El programa de TV de la provincia de Córdoba, Giro a la Izquierda, realizó el día jueves 16 un homenaje al escritor uruguayo Eduardo Galeano, con motivo de su reciente fallecimiento. Paula Schaller, conductora del programa, entrevistó a jóvenes escritores de esa provincia: Eugenia Almeida, Licenciada en Comunicación Social y autora de El Colectivo, y a David Voloj, Licenciado en Letras, docente y autor de Fronteras latinoamericanas y Asuntos Internos.
Martes 21 de abril de 2015 00:04
HOMENAJE A EDUARDO GALEANO - YouTube
Paula Schaller: Eugenia, estuve leyendo el artículo que salió publicado en “La Voz del Interior” en donde vos hacías un análisis de la significación que tuvo Galeano y planteabas que si hubiera que encontrar una palabra para definir el trabajo que hacía, decías que sería “un cronista detallado de la belleza”. ¿A qué te referías con eso?
Eugenia Almeida: Yo en la nota esa señalaba algo que me parece es el corazón del trabajo de Galeano. Él era capaz de ser lúcido sin ser amargo; ser lúcido sobre la realidad que vivimos, pero siempre con una cuota de esperanza, siempre con un proyecto, con una utopía que sostener. Eso no es muy habitual en el mundo de la literatura, por lo menos aquel que tiene mucha lucidez suele tener una amargura muy profunda. Y Galeano podía escribir cosas espantosas, como las que describe en muchos tramos de “Las venas abiertas de América Latina” o “Los nadies”, ese texto magnífico de Galeano, y nunca perdía su capacidad de reconocer que el mundo es terrible, es injusto, pero que ese efecto de terrible y esa injusticia está provocada por nosotros y nosotros tenemos la posibilidad de cambiar. Pero que el mundo en sí es maravilloso. Eso a mí me impacta mucho. Yo no he visto gente tan lúcida y tan esperanzada a la vez; a veces uno lee escritores de una lucidez tremenda y queda como agobiado ante lo terrible sin margen para reaccionar. Yo no recuerdo un sólo texto que no termine de leer de Galeano, incluso, insisto, uno tan terrible como “Los nadies”, en que uno después de leer eso no sienta algo que tiene que ver con la vida. Quizás el ver cómo rebelarse ante esa injusticia que él describe tan bien.
David Voloj: En el discurso que da García Márquez cuando recibe el premio Nobel, ahí se ve esa misma textura de belleza y de horror conjugando, pero sin perder esa cuota de esperanza. Me parece que Galeano la expresa a lo largo de toda su obra. Y es una obra que te invita, por lo menos a mí, a pensar que la literatura puede no ser solamente un acto privado. Y especialmente la lectura se puede transformar en una forma de acercarse a alguien desconocido y pensar que existe alguien desconocido y que alguien te lo muestra y ese desconocido es importante. Es el primer efecto que yo recuerdo que me produjo leer a Galeano.
E.A.: Está también esto del cronista (hablo de él todavía en presente, me lo voy a permitir hasta que termine de digerir la noticia), es un andariego, es un viajero, es un vagabundo, es un tipo que puede recorrer y contar lo que pasa en una esquinita de Tegucigalpa, es un tipo que va a contar qué vio en un lugar de Cuzco. Entonces también esto, que dice David, de permitirnos conocer. Yo lo siento, como ese uno de nosotros que se fue a recorrer el mundo y a poner su mirada y a contarnos cosas, desde su mirada, que no hubiéramos podido ver.
Paula Schaller: Sí, inclusive Galeano reivindicaba también una concepción de la literatura más amplia que el libro escrito, que la poesía, que el cuento, que la novela. Y justamente recogía también, como parte de la literatura, el periodismo en un sentido más amplio. Lo reivindicaba por ejemplo a Rodolfo Walsh en este sentido, una concepción de la crónica como literatura.
D.V.: A mí me resultó extraño descubrir a Galeano porque para mí las biografías tenían un formato bastante clásico y la literatura se vinculaba con la ficción. Y de pronto aparece alguien que hace crónicas o biografías de personajes que son personas y que habitan una realidad más próxima y lo hace desde el afecto.
Entonces eso me desestabiliza como lector. Esas fronteras entre los géneros que se traspasan y que se escriben con la misma palabra. Y esa decisión estética, se toma también como una decisión política. Y cuando yo lo descubro en los noventa, en un pequeño libro que se llama “Contraseña”, encima me encuentro con dibujos en sus libros, con calaveras que están bailando y festejando al lado de textos que hablan de la dictadura y del exilio. Entonces ahí veo eso que decías vos (Eugenia) de la belleza, ese horror que, a pesar de ser producido por el hombre, encuentra una cuota de esperanza y creo, en ese sentido, cuando lo empecé a leer en los noventa había que tener un poquito de esperanza.
E.A.: Mucha.
D.V.: O mucha…
E.A.: En toda la obra de Galeano y en todo su accionar como escritor, como intelectual que piensa la realidad política, todo el tiempo él ponía en juego una concepción de la cultura que tiene que ver con reconocerla como un derecho, no sólo el acceder a bienes culturales sino el poder producirlos. Él presta su espacio de escritura para que suenen las voces de personajes y personas que sino no entrarían en la literatura. Y creo que es muy importante esta costumbre de grabar sus textos. Yo recuerdo, en un momento me fui a vivir a otro lado, me fui de la Argentina, y el regalo que me hicieron fue un TDK que tenía de ambos lados los cuentos de Galeano, los textos. Y tengo la imagen de Suiza con nieve y la voz de Galeano como una compañía invalorable. Y he visto, he estado en lugares donde el 80 por ciento de las personas que estaban ahí eran analfabetas, reunidos alrededor de un grabador doble cassettera con un cassette de Galeano y la gente fascinada de poder acceder a eso. No todos los escritores piensan en cómo llegar a alguien que no tiene la herramienta básica de poder leer, que a veces en algunos ámbitos damos por sentado que todo el mundo puede hacerlo. Él, yo creo que se preocupaba por eso también. Y yo creo que su grabar, además de tener una voz maravillosa, y una maravillosa forma de leer, su costumbre de grabar sus textos, también, tiene que ver con reconocer el derecho a la accesibilidad de los bienes culturales.