Existe un mantra habitual entre muchos personajes públicos liberales que consiste en el uso de la curva de Laffer para justificar las rebajas impositivas. Desde Javier Milei hasta Liz Truss, podemos encontrar abundantes referencias a la teoría expuesta por Arthur Laffer. En este artículo intentaremos desentrañar qué significa esta curva y por qué debe preocuparnos.
Lunes 21 de noviembre de 2022
Hace unas semanas, durante un debate organizado por el medio de comunicación argentino La Nación, el libertario de extrema derecha Javier Milei criticó los sistemas impositivos estatales utilizando como argumento la famosa curva de Laffer. Muy conocido a ambos lados del charco por sus histriónicas intervenciones televisivas, Milei no duda en atacar habitualmente las reformas recaudatorias argentinas, acusándolas de confiscatorias.
Pero este no es el mayor de sus hitos. El líder del partido La Libertad Avanza nos tiene acostumbrados a actuaciones aún más polémicas. Sirva como ejemplo el hecho de haber trabajado como asesor de Antonio Bussi, antiguo gobernador de Tucumán condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, su negacionismo respecto a los desaparecidos durante ese mismo periodo o sus habituales insultos y amenazas hacia personalidades que él considera de izquierdas.
Aquí no somos ajenos a este tipo de sucesos. Basta recordar la reciente misa en honor a Franco o las manifestaciones para recordar su figura y la de Primo de Rivera a pesar de la Ley de Memoria Democrática. La misma ultraderecha de Vox que trajo a Milei los protagoniza. Una extrema derecha que viene a proteger las ganancias de los capitalistas, las fronteras y la represión, con un discurso contra las migrantes, las mujeres, el feminismo, el colectivo LGTBI; que quiere radicalizar el militarismo, el nacionalismo, las privatizaciones salvajes y los ajustes sociales que los gobiernos neoliberales ya están aplicando.
Asimismo, la pulsión de Milei por las bajadas de impuestos encuentra numerosos apoyos internacionales, como es el caso de la británica Liz Truss (de la que hablaremos posteriormente) y de Isabel Díaz Ayuso. También Núñez Feijóo, líder del PP a nivel nacional, ha alentado a menudo las rebajas impositivas, si bien ha mostrado una mayor prudencia tras el batacazo ocurrido a esta sazón en Reino Unido.
En este punto es necesario hablar de la curva de Laffer, pues pasa habitualmente por los discursos de personalidades vinculadas (con mayor o menor arraigo) a las derechas a la hora de tratar el asunto de los impuestos. Así que ahora cabe preguntarse, ¿qué es esta curva y por qué debería importarnos?
Figura 1. Efecto de la curva teorizado por Arthur Laffer. Fuente: Wikipedia.
Cuenta la leyenda que, durante una reunión mantenida en 1974 con los altos cargos del Partido Republicano Dick Cheney y Donald Rumsfield, el economista Arthur Laffer dibujó una curva en una servilleta para ilustrar sus teorías sobre las tasas impositivas. Su visión, desarrollada más en profundidad, explica que existen diferentes niveles de optimización para estas tasas. Si observamos la Figura 1, podemos ver en el eje de abscisas (el horizontal) que, si se aumenta el tipo impositivo, se puede llegar hasta un máximo de recaudación, representada esta en el eje de ordenadas (el vertical).
De este modo, la recaudación tras el punto óptimo (t*, Tmax) se verá reducida si se siguen aumentando los impuestos. Así expuesta, la hipótesis de Laffer suena razonable: si las tasas impositivas crecen demasiado, los ingresos del Estado disminuyen. Además, el economista estadounidense señala la existencia de puntos de recaudación similares en lugares distintos de la curva, que en la Figura 1 serían (t1, T1) y (t3, T1). Esto indicaría que este último punto resulta ineficaz, pues el punto anterior tiene un nivel de recaudación similar aplicando menos impuestos. Aquí es donde llega el punto de inflexión con la curva de Laffer, pues muchos políticos y economistas de derechas alrededor del mundo se apoyan en la idea de que sus sistemas impositivos son demasiado altos (estarían en la parte derecha de la curva), pudiéndose rebajar los impuestos para alcanzar un punto más cercano al óptimo.
No hay que alejarse mucho de Javier Milei para comprobar esto. Mauricio Macri, presidente de Argentina durante el periodo 2015-2019, llegó al poder con el objetivo, según él mismo afirmaba en el debate presidencial de noviembre de 2015, de reducir la pobreza a cero. Su solución para los problemas del país consistía en la desregulación del mercado laboral, la apertura importadora y la liberalización financiera, acompañado todo ello de una importante bajada de impuestos.
Estas medidas provocaron, entre otros efectos, que entre 2015 y 2018 se fugaran 10 veces más dólares de los que estaban entrando como inversión extranjera, que la pobreza aumentara en 2018 hasta el 32% de la población según el INDEC y hasta el 33,6% según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, y que la inflación llegara hasta el 53,8% en 2019 (el valor más alto en casi treinta años). Además, como se aprecia en la gráfica presentada a continuación, la deuda pública pasó de suponer un 52,6% del PIB en 2015 a un 89,8 % en 2019.
Figura 2. Deuda pública de Argentina como porcentaje del PIB. Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Economía de Argentina.
Trasladándonos ahora a Europa, el ejemplo más claro del fallo en la utilización de la curva de Laffer lo tendríamos en la reciente actuación de la primera ministra británica Liz Truss. Tras proponer una importante rebaja fiscal, cuya consecuente reducción de ingresos pensaba financiar con deuda pública (confiando en un posterior proceso de dinamismo económico), los mercados reaccionaron ante el riesgo de inflación, bajando en un 24% el valor de los bonos a treinta años, debiendo actuar el Banco de Inglaterra para evitar el desastre La inestabilidad surgida obligó a Truss a presentar su dimisión poco después.
También nuestro país ha sido testigo de la entelequia de Laffer en estos años, destacando los casos de Madrid y Andalucía. Desde hace décadas, el ejecutivo capitalino ha presumido de sus bajos impuestos, mostrando a Madrid como la región idónea para vivir o para atraer inversiones. A esto se ha sumado desde el 2019 la Andalucía gobernada por el PP de Juanma Moreno en coalición con Vox, que inauguraron su mandato exponiendo a las claras un programa liberal.
El problema de este tipo de políticas es que, como se ha mostrado con los ejemplos de Macri y Truss, no consiguen los efectos de aumentos de ingresos que prometen. Un informe reciente de la AIREF estudia las consecuencias que las políticas fiscales de las Comunidades Autónomas tendrán en 2023. El caso de Madrid y Andalucía es bastante preocupante, pues sus respectivas bonificaciones al IRPF y al Impuesto de Sucesiones provocarán que ambas lideren con suficiencia la pérdida de recaudación el año próximo. Se calcula que Madrid perderá 335 millones de euros y Andalucía 209.
Figura 3. Impacto fiscal de las medidas adoptadas por las Comunidades Autónomas. Fuente: AIREF.
Esto produce una menor capacidad de desarrollo de políticas públicas, teniendo unos servicios de inferior calidad (las recientes huelgas por la Sanidad en Madrid no surgen por nada). La menor capacidad de atención a las necesidades de la ciudadanía se puede observar en la tasa AROPE, que mide la población que se encuentra en riesgo de pobreza, de privación material severa o que procede de hogares con una baja intensidad de trabajo.
Un informe de CCOO ya alertaba hace unos años que esta tasa había pasado en Madrid de suponer un 16% del total de habitantes en 2007 a constituir un 20,6% en 2017 Si miramos los datos más actuales, se puede observar que la tasa AROPE ahora engloba al 21,1% de la población de Madrid, lo que implica tener a una quinta parte de esta viviendo en malas condiciones. No obstante, el caso de Andalucía es aún más sangrante, pues se encuentra en este umbral el 38,4% de la ciudadanía.
Figura 4. Tasa AROPE en las Comunidades Autónomas en 2021 con los casos destacados de Andalucía (verde) y Madrid (rojo). Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE.
En definitiva, podemos constatar que las tan cacareadas rebajas de impuestos de los gobiernos neoliberales han tenido efectos enormemente nocivos para la población. El recurso a la curva de Laffer como justificación para este tipo de políticas, aduciendo la necesidad de reducir las cargas impositivas para acercarse al óptimo de recaudación, ha llevado a que los servicios públicos experimenten una importante merma en su calidad. Como consecuencia, problemas acuciantes como la pobreza o la desigualdad carecen de los medios necesarios para ser tratados con solvencia.
La libertad propugnada por personalidades como Milei, Macri o Ayuso, que apelan a una supuesta ineficacia impositiva que lleva al estrangulamiento de la economía, solo conduce al malestar general de la sociedad. Es una “libertad” que desemboca en la protección de los privilegios de los más ricos, arrojando al resto al abismo de la precariedad.