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Red Internacional
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INTELECTUALES. Horacio González hizo “hablar” a Balcarce, el perro de Macri

Fue a través de una columna en el diario Página12, que lleva por título “Meditaciones caninas”. El perro parece expresar el pensamiento de Macri. Otro “gran” aporte ideológico de uno de los líderes de la desaparecida Carta Abierta.

Martes 19 de enero de 2016

En una columna que se publica en el día de hoy en el diario Pagina12, el sociólogo Horacio González, ex director de la Biblioteca Nacional bajo el kirchnerismo, criticó al actual gobierno, recurriendo a la foto que circuló por estos días, donde el perro de Mauricio Macri se subía al sillón presidencial.

A partir del ahí, el autor de obras como Kirchnerismo, una controversia cultural, Restos pampeanos… o La crisálida…, entre muchas otras, hace “hablar” al perro, como si este fuera Mauricio Macri.

Entre las “meditaciones” del can puede leerse: “No tuve tiempo de leer enteramente a Carl Schmitt, eso deben disculpármelo, como tantas otras cosas. Todo fue muy rápido. Aplico todos los días el “estado de excepción”, pero no sé si lo hago científicamente. Pero también siento que la gente me comprende. Cometo errores, lo sé. ¿Quién no? Soy un perrito que llegué de improviso, vertiginosamente, y aunque tuve la suerte de que me adoptara una familia rica, todos se dan cuenta que no puedo aprender todo de un día para otro. Tengan paciencia, que ya llevaré la represión a otras provincias”.

Más adelante, agrega que “hasta ahora, debo confesarlo, me fue muy bien. La muchachada del parlamento va aceptando los decretos de necesidad y urgencia con buen ánimo, y los que no, se quedan en silencio. Y yo: ¡guau! Hasta hay personas enteradas que me vienen a ver y me defienden diciendo que esos decretos son efectivamente excepcionales, pero que en el fondo soy totalmente respetuoso del parlamento y sus debates. ¡Cómo agradezco que se escriban esas cosas! ¡Yo ni lo sabía! Pero también me entristece que algunos todavía no me crean. Nosotros, los del reino animal, no tenemos la conciencia compleja de los humanos, a los que por supuesto respetamos. Pero no decimos una cosa y empezamos con dudas, balances morales, avanzar, retroceder. No, mi conciencia es una sola y deben agradecer que no tenga ningún pliegue cuando decido tomar decisiones. No soy un perro gracioso como Alf cuando tomo decisiones. Allí no juego ni hago extraños pasos de baile. Es claro que cuando los hago son un poco titiritescos. ¿Pero qué esperan de mis cuatro patas, que de un día para otro imite a Fred Astaire? Tampoco comprendo bien que significa “paritarias”. Denme tiempo. Mi cuerpo no tiene un par, tiene cuatro. Denme tiempo, cada día un poquitito mejor. ¡Guau!”

El canino sigue: “¿Vieron los billetes con mis congéneres, el yaguareté, el cervatillo, la tortuga de la llanura, el león de la selva? Quise poner un buitre, un ave amiga sometida a juicios injustos por el anterior gobierno. Pero mis asesores dijeron: ¡guau, por ahora no mostremos toda nuestra zoología fantástica! Y entonces, por fin encontramos la clave para abandonar lo que muchos llamaron “la historia”. ¡Es muy complicada! ¡La brecha! ¡Ellos todo el día peleados, como perros y gatos!”.

Los intelectuales de Carta Abierta, después de haber tenido que votar “desgarrados” a Scioli, pasaron a cuarteles de invierno por varias semanas. Sus primeras respuestas ante el nuevo gobierno no parecen hacer honor a su tradición como intelectuales. Aunque no deja de tener gracia la columna, todavía parece estar muy lejos un pensamiento crítico o una elaboración que permita discernir los caminos de la lucha contra el ajuste.

Todo un síntoma de la crisis en que quedó la intelectualidad kirchnerista luego de haber defendido a capa y espada el “modelo” que incluía a los Bouduou, Scioli, Insfrán y Capitanich y bajo el cual la “conciencia crítica” quedó guardada en el fondo del baúl.