El 12 de noviembre de 1994 fue el día que cambió la historia del Metal pesado en la Argentina. Por primera vez, una banda local convocaba a sus seguidores al templo del rock: Obras Sanitarias. Acá repasamos esa noche que cambió la historia, con la “H” de Hermética.
Daniel Lencina @dani.lenci
Martes 12 de noviembre 00:00
Foto: Entrada de "Hermética en Obras", 12/11/1994: firmada por Ricardo Iorio / Autor: @dani.lenci
“Me van a cerrar la tapa del cajón
y me va seguir gustando”
Claudio “Pato” Strunz
Los pibes del barrio juntaban monedas y pesito a pesito para ir a algún “Locuras” cercano, la rockería del momento, a comprar la entrada. Entrada física por supuesto, dado que el mundo no sabía nada de QR ni nada por el estilo. Pibes de las grandes barriadas, de todas las provincias, de pueblos recónditos, llegados “de los pagos del tiempo” que se dirigían al mítico Obras Sanitarias.
El 12 de noviembre de 1994 el Estadio Obras Sanitarias estuvo completamente rebalsado de gente. Estallado. Y esto es literal, de hecho consultando a un amigo que también estuvo presente, me hizo acordar que hubo gente que quedó afuera... ¡Con la entrada en la mano! Si se vendieron más localidades que la capacidad del estadio (5 mil almas) o la gente entró mediante alguna artimaña noventera, nunca lo sabremos. Lo cierto es que el Obras estuvo hasta las manos, fue un enjambre de metaleras y metaleros, un verdadero racimo humano que, con el calor del verano hicieron del estadio un verdadero infierno.
Los días para ver a la banda se acercaban tempestuosamente. A través “La Heavy Rock and Pop” seguíamos los detalles que el programa radial conducido por el Ruso Verea ofrecía a los oyentes en la trasnoche de los años 90. Pero también la previa se vivía intensamente, como una final por jugar, como la final del mundo. Muchos fans preparaban sus banderas, los trapos que con tanto orgullo habían hecho ondear, en esos pogos/carnicería que eran característicos de Hermética. Pero también los seguidores de la H preparan nuevos trapos que iban a vestir de gala al estadio.
El sábado 12 de noviembre de 1994 hizo como 50° de calor, en la sombra, así que se imaginarán que el Obras fue una verdadera caldera. Una vez dentro del estadio, el ambiente se agitaba cantando los himnos de V8, o con la clásica rivalidad entre “los de campo” y “los de la platea pullman”, sería algo así como barbarie versus civilización o, traducido al lenguaje de esos tiempos “los negros y los grasas” vs. “los conchetos y caretas”. Pero en medio de la trifulca verbal, cara a cara, algo que a Pistarini u otro liberfacho asustaría muchísimo, se apagaron las luces y el estruendo que siguió a continuación fue estremecedor.
Se escuchaba, a modo de intro el “Tano solo”, el instrumental del disco “Víctimas del vaciamiento” que Hermética había publicado ese mismo año. La banda saltó al escenario dando una patada en el estómago: el clásico “He, He heie iaa…” que agitaba el cantante Claudio O’ Connor era respondido por todo el estadio y cuando todos nos predisponíamos a cantar “Masa anestesiada” nos estrellamos en la primera curva porque la H hizo sonar “Vientos de poder” y así empezó la fiesta, volvió el pogo/carnicería con una cuota de calor, asfixia y emoción.
Nunca tan afilada la viola del Tano Romano, el Messi de los machaques metaleros, demoledora la batería con el traqueteo tipo ametralladora del Pato y el bajo de Ricardo Iorio que sonaba a lo grande. Muy grande. Los cuatro jinetes del apocalipsis que derramaban el ácido argentino, abrían una puerta, abrían “la puerta” para atravesar el umbral de la historia.
Te puede interesar: Falleció Ricardo Iorio, el metalero que atravesó todo límite
Te puede interesar: Falleció Ricardo Iorio, el metalero que atravesó todo límite
La lista de temas incluyó canciones de los dos primeros discos y el famoso EP de la primera época como así también del nuevo material, recién estrenado, “Víctimas del vaciamiento”. Y, tal como se había plasmado en el disco en vivo de 1993 una canción del folclore había tenido su versión metalera. Si en el viejo Stadium había sonado “Si se calla el cantor” de Horacio Guaraní, ahora llegaba el turno de “Los pagos del tiempo” de José Larralde. Temazo. Y así como Divididos hacía su aporte en la fusión y en la difusión de grandes clásicos del folclore, la H también aportaba a ese repertorio que de alguna manera ayudaba a educar a la juventud en esas grandes letras, sean las de Atahualpa Yupanqui o las de Enrique Santos Discépolo.
Quién escribe estas líneas fue a ese concierto con algo de fiebre (por supuesto que mi vieja no se enteró, sino corría riesgo de no ir, dado que tenía 14 años). Y en medio del concierto, desde Sudamérica, Hermética llegó a la cima del mundo. El Ruso Verea fué el mejor presentador que la banda podía tener y se hizo la entrega formal del Disco de Oro que ponía a la placa “Ácido Argentino” como la más vendida del género. Desde el campo trepé a una de las columnas del Obras para verlo mejor y mis ojos no lo creían. Los cuatro cráneos candentes levantan sus discos de oro como si fueran trofeos, como la copa del mundo de la que cualquiera se siente parte, por haber bancado los trapos, por estar “evitando el ablande”. Todo fue fraternidad, orgullo y pasión de multitudes, la gente se abrazaba en las gradas y en el campo de batalla.
Te puede interesar: Divididos la rockeo en el “Diego Armando Maradona” y apoyó a la universidad pública
Te puede interesar: Divididos la rockeo en el “Diego Armando Maradona” y apoyó a la universidad pública
El registro de esa noche quedó en las placas “Hermética - Lo último” del que los músicos no estuvieron de acuerdo con el título que le puso la compañía. Luego se publicaron “Hermetica en vivo - Parte 1 y 2” que también son las canciones de aquella noche. En youtube se puede ver el recital, abajo lo compartimos.
Ascenso y caída de una estrella
Si se rumoreaba por ahí que dentro de la banda las cosas no estaban del todo bien no tengo registro. Vale recordar que esta crónica está hecha en base a un recuerdo personal, con la ayuda de los recuerdos de amigos que estuvieron esa noche. Y era una época donde por supuesto no había redes sociales como hoy, donde al instante te enterás de todo y por los propios protagonistas. Acá el único medio cotidiano era la radio, “La Heavy” y a través de la Rock and Pop se anunciaba una nueva fecha de Hermética para el mes de diciembre, también en Obras. Los otros medios especializados eran las revistas “Metal” y “Madhouse”, además de otros fanzines del under que costaba muchísimo conseguirlos. Hasta ahí todo “normal” y “lógico”. Pero cuando la espuma iba bajando y todo se encaminaba hacia un cierre de año feliz, llegó la peor noticia que podíamos esperar: la separación de Hermética.
“Y que en tu estrella observes que aún sigo de pie”
Hablemos de la vigencia de Hermética, de la banda que tocó junto a Pilsen, Attaque 77, A.N.I.M.A.L., UK Subs, Massacre y Lethal en la cárcel de Olmos. La que tocó un temazo de Manal como es “Porque hoy nací”, la intentó unir al rock a pesar de las divisiones tribales de la juventud del momento cuando hizo “Vencedores vencidos” de Patricio Rey y los redonditos de ricota” y al enterarse el Indio Solari, no solo se puso contento, sino que salió a tocar con los Redondos con la remera de Hermética. Hablemos de las letras tan pero tan vigentes como “Memoria de siglos”, pedazo de letra de Ricardo Iorio, o esa que desnaturalizaba el genocidio de los pueblo originarios como sae puede apreciar en “La revancha de América” que vigencia ¿No? Nótese que justo ayer, la Argentina fue el único país que en la ONU votó contra los derechos de los pueblos originarios. Pero sigamos y hablemos de la letra que le hablaba al mundo obrero, al joven precarizado con “Gil trabajador”. Pero también la que le cantaba a la amistad, cara a cara con “Soy de la esquina”, a través de esas letras, los seguidores se sentían parte porque “Tu risa amiga alejó mi soledad / esos momentos que viví no he de olvidar”. La H fue la banda que criticaba a las fuerzas represivas, “esquivando patrullas en la noche enferma”, o en la dura crítica al servicio militar obligatorio, que condenaba a la juventud al sometimiento, hasta que el desgraciado “Caso Carrasco” puso al descubierto que la impunidad de los milicos de la dictadura seguía vigente y por eso Hermética, ese mismo año, hizo la canción “Del colimba”.
Las letras de Hermética deberían ser tema de investigación de los cientistas sociales, para comprender qué le pasaba, que atropellos sufría y con qué soñaba la juventud de los años 90, en los “Años neoliberales” de la Argentina menemista, que además de la represión tenía una esperanza como dice el tema “Ayer deseo hoy realidad”.
Sin saberlo, y sin desearlo, muchos de los que estuvimos presentes pensábamos que aquella noche de la que hoy se cumplen 30 años, sería la primera de muchas con Hermética brillando en el escenario o que tal vez, el hecho maldito de haber tocado en Obras, sería la puerta de entrada para que muchas bandas del mismo género, pudieran seguir el camino a cierta masividad que había logrando la H.
Si bien fue un golpe la separación de la banda, un desamor, una sensación del calibre de “me cortaron las piernas”, no se puede puede discutir lo indiscutible: Hermética fue la banda más importante del Metal Pesado en la Argentina, la primera en llenar un Obras y la que protagonizó una noche que cambió la historia, esa que se escribe con la “H” de Hermética.
Video: Horcas prepara su primer Obras Sanitarias: conversamos con Walter Meza
Video: Horcas prepara su primer Obras Sanitarias: conversamos con Walter Meza
Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.