En sus cortos 45 años de vida Freddie Mercury logró trascender en la historia. Sus letras y su historia siguen pasando de boca a boca, entre fronteras y generaciones.
Jueves 24 de noviembre de 2016
A finales de los 80, en un mundo en el que el neoliberalismo empezaba a mostrar sus dientes, Freddie Mercury hacia saltar y corear a millones de jóvenes. Revolucionó al mundo de la música con sus melodías, pero también con sus peinados, su maquillaje, su vestimenta, su forma de bailar y pararse frente al escenario. Y por supuesto, su corona.
Un día como hoy, hace 25 años, la reina del rock dejaba para siempre este mundo. Horas antes fue visitado en su casa por Elton John y Dave Clark, dos de sus grandes amigos, pero ya no respondía.
Es que Freddie, un día antes de su partida, había desatado una polémica. Había decido romper el silencio e irse gritando para que ese chillido se expanda por el mundo entero. Un grito que llegó hasta nuestros días. Para que la culpa se vaya. Para no seguir viviendo en las sombras. Para que la valentía llene los cuerpos.
"Respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas, deseo confirmar que he dado positivo en las pruebas del virus y que tengo el sida. Es hora de que mis amigos y mis fans en todo el mundo conozcan la verdad, y deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella” explicó en una conferencia de prensa. “Mi intimidad siempre ha sido algo especial para mí y soy conocido por las pocas entrevistas que concedo. Por favor, comprendan que esta pauta continuará".
Era la primera vez que un artista de tanta popularidad hablaba del VIH y del sida, y
lo hacía público. Una enfermedad que se llevaba a muchos pero de la cual no se hablaba. O que mediante la medicina se imponía un mecanismo de control social, de patologizar las conductas humanas. De condenar el placer sexual.
Los medios de comunicación británicos, no tardaron en responder a esta idea. Nuestra estrella apareció en todas las portadas. Titulaban: “Las amistades peligrosas de Freddie Mercury” “Freddie Mercury, víctima de una extraña enfermedad” “Durante sus giras, Fredy Mercury pasaba las noches con un hombre diferente” y lo mostraban flaco y hasta con las ulceras que le provocó su enfermedad.
Veinticinco años después vemos desfilar a políticos, empresarios y mediáticos sacándose fotos y recolectando fondos contra el VIH/Sida. Y si bien es una enfermedad que se empezó a conocer, la criminalización, la persecución a nuestra sexualidad y a las personas que viven VIH sigue estando.
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Hoy en Argentina denuncian que faltan insumos para realizarse los estudios necesarios para los diagnósticos, no hay medicación antirretroviral suficiente, como tampoco material de prevención: preservativos y lubricantes. La falta de folletería y campañas en espacios públicos, escuelas, universidades y lugares de trabajo por parte del estado. Y ni hablar de que no hay educación sexual en las escuelas secundarias, pero también en el resto de los niveles educativos, que genera desinformación, mitos y tabúes por la injerencia de la iglesia en el estado.
“Show must go on” cantaba quien se convirtió en referente en la lucha contra el VIH.
El show debe continuar aunque él no este de pie. Nuestra lucha también.
Porque queremos que nos deseen. Porque queremos saber cómo cuidarnos sin correr riesgos. Porque queremos explorar y disfrutar el placer de nuestros cuerpos sin que nos criminalicen. Porque queremos ser totalmente libres, seguimos luchamos.
Con la furia de siglos de ser perseguidos, reprimidos, discriminados. Con la furia por las vidas que se llevó el sida, nos organizamos para terminar con este sistema que solo nos ofrece opresión y explotación.