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Red Internacional
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Huelga del metal en Bizkaia: nueva pelea por subidas salariales

Los sindicatos ELA, CCOO, LAB, UGT, ESK, CGT y CNT han convocado este jueves una huelga en defensa del convenio del metal que afecta a 52.000 trabajadores. La patronal FVEM tiene bloqueada la negociación colectiva y quiere hacer recaer el peso de la inflación sobre los trabajadores. Ante esta situación hay convocada una nueva huelga para el 30 de junio y el 1 de julio.

Viernes 24 de junio de 2022

La huelga de este jueves, con un 85% de seguimiento, ha ido acompañada de una manifestación en Bilbao que ha transcurrido desde la sede de la patronal, FVEM, hasta el Puente del Arriaga. La manifestación por el centro de la ciudad ha tenido un seguimiento masivo. El objetivo de la huelga ha sido, según afirman los sindicatos convocantes, dar un primer aviso a la patronal de que, de seguir bloqueando el convenio, se tendrá que enfrentar a nuevas huelgas en la próxima semana. En ese sentido ELA ha advertido a la FVEM que "si sigue bloqueando la negociación estamos más que preparados para la próxima semana realizar otras dos grande huelgas en el Metal de Bizkaia".

La reivindicación principal es actualizar el convenio, estableciendo una subida salarial equivalente al IPC + el 1%, una reivindicación que también están tomando otros trabajadores a lo largo del Estado español como los trabajadores del metal de Cantabria. Iratxe Azkue, representante de la Federación de Industria de LAB, ha declarado que el seguimiento de la huelga ha sido "masivo". En empresas como Arcelor Sestao, Nervacero, Arteche Hermanos, Tecuni, Contratas de Petronor, Gestamp Bizkaia o CIE la producción está totalmente parada. "Hemos vaciado las empresas para llenar las calles” afirma. La disposición de lucha de los trabajadores ha sido puesta de manifiesto y los sindicatos afirman que alargaran el conflicto tanto como lo alargue la FVEM.

Otras importantes reivindicaciones de los trabajadores son, no solo renovar las condiciones laborales congeladas durante más de una década, sino lograr una mayor conciliación laboral. Los sindicatos, proponen blindar la garantía salarial, reducir 8 horas la jornada laboral anual, limitar los contratos por ETT a tres meses, abordar medidas concretas en favor de la igualdad de género, introducir al colectivo LGTBI en el protocolo de acoso, realizar un mapa del amianto, subrogar a los trabajadores de las subcontratas cuando la empresa principal quiera prescindir de la empresa subcontratante e introducir el derecho a los cuidados de hijos menores de 12 años y de personas dependientes.

Hasta ahora la propuesta de la patronal es una irrisoria subida de los sueldos de un 2% hasta 2024, algo que supondría pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores ante el aumento del coste de la vida. El IPC interanual actualmente se sitúa en el 6,5%. Además, pretende incrementar la “flexibilidad” laboral a los trabajadores. Busca, asimismo, incrementar la duración del convenio un año. Las exigencias de la patronal son especialmente escandalosas cuando según los propios informes de FVEM se calcula que el 80% de las empresas pronostican incrementar sus beneficios. También se registra un aumento de la actividad en el sector del 6,5% frente al año pasado.

En el convenio anterior, firmado en 2019, los trabajadores tuvieron que prolongar la huelga durante 10 días hasta que lograron sentar a la patronal en la mesa de negociación. La novedad de esta huelga es que plantillas como la Mercedes-Benz de Araba salen a la huelga por primera vez en más de 20 años. En esta fábrica de 5000 trabajadores, que supone el 5% del PIB vasco, la dirección ha amenazado con nuevas reformas de flexibilidad y precarización laboral al mismo tiempo que se propone invertir más de 1230 millones de euros en los próximos años. En concreto pretende hacer trabajar a los trabajadores los domingos. Sin embargo, hay posiciones enfrentadas: ELA, LAB y ESK se oponen, UGT, CCOO, PIM y Ekintza, se muestran favorables.

Los trabajadores no piensan ponérselo fácil a Mercedes ni al resto de empresas del metal y el músculo militante vuelve a ejercitarse en defensa de sus derechos.