La desocupación del último trimestre es la más baja desde 2004, pero la mayoría de los puestos creados desde la pandemia son informales y el 75% no alcanza a cubrir la canasta familiar. También aumenta el sobreempleo y el pluriempleo.
Miércoles 20 de septiembre de 2023 20:01
Este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer el informe de empleo del segundo trimestre de 2023. La tasa de desocupación en la Argentina fue del 6,2%, el valor más bajo desde el comienzo de la serie que se inició en 2004.
El dato no surge de una mayor tasa de empleo sino por una baja en la cantidad de personas que están buscando trabajo. Las mujeres tiene una tasa de desocupación más alta (6,9%).
Surge de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Así lo presentó el organismo:
#DatoINDEC
Las tasas de actividad y empleo en 31 aglomerados urbanos se ubicaron en 47,6% y 44,6%, respectivamente, en el 2° trimestre de 2023. Y la tasa de desocupación, que se calcula sobre la población económicamente activa, fue de 6,2% https://t.co/A6DuVe4W8t pic.twitter.com/G360Yi4c3s— INDEC Argentina (@INDECArgentina) September 20, 2023
Pero detrás del dato “histórico” hay otros que marcan la difícil situación de la clase trabajadora.
Los datos confirman que la baja “histórica” del desempleo es a costa de un aumento, también histórico, de la explotación obrera. Sea por el aumento de la jornada laboral, las condiciones de contratación o los salarios que vienen perdiendo ante la inflación.
La afirmación se confirma con otros datos también con datos oficiales, de otros informes.
Hay un dato más: esas condiciones precarias se expresan también en el bolsillo. Según datos oficiales más del 70% de las y los trabajadores cobran menos de lo que cuesta la canasta familiar. O sea, trabajan diariamente pero son pobres. Una parte importante directamente es indigente.
Y esas condiciones laborales y salariales se expresan en otro dato: la transferencia de ingresos desde la clase trabajadora hacia el capital. Ese aumento de la explotación permitió que las grandes empresas se quedaran con 100 mil millones de dólares más de la riqueza generada en el país.
Ese “modelo laboral”, como vemos, ha sido compartido por gobiernos de distinto signo político: Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. Lo que han tenido en común ha sido que en ambos casos siguen las políticas económicas del FMI. Los resultados los muestran los números. Como si fuera poco la otra fuerza que disputa la presidencia, La Libertad Avanza, promete “hacer un ajuste más duro del que pide el FMI”. Lo dijo Javier Milei.
El Frente de Izquierda Unidad es la única fuerza que viene denunciando estos ataques y plantea una salida totalmente opuesta: para terminar con el ajuste a los de abajo hay que ajustar a los de arriba.
Para eso propone un aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y programas sociales. Que ningún salario cubra la canasta familiar. Reducir la jornada a 6 horas y 5 días, sin flexibilización, para repartir las horas de trabajo y terminar con la desocupación.
Es posible. Si se pone de pie, la clase que hace funcionar el país puede terminar con la degradación de las mayorías trabajadoras y la irracionalidad capitalista.