judicial que ha llevado al bloqueo y al golpe sobre las Cortes, no sería posible sin la carrera de la Judicatura en la última década para hacer lo mismo de forma sistemática contra el Parlament catalán. Y en aquella guerra, tanto el doliente PSOE de hoy como el Felipe VI del “a por ellos” fueron engranajes fundamentales.
El otro gran eje fue el que ha marcado 2022 y seguirá haciéndolo en 2023, la situación abierta por la reaccionaria invasión rusa de Ucrania. En este terreno Felipe VI vino a saludar y bendecir la política imperialista del gobierno PSOE-Unidas Podemos, que es plenamente respaldada por la derecha del PP y la extrema derecha de Vox.
Sobre la guerra reprodujo el discurso oficial de la OTAN y la UE: "nuestra seguridad se ha visto afectada. España, además de reforzar con nuestros aliados la capacidad de defensa colectiva, se ha unido a la inmensa mayoría de la comunidad internacional para apoyar a Ucrania". Apoyo así explícitamente tanto la intervención indirecta contra Rusia, como la política de rearme imperialista llevada adelante y que tuvo su primer escalón en los PGE2023 con un 26% más de gasto militar.
Tuvo también palabras para saludar la Cumbre de la OTAN celebrada en junio en Madrid. "Sirvió para reforzar la unidad de todos los miembros de la Alianza, y también de la Unión Europea", dijo refiriéndose a la reunión en que se votó un nuevo Documento Estratégico orientado al choque contra Rusia y China, la ampliación escandinava o incluir la inmigración entre los objetivos a combatir militarmente por los países miembros.
Por último, quiso referirse, a la importancia que tendrá para el Estado español la presidencia rotativa de la UE en el segundo semestre de 2023 para reforzar el que consideró es “nuestro gran marco de referencia político, económico y social”.
En el discurso hizo también algunas referencias a otros temas de importancia, como la inflación que está empobreciendo a millones de trabajadoras y trabajadores. Pero con una superficialidad descriptiva que no podía ocultar el carácter impostado de la “preocupación” que le acecha desde su lujoso palacio de la Zarzuela y sus 8 millones de retribución anual.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.