Irán hizo público oficialmente que la gasolina incautada por Estados Unidos era propiedad de Venezuela. Lo que solo viene a reconfirmar la aplicación de las sanciones imperialistas de impedir que el país se abastezca del combustible en un momento crítico de desabastecimiento y en plena pandemia, acciones que agravan aún más las calamidades del pueblo.
La Izquierda Diario Venezuela @LaIzqDiario_VE
Martes 18 de agosto de 2020 16:38
Terminar de ahogar la economía con el fin de propiciar la caída de Maduro con las sanciones sigue siendo el gran objetivo de Estados Unidos en medio de la pandemia en un país ya colapsado y en catástrofe económica. Sanciones económicas y petroleras que solo hacen aumentar las penurias del pueblo trabajador y las grandes masas populares, más aún en momentos de grave crisis por lo del Covid-19.
La política de Estados Unidos es criminal, pero la oposición de la derecha apoya y festeja las sanciones en aras de sus objetivos políticos atados a los de Washington, sin importarle el hambre del pueblo, una muestra más de falsas poses seudodemocráticas.
Estados Unidos ha buscado impedir la importación de gasolina en momentos en que la caída de la producción de este combustible ha caído alarmantemente en una crisis que se arrastra por más de seis años. A pesar de estar en la cima de las reservas de crudo más grandes del mundo, Venezuela no produce suficiente gasolina refinada a nivel nacional y ha visto su producción general de crudo caer al nivel más bajo en más de siete décadas en medio de su crisis económica y las consecuencias de las sanciones de Estados Unidos.
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A finales de mayo Venezuela recibió millones de litros que provenían de Irán. Cinco buques iraníes cargados con 245 millones de litros de gasolina llegaron al país sin sobresaltos, aunque ya entonces se temía la intervención de Estados Unidos. Era un intento de evadir el bloqueo petrolero y combustible impuesto por Trump.
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Las declaraciones de este martes del ministro iraní de Petróleo, Biyan Zanganeh, sobre el combustible incautado era algo que ya se sabía: originario de Irán con destino a Venezuela, aunque no estaba reconfirmado si ya era propiedad de Venezuela. El Gobierno de Maduro no ha hecho declaraciones al respecto al momento de escribir este artículo.
Tras el anuncio del Gobierno de Trump, otros representes iraníes habían negado el vínculo entre Irán y los cargamentos de combustible. Pero esta vez, el ministro Zanganeh, según publicó la agencia Shana, dependiente del Ministerio de Petróleo de Irán, reconocía que: "Ni los barcos ni los cargamentos le pertenecían a Irán, pero esos cargamentos incluían gasolina vendida por Irán a Venezuela".
El ministro iraní explicó que la gasolina había sido vendida a Venezuela siguiendo el esquema FOB (del inglés "Free On Board", "Libre a bordo"), utilizado para operaciones de compraventa en las que el transporte de la mercancía se realiza por barco y sus riesgos de pérdida o daño son asumidos por el comprador.
El Gobierno de Trump había informado el pasado día 14 de la "exitosa" incautación de un cargamento de combustible de origen iraní que tenía como destino Venezuela. "Estas acciones representan la mayor incautación jamás realizada de cargamentos de combustible procedentes de Irán por parte del Gobierno", aseguró el Departamento de Justicia en un comunicado, que indicó que el cargamento es de 1.116 millones de barriles de petróleo.
El mes pasado, los fiscales federales en Washington presentaron una confiscación alegando que la venta fue organizada por un hombre de negocios, Mahmoud Madanipour, con vínculos con la Guardia Revolucionaria de Irán, a la que Estados Unidos designa como “una organización terrorista extranjera”. Artificios para hacer efectivas las sanciones imperialistas.
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Las sanciones imperialistas sobre Venezuela, sobre todo las centradas en el sector petrolero y PDVSA, han agravado y hecho más acuciante esta situación. La más severa de las sanciones fue ejecutada por Estados Unidos en enero del año pasado, que se ha tratado en los hechos de un embargo petrolero, inédito para Venezuela. Además, las sanciones prohíben la exportación a Venezuela de diluyentes que usa PDVSA en el procesamiento del crudo pesado y extrapesado, y limitan el comercio de bonos de PDVSA. Asimismo no se puede exportar ni importar derivados petroleros desde EE.UU. como, por ejemplo, gasolina ligera. Así mismo sanciona a toda empresa o país que comercialice con Venezuela.
El decomiso de los buques representa un paso más en la escalada intervencionista sobre Venezuela a través de sus sanciones económicas. En plena pandemia, el Gobierno de Trump busca impedir que el país pueda tener acceso al preciado combustible.