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Red Internacional
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Entrevista. Hay que volver a mostrar la fuerza que tenemos las universidades en las calles

Conversamos con Carla Poth investigadora docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Doctora en Ciencias Sociales, Becaria postdoctoral del CONICET e integrante de la Multisectorial contra el Agronegocio. El no inicio del semestre en las Universidades, los debates sobre la educación pública, el rol de las autoridades universitarias y el sindicato docente de la UNGS y cómo enfrentar los planes del gobierno de Milei, fueron algunos de los temas.

Domingo 25 de agosto

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  • La primera semana no iniciaron las clases en las universidades, el frente sindical convocó a paro de 72 y en la Universidad Nacional de General Sarmiento hubo paro total toda la semana ¿Cuál es la situación actual de los salarios docentes universitarios?

El paro se inició esta semana con diversas medidas de fuerza a lo largo y ancho del país, en todas las universidades nacionales. En primera instancia, se busca hacer visible el deterioro de las condiciones salariales de los trabajadores docentes y no docentes de las universidades. Particularmente, el sector docente ha perdido el 50% desde diciembre de este año de su capacidad salarial. De hecho, podríamos decir que los salarios no corrieron detrás de la inflación, sino que caminaron hacia atrás.

Pero esto no es nuevo. Los salarios de la docencia universitaria vienen con muchos años de caída. Sin embargo, en estos últimos meses el deterioro de la condición salarial se profundizó muchísimo y con mucha velocidad, en un contexto económico muy complejo.

Ahora bien, este es un primer elemento disparador. Algunos problematizamos que ese no es el único punto a discutir, sino que también hay un montón de cuestiones mucho más profundas para poner en la mesa de debate.

  • Además de la cuestión salarial ¿Cuáles son los otros reclamos de los trabajadores docentes de las Universidades?

Parece haberse dejado de hablar de la problemática del presupuesto universitario, planteando que el Estado Nacional ha dirigido ciertos fondos para resolver la situación de alguna manera. Lo cierto es que la situación presupuestaria no ha sido resuelta. Hasta hoy el presupuesto habilita a que las universidades estén abiertas, pero es necesario problematizar las condiciones en que abren y para qué abren.

Entendemos que la universidad tiene múltiples funciones: la principal claramente tiene que ver con enseñar. Y con respecto a eso, podríamos decir que la universidad funciona y puede continuar. Pero también hay una realidad: las universidades son espacios de producción de conocimiento y para eso es necesario financiamiento y presupuesto para la investigación. Al mismo tiempo, las universidades son espacios en donde se construyen relaciones con las comunidades y se produce conocimiento con el territorio y para eso la universidad tiene generalmente o debería tener financiamiento para la extensión. Hoy, estas acciones no sólo no tienen presupuesto (o tiene muy poco dinero) para ser realizadas, sino que a veces, se cumplen muchas veces por el dinero que sale de quienes investigan y hacen extensión.

  • ¿Cómo se puede debatir que no es solo una cuestión de los trabajadores docentes y no docentes?

La realidad es que hoy el presupuesto que se derivó a las universidades para continuar funcionando casi no llega a ninguna de estas dos funciones. Entonces hay que poner sobre la mesa el siguiente dilema: las universidades piensan dejar de lado esas dos funciones (investigación y extensión) de la universidad y se va a transformar simplemente en una institución de enseñanza, y si van a seguir desarrollando esas actividades y, en ese caso, a costa de quién. Lo que sucede hoy concretamente es que en las universidades esta discusión no se está dando y gran parte de estas dos cuestiones se sostienen con salarios docentes y no docentes. Entonces, la cuestión salarial se encuentra atada al problema del presupuesto de las universidades y hace al funcionamiento inherente de las mismas.

Por eso, es muy difícil plantear, al día de hoy, que la cuestión presupuestaria de las Universidades está resuelto, porque para mí y para muchos de los docentes que venimos discutiendo estas cuestiones, si vamos a decir que las universidades tienen el problema resuelto, entonces tienen que empezar a preguntarse ¿cuál va a ser su función social?.

De más está decir que esta lucha salarial está totalmente atada a la calidad educativa. Los docentes que cumplen cada vez más tareas por menos salario, que se buscan más trabajos para poder subsistir, o que incluso dejan su puesto de trabajo para conseguir trabajos mejor remunerados es una realidad que afecta el trabajo en las aulas y atenta contra la formación y trayectoria educativa de los estudiantes.

Para nosotros esto es algo que también hay que poner sobre la mesa. Hay que poder discutirlo porque también hace a los vínculos en esta lucha. Si dejamos solamente el problema anclado en la cuestión salarial como una necesidad del docente (que no deja de ser válida porque hace a su subsistencia), pareciera que la lucha solamente está asociada a que los docentes y no docentes generen sus medidas de fuerza en soledad. Sin embargo, esto es un problema que afecta a la comunidad estudiantil y a toda la comunidad universitaria porque seguimos hablando de que la universidad no está pudiendo funcionar, y por eso es central ponerlo en agenda en las discusiones.

  • En la marcha del 23 de abril grandes sectores de la sociedad salieron a apoyar a las universidades, pero luego las autoridades a través del CIN negociaron con el gobierno solamente la parte de funcionamiento que apenas representa entre un 10 y 15 % del presupuesto ¿Qué pensas del rol que están jugando las autoridades universitarias en el conflicto educativo?

No voy a hablar solo de estos años (en el gobierno de Milei), mi lectura es que las gestiones han sido funcionales a los recortes durante todos estos años. De hecho, pienso que, si el debate que te decía antes no se ha dado es por el posicionamiento de las gestiones universitarias. Tanto en la UNGS, pero también en muchas otras universidades, la postura ha sido la de seguir y no importa cómo. Entonces llegamos a un punto de estrangulamiento en el recorte presupuestario, luego de mucho tiempo en el que se naturalizó el funcionamiento de las universidades con salarios bajos y la precarización laboral de los docentes y no docentes.

Como te decía, la precarización laboral va de la mano del empeoramiento de la calidad educativa. Cuando un docente tiene que hacer multitareas o tiene que viajar a muchas universidades para poder tener un mínimo salario digno todo eso atenta contra la calidad educativa de lo que puede llegar a dar ese docente en el aula. Entonces, las gestiones han sido funcionales a esos recortes porque se acomodaron a funcionar cada vez con menos presupuesto atendiendo a lo que más o menos debería cumplirse. Y ese es un problema, porque así se ha naturalizado el recorte desde la gestión. Se ha planteado que se puede funcionar con lo mínimo, llevando a una naturalización del ajuste en todos los niveles: desde precariedad del trabajo hasta la del estudio.
Pero esto es algo que no sólo pasó en los últimos meses, sino que se construyó culturalmente durante muchos años de precarización de las universidades y claramente en ese contexto, las gestiones en algunos casos hicieron algunos pataleos, pero han sido funcionales a los recortes.

Otra de las cosas que se ha hecho evidente en este contexto de crisis, es que la gestión en particular ha tenido una función bastante negativa en términos de la construcción de espacios democráticos para los debates. Me parece que en esta situación se necesita mucho más de estos espacios para poner sobre la mesa los debates que hacen al funcionamiento y a la idea de qué universidad queremos. En estos contextos, es un gran desafío porque justamente hoy está la pregunta de qué tipo de democracia construimos y las universidades nacionales tienen la obligación de debatir y construir esa democracia, generando mecanismos de intercambio entre lo diverso, del acercamiento de las diferencias y de la contención de todas las voces posibles.

  • En el mes de septiembre hay elecciones de delegados de ADIUNGS ¿Cómo venís evaluando el papel del sindicato docente?

Me parece que por lo menos en esta semana han leído bien el ánimo de los trabajadores docentes en la universidad algo que no venía pasando. Mi lectura es que la misma naturalización del ajuste que hice de la gestión, de alguna manera también se sucede para la dirección del sindicato. No deja de ser un espacio donde parece muy difícil problematizar las condiciones laborales. Solo por dar un ejemplo, el primer cuatrimestre fue imposible hablar de licencias por formación docente…

Entonces creo que durante el primer cuatrimestre hicieron una lectura muy permisiva de lo que fue la situación y ahora llegamos a un extremo en que se dan cuenta de que claramente los docentes en la universidad no están dispuestos a seguir ajustando su salario, como tampoco estamos dispuestos a multiplicar nuestro trabajo por una magra paga.

Este ánimo caldeado por parte de los docentes universitarios ha sido leído por lo menos en esta medida, pero hay que ver qué es lo que pasa. Para mí, es central que el sindicato alimente mucho más el trabajo interclaustro, que construya espacios democráticos llamando a asambleas abiertas. Es central que el sindicato reconozca que no representan sólo a sus afiliados, sino que representan a toda la clase trabajadora docente de la UNGS (afiliados o no), porque firman paritaria por todos. La no afiliación de los docentes puede ser una circunstancia. De hecho hay un montón de docentes que no están sindicalizados por sus condiciones contractuales porque están hace poco o porque cobran poco, pero el gremio los representa igual. Por eso, creo que es central poder abrir el debate a toda la clase trabajadora docente de la Universidad.

  • Luego de esta primera semana de paro ¿Cómo pensas que debe continuar el plan de lucha?

Que en la UNGS se haya convocado un verdadero no inicio del cuatrimestre eso es un triunfo nuestro y me da esperanza. Considero que la semana que viene hay que juntarse para poder hacer una lectura política de esta situación y que nos tiene que encontrar trabajando interclaustro. No solo en la asamblea, sino que también este trabajo tiene que ver con la situación del aula, los docentes que volvemos a dar clases la semana que viene no podemos volver a las cursadas como si no hubiera pasado. Tenemos que dar cuenta de que todavía no se resuelve la situación y que esta sigue siendo sumamente conflictiva. Esto implica también analizar cómo construimos espacios democráticos también en las aulas, porque los docentes tenemos la obligación de generar ámbitos democráticos para que los estudiantes puedan problematizar las cosas que los están afectando en este contexto de crisis.

Además, es necesario lo antes posible volver a mostrar la fuerza que tenemos las universidades en la calle, más allá de las acciones territoriales que hagamos en la UNGS. Hay que trabajar de manera centralizada, al estilo de lo que fue la marcha del 23 de abril porque mostró que las universidades cuando quieren se despiertan y que pueden estar en las calles, por eso hay que poder replicar una cosa así.

  • Vos das clases de la materia Problemas Socioeconómicos Contemporáneos en la que se ven los modelos de desarrollo de Argentina y en particular el gobierno de Menem donde se profundizó el neoliberalismo, a ochos meses de este gobierno ¿Qué opinas de las comparaciones que se hacen con el gobierno de Menem?

El semestre pasado cuando trabajamos “mercado de trabajo en el neoliberalismo”, en el marco de las clases de PSEC, trabajamos en clase sobre la reforma laboral que se había presentado en el contexto de la Ley Bases. Creo que en lo económico los principios que movilizaron las reformas de los 90 siguen vigentes. Más teniendo en cuenta que la precariedad del mercado de trabajo no se ha revertido. Pero, en lo político tengo mis matices porque me parece que el menemismo entendió la política de otra manera, donde cada reforma no podía salir sin consenso. Un ejemplo de ello, es el pacto de Olivos: este le permitió aprobar las primeras leyes de reforma del Estado y aprobar con consensos del congreso las leyes más relevantes que hicieron a las reformas de esa época. Hizo acuerdos políticos con el congreso, con las provincias (pensando mecanismo de intercambio) y hasta con los sindicatos (no olvidamos que las principales reformas laborales de los 90 salieron acordadas con la cúpula de los principales sindicatos que apoyaron la precarización laboral).

Ahí hay una concepción de la política que es distinta porque a Milei no le interesa el consenso. Si sale por el congreso bien y si no sale, busca imponerlo. Ahí hay un matiz porque aunque en el horizonte ambos quieren implementar políticas de ajuste, cuyos resultados son claramente la exclusión social y la desigualdad, la forma en que lo hacen no es exactamente la misma y eso tiene consecuencias específicas respecto de la legitimidad de las medidas. Esas diferencias sólo se entienden porque cada uno fue hijo de su época.

Menem fue el hijo del Consenso de Washington, donde las políticas que se llevaban adelante buscaban destruir las economías nacionales, pero siempre generando mecanismos de consenso de cúpulas. Mientras que, Milei es la expresión del surgimiento de formas políticas muchísimo más radicalizadas en términos autoritarios que ven expresado en una parte de la población la necesidad de discutir los principios de esta democracia representativa que, así como está, claramente no nos sirve. Eso es verdad. Podemos hoy hacer el balance y sacar como conclusión que está democracia que tenemos a las mayorías no nos sirven, porque nos excluye económica y políticamente. No nos permite resolver condiciones básicas de subsistencia. Lo que hay que tener en cuenta es que la respuesta a este problema nos puede llevar a un camino que habilite la construcción de mecanismos participativos, donde nos beneficiemos las mayorías. O nos puede llevar a Milei: un devenir de ideas autoritarias donde la resolución sea que eliminemos las pocas instituciones más o menos participativas que todavía existen en nuestro país. Como vemos, por ahora ha primado esta segunda perspectiva. Y es la propia democracia representativa la que ha llegado a este callejón sin salida, en donde no tiene nada más que mostrar que la espectacularización de la política, una dinámica de elites que se parece más a un programa de chimentos de la tarde que a una práctica central para resolución de los problemas de las mayorías.

  • Justamente hablabas de la forma que tiene de gobernar este gobierno. En junio logró aprobar la Ley Bases, sin embargo, sigue teniendo conflictos con distintos sectores en particular con el agronegocio que le pide una nueva devaluación ¿como ves esa situación?

Este gobierno expresa toda la cosmovisión del mundo que quieren crear los grandes poderosos del agronegocio. Si vos le preguntas cómo quieren que sea el mundo, te dicen: “cómo lo quiere crear Milei”. Sin embargo, hay una relación conflictiva, una enorme contradicción que deviene del choque entre la necesidad de construir ese mundo a largo plazo, y la necesidad de acumulación a corto plazo del capital.
Hoy, el planteo del agronegocio es “No me liberas los mercados, no haces una moneda competitiva para mi sector, seguís cobrando los impuestos que me dijiste que me ibas a sacar. Entonces ¿cómo vas a construir ese mundo que me prometiste?” Este dilema es la base para una constante tensión entre el Gobierno y el agronegocio.

Si en el mediano plazo el gobierno no consigue sacar las retenciones y no se compromete a tocar la moneda para que sea una moneda competitiva, no descarto que al gobierno se le empiece a generar mecanismos de presión y de lobby con otra radicalidad. Ya existen de hecho. Pensemos que hoy uno de las principales causas de la falta de dólares, tan necesarios para la economía, es producto de que el agronegocio no está liquidando. Esa es una potente forma de lobby.

Los productores están muy cómodos porque hoy pueden tener los granos durante uno, dos o tres años, según la producción, a la espera de mejores condiciones para vender. En el artículo que escribí, entonces, yo planteaba que el Gobierno y el agronegocio van a ir transitando una relación de amor- odio constante. Pero lo cierto es que el agronegocio es quien tiene la manija para definir y cambiar las condiciones de gobernabilidad y dependerá de sus humores e intereses.

Cuando pasen los años van a aparecer otros debates y eso también hay que saberlo porque la aprobación del decreto 70 y de la Ley Bases, por ejemplo, desarticularon un montón de economías regionales liberando los mercados. En esas economías regionales (como la producción de oliva, la producción de yerba mate) los pequeños y medianos productores tienen mucha presencia. Sin embargo, al ser liberadas, los mercados tienden a concentrarse en pocas grandes empresas, haciendo que los otros productores se caigan del mapa. Estas tensiones van a ir creciendo con el paso del tiempo. Ya los vimos en los 90, con los primeros tractorazos que vinieron de Misiones y Corrientes. Eran los pequeños y medianos productores de yerba mate que empezaron a desaparecer de las economías productivas.

  • Para volver a los debates que hay que dar sobre la educación, el miércoles tuvo media sanción el proyecto de ley de la educación como “servicio estratégico esencial” que ataca el derecho a la huelga ¿Cuál pensas que es el objetivo del gobierno en educación?

Lo cierto es que pensar la educación como servicio esencial es el paso para eliminar los derechos laborales de los docentes: como la huelga que es la única forma que tienen los trabajadores para hacer valer tanto sus derechos como el derecho a la educación. Porque no estamos hablando solamente de que los docentes luchan por sus propias demandas, sino que también son quienes han sido protagonistas en la lucha por la educación como derecho para que no se desfinancie y no estallen las escuelas.

Esto no es solo una cuestión política, sino una cuestión política- ideológica. La propuesta de esa ley es dejar de pensar la educación como un derecho a entenderla como un servicio esencial: lo que supone una nueva forma de mercantilizar la educación como tal. Todos sabemos cómo se fueron dando a lo largo de los noventa los procesos de privatización de la educación: la aparición de las escuelas privadas, el financiamiento que el Estado le da a las escuelas privadas para su existencia. La educación no empezó a privatizarse hoy, pero hasta hoy en lo legal no figuraba como mercancía. Y eso es algo que se termina de cristalizar en esta ley.

Para finalizar, es importante pensar la educación y las universidades desde todos los claustros. Como decía antes, la importancia de construir espacios democráticos con la presencia, la participación y las ideas que tenemos, aunque no sean iguales. Por eso, es muy interesante pensar que la reforma del 18 que le dio origen a la autonomía universitaria y a gran parte de nuestros derechos en la universidad. Y que hoy desde la izquierda, la venimos peleando con un montón de debates todo el tiempo y haciendo aportes, eso es lo que la universidad no puede perder: la necesidad de debatir. Cuando eso se pierde, si eso pasa, estamos en problemas.