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Red Internacional
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desastres no naturales. Grupo Carso se beneficiará por el desastre en Acapulco

Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim buscar beneficiarse del desastre que sufrió el puerto de Acapulco por medio de obtener los contratos para la reconstrucción de la Ciudad.

Lunes 6 de noviembre de 2023

La calamidad que provocó el paso del Huracán Otis por el puerto de Acapulco demostró al menos dos puntos: el primero es que los desastres no son naturales, pues son producto de la barbarie capitalista y que los grandes empresarios lucran con la destrucción y el sufrimiento de la gran mayoría.

Según lo que informaron diversas fuentes, Grupo Carso que es propiedad de Carlos Slim, conglomerado que concentra a empresas de diversas ramas (como las telecomunicaciones, construcción, servicios financieros, etc) tuvo un alza en sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) pues se proyecta que sus servicios serán solicitados cuando el gobierno inicié la reconstrucción del puerto de Acapulco, Guerrero.

Así, las acciones de Carso subieron en la última sesión de la BMV y con ello se recuperaron casi totalmente de las pérdidas acumuladas del 10 por ciento que sufrieron desde finales de octubre, cuando reportó sus resultados del tercer trimestre que incumplieron con las expectativas.

Ni lento ni perezoso, Carlos Slim organizó una reunión con empresarios del turismo, de la construcción y con autoridades locales y federales con el fin de preparar un plan de reconstrucción. A decir del gobierno los daños se calculan entre 10 mil y 16 mil millones de pesos.

Desastre para muchos, ganancias para pocos
El desastre que significó el paso del Huracán Otis por Acapulco está lejos de ser un accidente. Tiene causas sociales muy profundas. La primera es el calentamiento global.

Tal como lo había advertido la comunidad científica desde hace décadas, el calentamiento de los mares genera un desequilibrio en el metabolismo ecológico, provocando que fenómenos naturales (como las tormentas) que se han repetido por millones de años, tomen una fuerza no vista y se den en épocas del año en que no se esperaban. Justo son las grandes empresas transnacionales y sus gobiernos (Estados Unidos y China son los ejemplos más claros) son las principales responsables porque son las que más contaminan y se han negado abiertamente a bajar sus emisiones de CO2.

Por otra parte, diversos especialistas habían avisado que la infraestructura de Acapulco era insuficiente y deteriorada por falta de inversión pública. Es decir, aspectos como el desagüe, muros de contención y refugios correctamente diseñados fueron abandonados por el gobierno del Estado como por la federación por lo que cuando llegó el fenómeno meteorológico, golpeo con especial furia no solo a la zona hotelera, sino a las partes altas de la ciudad en la que viven las personas más humildes y las que trabajan en la parte turística.

Lo que es un drama para la mayoría de la población acapulqueña es vista como una oportunidad de hacer mucho dinero por parte de empresarios como Slim. No olvidemos el desplomé de la línea 12 de la Ciudad de México en el 2021. Justo la empresa de Slim, Grupo Carso fue la responsable de la construcción deficiente de ese tramo del metro y que costó decenas de vidas y, que, a pesar de la gravedad del hecho, quedó impune.

Esto es así porque, para los grandes empresarios lo importante no es una reconstrucción que cubra las necesidades de los pobladores, sino obtener jugosos contratos que representen miles de millones de pesos.

Una posible salida es que el gobierno destine directamente todos los recursos necesarios para la reconstrucción y estos sean gestionados por los trabajadores y habitantes de Acapulco, saltándose a los empresarios que sólo buscan grandes ganancias. Para obtener este dinero se debe dejar de financiar a la Guardia Nacional y dejar de pagar la fraudulenta deuda externa.

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