Egresados de los posgrados lanzaron un petitorio donde exigen al Conacyt y al gobierno federal oportunidades de empleo con salarios dignos y acordes a su preparación académica.
Jueves 23 de junio de 2022
Un grupo de alrededor de 200 investigadoras e investigadores que laboran en todo México, publicaron en la página de Change.org un pronunciamiento para mostrar su inconformidad con la política de precarización laboral que persiste en el sector de la ciencia y la tecnología, con el que reunieron más de 15 mil firmas en pocos días. También redactaron una carta que fue enviada a la Presidencia de la República, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y a las dos cámaras del Congreso de la Unión, ya que mantienen la postura de no crear nuevas plazas.
En su momento utilizaba el programa Cátedras Conacyt, creado en 2014, como salida parcial al problema de la precarización y el desempleo de los postgraduados. Es importante tener en cuenta que, dicho programa ha sido señalado por usos incorrectos y malversaciones.
La crisis en este sector se desarrolló luego de que se emitió la última convocatoria en 2019. Durante el año más agudo de la pandemia, el 2020, no se publicó convocatoria, sino hasta el 2021, cuando la dirección del Consejo lanzó una nueva convocatoria para un programa bajo otro nombre: Investigadoras e Investigadores por México. Esta situación, ya había despertado las protestas que dieron origen al Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de Investigación de Cátedras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Siintracatedras).
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Condiciones del nuevo programa
Cátedras Conacyt iba dirigido a quienes tuvieran estudios de doctorado y posdoctorado, creaba un convenio de investigación con una universidad que prestaba las instalaciones requeridas para realizar dicho proyecto, mientras que el pago corría a cargo del Consejo. Este programa originalmente aceptaba alrededor de 500 investigadores con plaza cada año, en contraste con Investigadoras e Investigadores por México, quienes otorgaron, en noviembre del 2021, solo unas 30 plazas ante las solicitudes de casi 4 mil investigadorxs.
Desde entonces, la institución dirigida por María Elena Álvarez-Buylla ha modificado de forma arbitraria las fechas de la convocatoria del programa y prorrogado la entrega de resultados y sin transparencia. De modo que, un grupo de investigadores tuvieron que hacer una solicitud de información gubernamental para saber que, hasta el momento, han sido aceptados sólo 106 proyectos para obtener plaza, muchos menos de los reportados por Álvarez-Buylla que, según anunció, fueron mil 233.
Además, los mecanismos de selección son muy restrictivos ya que el investigador proponía un proyecto que debía presentar a una universidad, para luego obtener una carta avalando la investigación, firmada por el representante de esa institución, y sumado a esta complejidad, para cumplir este requisito, el tiempo que le dan es tan sólo dos semanas.
Este método, complica la posibilidad real de ese proyecto de investigación y propicia la elitización del sector universitario de la ciencia y tecnología (política que de por sí ya era aplicada por los partidos neoliberales), pues en casos como el de la UNAM, para un egresado del posgrado que no sea realmente cercano a las autoridades universitarias, conseguir esa firma realmente sería imposible, lo cual también aplica para el grueso de las universidades, reservando las oportunidades para una élite académica.
Por otro lado, la convocatoria pedía alinear las metas de la investigación con los Programas Nacionales Estratégicos, los Pronaces, 10 temas que engloban problemas urgentes del país a los que la ciencia podría darles solución. Pero da prioridad a los programas relacionados con las inversiones que promueve el gobierno de la 4T al servicio de la ganancia privada y no al servicio de las mayorías, como es el caso de la vacuna Patria.
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Conacyt ha respondido a las críticas arguyendo que ha brindado múltiples apoyos a mexicanos con estudios de doctorado, lo que significa la entrega de 5 mil 163 becas para estancias posdoctorales desde 2019 a la fecha. Pero es una condición pasajera de máximo dos años, en el caso de los postdoctorantes, después de lo cual, estos trabajadores de la ciencia se enfrentan de nuevo al desempleo. Sumado que, en febrero de este año, muchos de esos investigadores de postdoctorado denunciaron que el Conacyt no les había pagado las becas, por lo que tuvieron que movilizarse para lograrlo.
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Unidad ante la precarización
Sería un gran avance contra la precarización, que las y los investigadores buscasen la unidad con el resto de las y los trabajadores de la ciencia y tecnología, que como sabemos, en su mayoría, padecen de las mismas condiciones laborales. A la vez, es necesario buscar la unidad con otros movimientos dentro del gremio, como el Siintracatedras, y luchar juntos para imponer al Sindicato Nacional de Trabajadores del Conacyt la basificación de las y los jóvenes investigadores.
Es fundamental que trabajadores precarizados y sindicalizados unan sus fuerzas y peleen por democratizar sus sindicatos para luchar en mejores condiciones por las demandas comunes, como es el caso del sindicato del Conacyt. Y se coordinen con otras luchas con los mismos reclamos, como el caso actual del SUTIEMS, que, si bien estuvieron en huelga, no han logrado el cumplimiento de que se acabe con la precarización y se basifique a todos.
Ante esta situación que se profundiza a lo largo y ancho del país, una vez más, surge la exigencia a las federaciones y sindicatos que se reclaman democráticos, como es el caso de la Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios, de Educación Superior y Cultura (CNSUESIC), a que rompan su tregua con el gobierno, se movilicen y se pongan al servicio de un verdadero plan de lucha nacional para ponerle un freno a los claros avances precarizadores del gobierno y sus instituciones.
Se vuelve indispensable abrir el debate sobre ¿Qué ciencia necesitamos y al servicio de qué? ya que la orientación de la ciencia y la tecnología claramente no va dirigida al beneficio de las mayorías, por el contrario, está encaminada de múltiples formas a beneficiar a una minoría, ya sea porque el conocimiento se pone al servicio de las empresas y los megaproyectos que las benefician, o porque se beneficia a un reducido sector de académicos e investigadores con grandes sueldos y cargos vitalicios. Cuando la investigación tendría que estar al servicio de la clase trabajadora y los sectores populares, por ejemplo, en estos tiempos de pandemia encaminada a producir vacunas, evitando así multimillonarios pagos a las grandes a las farmacéuticas.