Desde hace tres semanas las y los trabajadores Hey Latam en Rosario ocupan pacíficamente las instalaciones del call center en resguardo de sus fuentes laborales. La empresa solicitó su propia quiebra luego de llevar adelante un fraude financiero sin tapujos, acumulando deudas y transfiriendo activos a una empresa gemela.
Viernes 12 de marzo de 2021 20:18
La historia del vaciamiento de Hey Latam, el call center de la ciudad de Rosario que hasta hace unos meses prestaba servicios para empresas como American Express, Clarin y Unicef, entre otros, comienza en plena pandemia, cuando la sociedad empienza a acumular deudas con la AFIP y con bancos comerciales, mientras transfiere activos y clientes a la sociedad Keymarket SRL, una empresa gemela constituida en el mismo domicilio, con el mismo objeto comercial y que comparte el mismo directorio, presidido por el Sr. Martin Stauffer.
En el expediente que tramita la quiebra de Hey Latam (“Contact Center & Recovery SA”, su verdadera razón social), la empresa asegura encontrarse en un estado de “cesación de pagos” y acompaña el requerimiento de un detalle de sus deudas, resúmenes bancarios y estados contables hasta 2019. Sin embargo, incluso con esta documentación, el testimonio de sus trabajadores e información adicional de no muy difícil acceso, se puede hilar la trama de un vaciamiento premeditado.
Es que los estados contables de los últimos tres años arrojan ganancias netas, a pesar de la crisis económica de los últimos años; más del 60% de la deuda acumulada por la empresa es con AFIP por falta de pago en los aportes a la seguridad social desde el año pasado (es decir, el grueso de la deuda es negociable, existen las moratorias y planes de pago); la deuda con bancos comerciales es baja, tiene menos de un año, está regularizada y se encuentra en situación “normal” de pagos. Entonces, ¿por qué una empresa en semejantes condiciones solicitaría su propia quiebra?.
El pasado 15 de diciembre de 2020, el directorio de Contacto Center & Recovery (CC&R) decidió solicitar el Concurso Preventivo, una instancia judicial en la cual las empresas renegocian sus pasivos con los acreedores para evitar la quiebra, y en la que se supone que los salarios y las fuentes de trabajo son puestos a resguardo. Sin embargo, apenas dos semanas después de presentar el concurso, sin mediar siquiera la intervención de los síndicos, el directorio desiste del concurso preventivo y decide pedir directamente la quiebra. Una instancia que habilita los despidos masivos, actualmente prohibidos por decreto nacional.
Atendiendo las denuncias presentadas por los trabajadores y su abogada del Ceprodh, el 5 de febrero, la jueza Paula Vigo dispone un embargo preventivo sobre las cuentas de Hey Latam (CC&R) y Key Market SRL, por un monto de 3,6 millones de pesos para resguardar el pago de los salarios.
Pero a pesar de las sobradas pruebas presentadas acerca del vaciamiento financiero, se decreta la quiebra el 23 de febrero, justificando dicha decisión por “la propia confesión del peticionante” acerca de su estado patrimonial; porque “no se debate, y las partes no divergen, que existe un supuesto de “mora en el cumplimiento de una obligación”; y porque “el propio peticionante ha acompañado un contrato de locación en el cual consta el vencimiento del plazo para ocupación del inmueble”.
Es decir que el fallo de la quiebra se basó exclusivamente en “hechos reveladores”, como el vencimiento del contrato de alquiler del inmueble o la propia confesión de la parte interesada, sin atender al verdadero estado patrimonial de la empresa y las numerosas evidencias presentadas por los trabajadores acerca de un vaciamiento financiero que culmina con una premeditada “cesación de pagos”.
Pero además, lejos de resguardar el interés de quienes son –aunque de manera indirecta- también los principales acreedores, la decisión del juez habilita los despidos masivos y termina implicando un perjuicio mayor a los trabajadores.
De esta manera, el directorio queda al amparo un fallo basado en la Ley de Quiebras y un régimen jurídico hecho a la medida de los capitalistas, que habilita este tipo de fraudes que podrían ser juzgados en el fuero penal, y que como veremos a continuación de conjunto constituyen un vaciamiento financiero premeditado.
El trasvasamiento de empresas
La empresa asegura que la causa de su estado de "cesación de pagos" reside en la caída de sus ingresos durante 2020, en los aumentos de salarios (que ajustaron un 4,5% en enero, 4,5% en marzo y un bono de 4000 pesos), y en la baja de algunos clientes como Prudential, First Data, Clarín, Unicef, entre otros.
Sin embargo, hasta 2019 los ejercicios arrojaron ganancias netas; el costo salarial medido a precios homogéneos cae, y varios dos de los clientes que la empresa asegura haber perdido pasan a contratar los servicios de KeyMarket, la firma que funciona en el mismo domicilio.
En el expediente se adjuntan los recibos de sueldo de tres de las trabajadoras denunciantes, dando constancia de su traspaso con antigüedad desde Hey Latam (CC&R) hacia KeyMarket SRL, con las mismas tareas, en el mismo edificio, bajo las órdenes de los mismos empleadores, utilizando los mismos servidores para operar y en atención a los mismos clientes: First Data, Essen, BBVA, Íntegro, Met Life, ICBC, Naranja, Clarín.
El pedido de quiebra es tan escandaloso que la empresa ni siquiera presenta información acerca de sus ingresos durante 2020. Apenas presentan una cuenta de estado patrimonial en la que se registra una fuerte caída en el rubro “inversiones” (posiblemente por la venta de acciones o títulos públicos). Es decir, la empresa asegura que se encuentra en situación de quebranto, algo que no puede demostrar con los balances 2017, 2018 y 2019 porque arrojan ganancias netas. Se supone entonces que el estado de quiebra se habría generado en 2020, pero el directorio no presenta información alguna sobre sus ingresos!.
Pero más escandaloso aún es que en los resúmenes bancarios presentados por la propia empresa se registran movimientos financieros entre empresas vinculadas. Apenas constatando los movimientos identificables de la cuenta del banco Galicia, en sólo cuatro días (del 3 al 6 de abril), se registran transferencias por 810.000 pesos desde la cuenta de CC&R hacia KeyMarket SRL (identificada bajo el rubro de “proveedores”), y la acreditación de un préstamo por 2 millones de pesos. Hay otros movimientos con la sociedad (MES SA), también presidida por Martin Stauffer, con el mismo objeto comercial.
Es decir que mientras la empresa suspende el pago de los aportes a la seguridad social, acumula deudas con AFIP, y transfiere personal, clientes y recursos a Keymarket SRL, se dedica a tomar préstamos con bancos comerciales a sabiendas de que pocos meses después solicitará su propia quiebra.
La mayoría de las cuentas de origen y destino de los movimientos bancarios no están identificados. La abolición del secreto comercial y bancario pondrían en evidencia en toda su dimensión estas maniobras fraudulentas.
Como veremos en una próxima entrega, todo esto ocurre mientras la empresa accede al beneficio de los ATP, es decir que ni siquiera tenía que pagar salarios (la supuesta causa de sus problemas), y mientras se incrementan los dividendos que se reparte el directorio.
Hoy los trabajadores de Hey Latam se encuentran ocupando la planta para poner a resguardo sus fuentes de trabajo. Están en vías de conformar una cooperativa como salida provisoria y pelean porque el Estado intervenga para garantizar las fuentes de trabajo asignándoles la atención telefónica para servicios sociales necesarios.
“Somos jóvenes que nos aguantamos la precarización de una empresa que encima nos dejó en la calle. Con este trabajo manteníamos los estudios, a nuestrxs hijxs, ya que muchxs somos madres y padres. Hacemos esta nueva movilización para seguir defendiendo los puestos de trabajo en todos lados frente a la crisis. La ocupación del local es porque no se debe permitir en ningún lado un solo despido más”, dice su comunicado de prensa.
Hay que rodear esta importante lucha de la más amplia solidaridad. Más que nunca, todo el apoyo a los trabajadores de Hey Latam!.
Emiliano Trodler
Economista