La parte del impuesto a las Ganancias que pagan directamente las empresas es apenas un poco mayor a lo que recae en asalariados. Beneficios impositivos, "contabilidad creativa" y distintas deducciones permiten a las grandes empresas reducir la incidencia del impuesto, mientras que para los asalariados significa un tope de salario de bolsillo. Una estructura tributaria cada vez más regresiva.
Lucía Ortega @OrtegaLu_
Miércoles 19 de julio de 2023 09:13
Cerca de un 20 % de lo recaudado en impuesto a las Ganancias lo pagan los asalariados. Foto: Telam.
El impuesto a las Ganancias es el segundo impuesto que más aporta a la recaudación después del Impuesto al Valor Agregado (IVA), representando entre el 21 % y el 24 % de los ingresos tributarios del Estado Nacional y alrededor de 5,4 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Pero una parte importante de este impuesto no lo pagan las grandes empresas sino los asalariados, profesionales independientes, pequeños comerciantes, jubilados, entre otros. De acuerdo a datos de AFIP, puede estimarse que 1 de cada 5 pesos recaudados de Ganancias (entre 17 % y 20 %) es retención de la cuarta categoría, es decir, el impuesto al salario y también a jubilaciones. Mientras, lo que pagan en forma directa las Sociedades (empresas) alcanza al 23% del total recaudado del impuesto, lo que muestra que lo que contribuyen unos y otros es muy similar.
Otro 6 % de lo recaudado es comprendido por "pagos directos de personas humanas y sucesiones indivisas", entre los cuales se encuentran aquellos ingresos personales de autónomos, y el restante 54 % lo representan retenciones aduaneras, facilidades de pago, retenciones sobre beneficiarios del exterior y un gran "resto", conceptos que de la forma en que son presentados por AFIP no permite identificar claramente sobre qué sujetos recae el impuesto.
De esta forma, el tratamiento del impuesto a las Ganancias que hace que al menos un 20 % del total recaudado (lo que significa cerca del 1 % del PIB) recaiga en aquella parte de la población que para vivir depende de su salario, contribuye a la regresividad del sistema impositivo. Esta estructura de por sí se sostiene mayormente en impuestos indirectos al consumo como el IVA, impactando en mayor medida en los asalariados y sectores de menores ingresos.
Cuánto pagan los asalariados
El mínimo de salario bruto mensual a partir del cual un trabajador en relación de dependencia comienza a tributar Ganancias es en la actualidad de $ 506.230 para solteros/as sin hijos ($ 420.171 netos de aportes a la seguridad social) y de $ 550.195,12 para casados/as con cónyuge a cargo. En los casos en que el salario bruto supere $ 506.230 (solteros/as) pero resulte inferior a $ 583.851, se computará una deducción especial incrementada.
Son alrededor de 1 millón los asalariados que pagan Ganancias, lo que representa aproximadamente el 10 % de los asalariados registrados (privados y públicos). El ministro de Economía, Sergio Massa, había sostenido a inicios de año que la suba del mínimo imponible redujo la cantidad de contribuyentes asalariados a 600.000, pero ya en mayo de este año su propio Ministerio reconoció que afecta a cerca de un millón.
Algunos de los sectores de actividad más alcanzados son el petróleo, química, minería, laboratorios, automotrices, energía, bancarios, informáticos, transporte aéreo, fluvial y marítimo, alimentación, entre otros.
Pero desde Economía también se reconoció que casi el 50 % de los asalariados que tributa el impuesto está en el "piso" de los contribuyentes y percibe salarios de entre 500 mil y 800 mil pesos brutos. Es precisamente en esa franja en donde el impuesto actúa como un “tope” al ingreso que pueden recibir los trabajadores, ya que una vez deducido el impuesto terminan cobrando en mano un monto prácticamente fijo de 420-440 mil y 500 mil pesos (dependiendo si tienen cónyuge e hijos o no). Es decir, por más que los trabajadores se esfuercen en hacer horas extra, o conseguir suplementos, en tanto se mantengan en ese rango de ingresos la diferencia en el salario recibido "de bolsillo" será muy poca.
Esto tiene que ver con que los últimos cambios elevaron solo el mínimo no imponible, no se modificó la escala con los rangos de ingresos que definen qué alícuota se aplica en cada caso, ni tampoco subieron las deducciones (los descuentos que se hacen sobre el ingreso antes de calcular el impuesto). Por ello, si bien las alícuotas van desde un 5 % sobre la mal llamada "ganancia imponible" a un 35 %, al no actualizarse las escalas rápidamente los asalariados pasan a pagar la alícuota de 35 %.
De esta forma, la incidencia efectiva es del 10%, 12%, 18% y más del sueldo bruto mensual [1]. Las deducciones posibles al impuesto son pocas (préstamo hipotecario, trabajadora de casa particular, hijos) y no hay forma de postergar el pago, ni moratoria ni planes de pago posible como sí tienen las empresas: a los asalariados se les retiene el impuesto directamente del sueldo.
«Los asalariados dejan entre un sueldo y un sueldo y medio al año en Ganancias.»
En dinero, por ejemplo para salarios entre 600 mil y 800 mil pesos implica una retención de entre 75 mil a 150 mil pesos, el equivalente a un alquiler mensual, o en términos anuales, como dejar de percibir el aguinaldo y cobrar 12 meses en lugar de 13. Es decir, los asalariados dejan entre un sueldo y un sueldo y medio al año en Ganancias.
Lo que se termina cobrando en mano (420 mil-440 mil pesos) apenas permite superar la canasta de consumos mínimos que calculan los trabajadores de ATE-Indec de en unos $ 345.151 para el mes de mayo. El "techo implícito" de ingresos de bolsillo para un asalariado, especialmente para la franja de entre 500 a 800 mil pesos, implica un límite de hecho al ahorro, al acceso a mejores condiciones de vida, en definitiva, a las aspiraciones que "los de arriba" permiten tener a "los de abajo". Demás está decir que para la gran mayoría de la clase trabajadora que está excluida de pagar el impuesto, la "aspiración" es lograr llegar a fin de mes.
De acuerdo a la AFIP, en el año 2021 se recaudaron $ 2.346.646 millones en pagos directos y retenciones en dicho tributo, de los cuales $ 442.448 millones (19 %) provinieron de la "Retención art. 79 Ley Impuesto a las Ganancias, inciso A, B y C", esto es, las retenciones que se hacen sobre los salarios de los trabajadores, y para el 2020 esa proporción había sido de un 22 %.
Los últimos datos informados para enero a septiembre de 2022 daban una recaudación de Ganancias de $ 3.125.177 millones. De ese total, el 17 % (unos $ 517.444 millones) correspondieron al impuesto al salario, proporción que tiende a incrementarse con el impacto de la inflación al aumentar la base de contribuyentes.
Cuánto pagan las empresas
Pero mientras para los asalariados que pueden intentar llegar a fin de mes y comienzan a pagar el "impuesto a las ganancias" se los castiga con resignar el equivalente a un aguinaldo en ganancias, las empresas, en especial las grandes, no pagan la alícuota íntegra que es de 35 % (para las ganancias arriba de $ 143 millones de pesos al año).
Esto es sí porque logran acceder a distintos regímenes de beneficios, moratorias y planes de pago y encuentran mil maneras de “contabilidad creativa” para deducir distintos conceptos del impuesto (donaciones, responsabilidad social, forman “Fundaciones”, honorarios, beneficios a empleados, y otros).
Esto hace que terminen tributando menos, lo que a grandes rasgos puede estimarse en alrededor de un 10 % sobre la ganancia efectiva, e incluso casos en donde no llega al 2 %. Veamos algunos ejemplos que se reconocen directamente en los balances contables:
- Arcor: en 2022, pagó en concepto de impuesto a las ganancias el 3,65 % en relación a las ventas o 12,41 % en relación a la ganancia bruta.
- Molinos: en 2022, pagó en concepto de impuesto a las ganancias el 0,34% en relación a las ventas o 1,38 % en relación a la ganancia bruta.
- Grupo Clarín: en 2022, pagó en concepto de impuesto a las ganancias el 1,76 % en relación a las ventas o 5,05 % en relación a la ganancia bruta.
- Tenaris (Grupo Techint): en 2022, pagó en concepto de impuesto a las ganancias el 5,24 % en relación a las ventas o 13,20 % en relación a la ganancia bruta.
- Ternium (Grupo Techint): en 2022, pagó en concepto de impuesto a las ganancias el 3,49 % en relación a las ventas o 14,60 % en relación a la ganancia bruta.
Algunos regímenes de promoción les permiten estar exentos en Ganancias o tener reducciones del impuesto como las leyes de promoción industrial, leyes de promoción no industrial, en el sector de la minería, sociedades de garantía recíproca (entidades financieras que dan crédito a las pequeñas y medianas empresas), la ley de la economía del conocimiento, entre otras.
Sólo con estos beneficios al capital, en el Presupuesto 2023 se estima que el Estado dejará de recaudar unos $ 355.320,9 millones en "regímenes de promoción económica" exclusivamente referidos a exenciones o reducciones impositivas en este impuesto. Esto equivale al 0,24 % del PIB, o por ejemplo, a seis veces y media el presupuesto asignado al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, o superando la misma cantidad de veces al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Por todo ello, no es de extrañar que los pagos directos de Sociedades (empresas) en impuesto a las Ganancias sumen apenas el 23 % de la recaudación total de ese tributo, apenas superando el aporte que realizan los asalariados (17-20%).
El impacto de la exención de jueces y funcionarios
Otro tanto vale decir para las exclusiones del pago del impuesto a magistrados y funcionarios del poder judicial (nacional y provinciales). Unos verdaderos "privilegiados" que por el solo hecho de pertenecer a esa casta, no sólo perciben ingresos millonarios y jubilaciones de privilegio, sino que también están exentos de tributar por este impuesto.
Se estima que este año el Estado nacional dejará de percibir $ 237.850,2 millones (0,16% PIB) por este concepto, superando la partida que reciben varios ministerios.
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Recién en el año 2017 dejó de regir esa exclusión para los nuevos nombramientos del poder judicial. Quienes han jurado en su cargo antes del 1 de enero de 2017 siguen exentos de pagar este tributo. Por ejemplo, de los 9 jueces federales penales de primera instancia de Comodoro Py, sólo una fue nombrada en 2019 y paga el impuesto.
Cuanto se paga en otros países
De conjunto, lo que se recauda por Ganancias (incluido el impuesto al salario) representa 5,4 % del PIB, cuando en países imperialistas o “centrales” representa alrededor del 15 % del PIB.
De acuerdo a la OCDE, en el año 2021 en países como en Dinamarca los impuestos a los ingresos y ganancias representaban el 30,7 % del PIB. En Nueva Zelanda el 19,3 %, Bélgica del 15 %, Italia el 13,8 %, Alemania el 12,9 %, Estados Unidos 12,8 %, Francia el 12 % y España el 11,4 %, por mencionar algunos ejemplos.
El promedio de los países de la OCDE es de 11,3 % la carga de estos impuestos sobre el PIB total, el doble que en Argentina.
En el caso de América Latina, cabe mencionar el caso de Chile, tan añorado por economistas liberales, es un 8,5 %. En Brasil, el 8 %, en México el 7,3 % del PIB. Algunos países por debajo de Argentina son Venezuela (3,5%), Bolivia (2,7%) y Nigeria (2,7%).
El salario no es ganancia
El ingreso mensual de quienes viven de la venta de su fuerza de trabajo (las y los trabajadores) es precisamente lo opuesto al ingreso de quienes lucran con el trabajo ajeno, es decir, de quienes cobran una ganancia por ser los dueños del capital.
La inmensa mayoría de los trabajadores ni siquiera son alcanzados por este impuesto justamente porque su salario no alcanza para llegar a fin de mes
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores viene manteniendo este planteo y consecuentemente es el único bloque que presentó un proyecto de ley para que todos los trabajadores bajo convenio estén exceptuados del impuesto, no así los gerentes y los que cumplen funciones vinculadas al comando empresarial.
Allá por marzo de 2015, en los días previos a un paro nacional en todo el país, la expresidenta Cristina Fernández tildó de "egoístas" a los trabajadores que reclamaban por estar siendo afectados por el impuesto a las Ganancias.
Por cadena nacional afirmó “los que tienen un trabajo bien remunerado tienen que ceder un poco de su sueldo para otros compañeros. Si no lo hacen, razonan como oligarcas”. Así, Cristina promovía la división entre las filas de los trabajadores apelando a que los que tenían un salario mejor colaboren con los pobres.
Pero siempre se habla de redistribuir dentro de la clase trabajadora, nunca se apuntan los cañones a los grandes grupos económicos: a los bancos, a los especuladores de la deuda, a las empresas privatizadas de servicios públicos, a los grandes grupos económicos locales y extranjeros. La discusión abierta es por qué son los trabajadores quienes más pagan impuestos, mientras siguen sin afectarse las ganancias millonarias de aquellos, engrandecidas con la inflación a costa del poder de compra de los sectores populares.
Durante los años ´90 el impuesto a las Ganancias sólo alcanzaba al personal jerárquico, como gerentes o supervisores. En 1999 el ministro de Economía de la Alianza, José Luis Machinea, estableció la conocida “tablita” y desde entonces cada vez más trabajadores fueron afectados.
Ningún gobierno intenta modificar lo que esta de fondo, la carga del sistema impositivo recae con toda la fuerza gravando el consumo popular y los ingresos de los trabajadores. Por eso hablamos de un sistema altamente regresivo, en donde más del 70 % de la recaudación no recae sobre el capital.
El planteo promueve la izquierda es eliminar este impuesto a la cuarta categoría para trabajadores bajo convenio y para jubilados. Porque el salario no es ganancia.
[1] Ejemplos de soltera/o sin hijos:
Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.