Hablamos con la conductora del exitoso noticioso “País de boludos” sobre el rol del humor en la comunicación, el lugar de las mujeres en los medios, los límites de la sátira política y la producción colectiva de contenidos.
Martes 20 de abril de 2021 16:13
Ivana Szerman es comunicadora social, conductora, locutora, humorista, productora, multitasking e influencer del barbijo. Hoy conduce, para miles de seguidores, el noticioso “País de Boludos”, de lunes a viernes, a las 18:30hs, por su canal de YouTube.
Cuando decidiste dedicarte a la comunicación, ¿pensaste que iba a ser difícil por ser mujer?, ¿te sentiste alguna vez discriminada por tu género en el medio?
A los 18 cuando hacía el CBC de economía fui a ver un programa en vivo a “La 100” y me enteré de que existía algo así como la figura del productor entonces empecé a averiguar qué era y me cambié de economía a ciencias de la comunicación y me anoté en “RadioTEA” (que ya no existe). Hoy ese rol de producción es lo último que quiero hacer, pero en su momento me costó bastante conseguir el lugar. No especialmente por cosas de género, sólo por lo difícil que es entrar "al medio" como le dicen, pero la verdad que en alguna medida fui trabajando en todos los lugares que había deseado. Sólo que después mi deseo fue para otro lado y en esos medios yo no era candidata a ocupar los lugares que quería.
Insisto, no especialmente por cosas de género -que ni hablar que hace quince años no estaban esquematizadas en mi cerebro-. Pero sí debo reconocer que de los hombres se espera menos, es más facil ocupar lugares. Alcanza con ser menos brillante, menos estudioso, menos carismático, menos todo e igual hay lugar para vos. Si sos mujer vas a tener que estar a la altura de muchísimas auditorías para que te "aprueben" entonces hasta que no estuve muy lista no tuve oportunidades.
Según entiendo, PDB es una cooperativa. Analizando el rol que ocupan los medios hegemónicos de comunicación en este sistema capitalista y patriarcal, ¿cuáles son sus estrategias para posicionarse y mantenerse con el perfil disruptivo que destaca al programa?
No se si es especialmente disrruptivo. Más bien la ruptura es con que te marquen lo que tenés que decir. Muchas veces decimos cosas similares a medios grandes, porque así las concebimos, y otras decimos cosas completamente contrarias, pero la cosa es que damos una mirada del mundo en la que creemos, si pifiamos es porque nos equivocamos y si la pegamos es porque tuvimos un acierto, pero nada de todo eso sucede en base a lógicas de rating, de pauta publicitaria, de pauta política o de censura. Somos un grupo de gente que ve el mundo de una forma parecida y por suerte hay otros miles que se encuentran en nosotres y nos permiten hacer esto con libertad.
En el podcast “¿Cómo le explico a mi alien?” que realizás junto a Nico Guhtmnann, ¿cómo eligen los temas a tratar? Y, ¿cuáles son las diferentes estrategias que utilizan para producir contenidos respecto al noticioso?
Los temas tienen que ver con cosas que nos interesan o nos convocan y tratamos de encontrarle el arraigo en la actualidad, de ordenarlo o buscar datos que aporten para que no sea (solamente) dos amigos charlando. A veces propone el tema Nico, otras yo, vemos si al otro le copa y avanzamos, pensamos qué testimonios pueden servir, nos dividimos para convocarlos y antes de grabar le contamos al otro qué data tiene cada uno para ordenarnos. Sobre estrategias fundamentalmente es sostener una mirada del mundo que es la del canal y la de quienes lo conformamos, tratar de ser coherentes con eso y que los productos que lanzamos la reflejen, y buscar algún grado de novedad periódicamente. Después hay que ir ocupando distintos lugares, un poco lo pide así internet, y vamos pensando distintas ideas sea de formatos nuevos o de cosas propias de un formato que sean adaptables a otros.
El humor es una parte fundamental de tus producciones, cuando tocas puntos sensibles como la miseria, explotación, gatillo fácil, represión, trata, etc. ¿Cuáles son los límites del humor frente a estos temas? ¿Hay gente que se ofende con la ironía o la transgresión de lo políticamente correcto?
No se bien cuáles son los límites. En principio tiene que ser gracioso. Tampoco todo es gracioso para todo el mundo. Hay gente que aún ríe de chistes de suegras y eso es humor. No es humor que me haga gracia a mi. Y probablemente lo que hacemos en País de Boludos muy probablemente no haga reir a mucha gente. Lo de lo políticamente correcto hay que redefinirlo porque en realidad tiene que ver con el sentido común instalado. O sea nosotres tratamos de no reirnos de las víctimas, fuera de eso podemos hacer chistes de lo que sea. Pero eso no es lo políticamente correcto. Lo políticamente correcto es Baby Etchecopar diciendo "feministas mugrientas", es lo que acepta la mayor parte de la población y lo que se consume masivamente. Sí, ofendides hay siempre.
¿Qué nuevos desafíos y objetivos debería encarar el movimiento de mujeres luego de conquistado el derecho al aborto?
Esta pregunta me queda un poco grande. Yo apenas soy una mujer que tiene un lugar pequeño en medios y que trata de formarse lo más posible -también un poco por las auditorías permanentes a las que estamos sometidas de las que hablaba arriba. No soy alguien que pueda marcar un norte o un horizonte a un movimiento tan grande y diverso. En términos personales me gustaría que las tareas de cuidado que son las que sostienen el sistema entero sean valoradas, profesionalizadas y remuneradas, para que no seamos las feminidades quienes sostenemos el mundo andando con tareas de cuidado ad honorem que nos son asignadas en alguna medida al nacer, como si fueran algo natural. En la misma medida, la formalización de las trabajadoras de casas particulares. Me gustaría que haya cupos trans efectivos, tanto en el sector público como privado. Que la ley Micaela sea algo que ni amerite discusión, es ridículo que incluso haya funcionarios que se rehusan, no pueden ocupar un cargo. Que haya mujeres en las cúpulas gremiales. Que desarmemos -no se bien cómo- las operaciones simbólicas que nos ponen a las feminidades a dar explicaciones todo el tiempo, a estar siempre en deuda, a mostrar qué tanto nos merecemos cosas que a los hombres cis les son dadas como por derecho propio. Quiero presidentas, gobernadoras y jefas de gobierno. Y que nos dejen de juzgar por todo lo que hacemos, decimos, mostramos, por cada cosa de nuestra existencia.
¿Cómo imaginás el mundo postpandemia y la nueva “normalidad”?
En el rebrote en el que estamos y con los niveles de negación de una parte importante de la sociedad y del arco político me cuesta pensar que haya algo después de la pandemia. A veces pienso que si hay algo quizás no llego, que me muero antes porque el imbécil asesino y negacionista de al lado no se pone un barbijo. Así que no sé. La verdad que con que haya “algo” ya me doy por hecha. El mundo hace algunas décadas había empezado a ir hacia un lugar mejor y ahora esa lógica se invirtió, y solo empeora. Este estado de cosas no se sostiene y excede muchísimo lo que haga cada une de nosotres cambiarlo. Así que no tengo nada optimista para esta respuesta. Mi deseo de postpandemia es que haya postpandemia. Todos vamos a ser más pobres, eso seguro.