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Red Internacional
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Informe. Gran parte de la población de la villa 21 24 tiene problemas en el acceso al agua

Un relevamiento de la situación del barrio informa que gran parte de la población no cuenta con acceso a la red de agua potable o depende de alguna conexión informal. Los problemas de acceso llevan a las familias a gastar más en agua que en un hogar de Palermo. Además un 66% refiere haber sufrido inundaciones y un 13 % enfermedades referidas al agua.

Sábado 27 de marzo de 2021 16:46

Foto: Maxi Failla

Foto: Maxi Failla

Se publicó un informe de la ONG Sumando que relevó la situación desigual al acceso al agua en la villa 21 24 ubicada en los barrios de Barracas y Nueva Pompeya. La situación que se describe a partir de los datos recolectados con distintas métodos es preocupante. Gran parte de la población no cuenta con conexión a la red de agua existente y otros dependen de conexiones informales. Además los que tienen acceso tienen una presión muy baja que terminan necesitando llenar baldes o colocar bombas que se puedan comprar y otros elementos.

Según el Censo Nacional del 2010 en la villa 21 24 viven 31.018 personas. Sin embargo, por los datos que informa la fotogrametría realizada por el Ministerio de Desarrollo Urbano en 2013, se calculan unas 54200 personas que habitan en la villa más extensa de la Ciudad de Buenos Aires. Además más del 70% de hogares encuestados tienen más de 4 personas residiendo ahí y sumado al actual contexto de pandemia, la falta de agua y de espacio expone enormemente la salud de la mayoría de la población.

Las encuestas se centraron en la zona de Tierra Amarilla y consultados por la problemática con el tendido de red el 48 % responde que directamente no tienen acceso y el 38 % responde que sufren la baja de la presión. Otros problemas con el agua que mencionan son las inundaciones y el sabor y olor de la misma.

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Antes estos problemas el 71 % afirma que juntan agua en botellas, baldes o bidones, mientras que el 14% compra agua envasada. Con respecto a la presión del agua es un problema que abarca a casi todo el barrio, detalla el informe, y como solución el 67 % afirma que junta en bidones el agua cuando sale, el 17 % compra un motor de agua y otro 17 % adapta sus horarios según la presión.

Con respecto al agua que usan para consumir, el 72,3 % afirma que la consiguen por red, directamente en su hogar o a través de un vecino (mangueras o conexiones informales). Un 23,4 % compra agua envasada y por último un 4,26 % de los encuestados afirmaron que consumen solo el agua que juntaron en ollas, baldes o botellas.

La salud expuesta

Todo esto afecta obviamente la higiene y la salud. El 76 % de los encuestados afirma que deben cargar manualmente baldes para tirar el inodoro y hacer correr la descarga. Un 18 % no cuenta con bacha para el aseo en el baño.

Con respecto a dónde va el agua utilizada en el hogar “el 61% de los vecinos afirma que la descarga del inodoro se dirige a la cámara de inspección, el 16% comunica que va directo al pasillo donde se ve en la zanja el agua eliminada; el 8% comunica que va al pozo ciego y el resto, no sabe o no contesta” se detalla en el informe. A partir de esto un 13 % afirma que ellos o miembros del hogar tuvieron enfermedades o problemas de salud por el agua.

Toda esta situación de la red de agua y provoca inundaciones en el barrio. El 66 % reconoció que sufrió inundaciones en su barrio y el 5 % expresa también se le inundó su casa. El 52 % lo asocia con el taponamiento que provoca la basura, ya que no cuentan en gran parte del barrio con recolección. Un 32 % responde que las inundaciones son propias de la infraestructura que se encuentra en el barrio.

En la Ciudad más rica del país los que más pagan para tener agua son los pobres

El documento compara los gastos para acceder al agua y concluye que estas familias al necesitar motores o directamente comprar agua envasada terminan gastando más que en un hogar de Palermo. Estas bombas de agua cuestan alrededor de $5300 pesos y las tienen que usar entre las la medianoche y las 6 de la mañana por la presión, y ni hablar de que dependen que no haya un problema eléctrico, como suele suceder. “Esto muestra que las condiciones de acceso a agua segura no sólo son desiguales en términos de contar con infraestructura, condiciones de tratamiento antes y después del uso, sino económicos”.

Justamente un 84 % ve como responsable de esta situación a Aysa y un 68 % al Estado. Y en el informe se detalla que un 32% han participado en acciones como cortes de calle, marchas, reclamos administrativos o acciones de solidaridad entre vecinos para arreglar entre ellos el problema al acceso al agua, mientras que el otro 64% dice no haber participado principalmente porque no tuvieron tiempo.

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Las promesas de obras para solucionar el acceso al agua se vienen haciendo desde hace años, y como también se explica en el informe, el Gobierno nacional y el Gobierno de la Ciudad se vienen pateando la responsabilidad, pero no hay solución. También desde Aysa se vienen haciendo promesas que no se cumplen o brindando soluciones mínimas que no alcanzan para nada, como camiones cisterna que llegan solo a una parte de la villa o entregas de sachet de agua que sirven muy poco.

Durante la pandemia este problema costó vidas, y la villa 31 se convirtió en un foco de contagio después de semanas que no hubiese agua potable. Ante el crecimiento de casos de covid-19 los más pobres son los más expuestos nuevamente, y que se encuentran vulnerados en derechos tan básicos como el acceso al agua potable.