El Gobierno lo definió por decreto. Un discurso vacío mientras le sacan los medios de vida a millones con un ajuste salvaje e intentan quitar el derecho a manifestarse.
Martes 23 de enero 10:26
La secta libertariana parece divertirse en la cúpula del poder político. Mientras empuja un ajuste que está derrumbando el poder adquisitivo de millones, el Poder Ejecutivo hace un poco de ideología barata.
Este lunes se publicó en el Boletín Oficial el Decreto decreto N°55/2024 en el que se decidió que el 2024 será el "Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad". La cuestión no tiene mucha importancia en sí. Implica que toda la documentación oficial de la Administración Pública Nacional, centralizada y descentralizada deberá llevar la leyenda a lo largo de este año.
El decreto ofrece sus fundamentos para tal decisión. Así, se lee que “la REPÚBLICA ARGENTINA ampara el derecho a la vida toda vez que es un derecho inherente a la persona humana”.
Esto no puede ser entendido más que como un cuestionamiento al derecho al aborto, conquistado en las calles por un masivo movimiento de mujeres, luego de décadas de lucha.
El decreto agrega que “el objeto de la Democracia Liberal y la Economía de Mercado es consolidar la estabilidad económica, garantizar el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de los argentinos”.
Las palabras se chocan con la realidad. La política económica impulsada por el oficialismo nacional ha introducido caos en la actividad económica. Profundizando brutalmente el ajuste que se venía realizando en la gestión del Frente de Todos, incrementó la inflación y profundizó la caída de los salarios y jubilaciones.
¿Qué derecho a la vida le asiste a quienes no pueden alimentarse o no pueden alimentar a sus hijos o hijas? ¿Qué derecho a la vida puede haber para las personas que expulsadas violentamente a vivir en la calle ante la imposibilidad de alquilar?
Lo mismo ocurre con el derecho a la propiedad. En esta situación de ajuste feroz e inestabilidad económica ¿Quiénes pueden acceder, por ejemplo, a una vivienda, aunque sea modesta?
Hace ya mucho tiempo, Marx y Engels escribieron en el Manifiesto Comunista que en el capitalismo la propiedad burguesa solo se lograba costa de privar de toda propiedad a la inmensa mayoría de la sociedad. La realidad contemporánea se encarga de darles la razón.
Bajo la gestión de Milei, el derecho a la libertad solo puede ser entendido como libertad de los grandes empresarios para actuar como lo deseen. Eso se puede ver en el ordenamiento legal que se intenta imponer.
Por un lado, el Protocolo represivo de Bullrich, el MegaDNU y la Ley Ómnibus intentan liquidar el derecho a la movilización, a la protesta y a la reunión. ¿Qué libertad hay para un trabajador que no puede hacer una asamblea o una protesta frente a una reducción salarial o despidos? ¿Qué libertad para un habitante de un barrio humilde que no puede reclamar ante un corte de luz? Por otro, permitirían a los empresarios precarizar condiciones laborales o despedir prácticamente sin consecuencias.
La ideología barata (¡perdón Charly!) del oficialismo expresa la decadencia global del discurso liberal. Un discurso vacío cuya única correspondencia en la realidad en un programa de ajuste salvaje. Por atractiva que pueda parecer para un sector, pronto se choca con la realidad.
Al discurso se lo debe y puede combatir en las palabras. Al ajuste, enfrentarlo y derrotarlo en las calles. Este miércoles, el paro nacional debe ser el primer paso de una lucha que termine con la huelga general derrotando el paquete de mega ajuste.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario