Las enormes movilizaciones desatadas en todo Estados Unidos exigiendo justicia frente al asesinato de George Floyd a manos de la policía, ha generado distintas reacciones desde el mundo de la cultura y las artes. La música, y en este caso el Jazz, tiene mucho que decir de su historia de racismo y rebelión negra.
No existe la pureza en el Jazz. Se encuentra construido sobre el permanente cambio y dinamismo de nuevos estilos que interactúan y se transmutan a cada instante, manteniendo al “blues” como columna vertebral de cada creación. Y así como el fuego de Minneapolis –que ha invadido rebeldemente la conciencia de millones en Estados Unidos- ha sido la expresión liberadora sobre la violencia histórica hacia el pueblo negro, aquella que resuena hasta el día hoy.
Desde la humilde Jam Sesion de una decadente taberna, hasta las calles que se alzan exigiendo justicia para George Floyd, el Jazz reverbera “ajustando sus tiradores” y “resonando en los siglos” como dijera Maiakovski [1].
Breve historia de los precedentes del Jazz
Si bien el nacimiento del Jazz como un estilo propio –y en cierta manera diferenciado- se puede asociar a la beligerante ciudad de Nueva Orleans junto al trompetista Charles "Buddy" Bolden, estudios dan cuenta que estilos similares se venían desarrollando e interpretando en ciudades como Memphis, Kansas City, Dallas y San Luis, entre otras tantas del sur.
Sin embargo, para hablar de sus orígenes, es importante señalar que tanto la base melódica como rítmica que da inicio al Jazz viene previamente del ragtime [2], el cual comienza en la ciudad de Sedalia, plasmado en las manos y composiciones del pianista afroamericano Scott Joplin. De igual manera en este contexto, emergieron una serie de connotados intérpretes del ragtime, tanto negros como blancos, como es el caso Eubie Blake y Jelly Roll Morton.
Sin embargo, fue la cruel explotación del pueblo negro presente en las denominadas “work songs”, los spirituals en las ceremonias religiosas, y principalmente el blues, quienes dieron al Jazz -por su estructura musical y posibilidad de improvisación- las características que hacen de él, algo único, y que hasta hoy llama la atención en cuanto a su gigantesca calidad [3].
El Dixieland, chicago, swing, bebop, free jazz, y el ecléctico conjunto de mixturas que hoy integran o más bien confluyen al ejecutarse su interpretación, se erigirán sobre este esqueleto musical, alcanzando el oído de los más diversos sectores. Y si bien el Jazz que durante sus primeras décadas estuvo relegado a las tabernas y burdeles, asociado por excelencia a la fiesta y a la entretención norteamaericana, los europeos se convirtieron e los primeros en valorar el Jazz como un tipo de música digna de ser estudiada y analizada [4]
El Jazz y su posición frente al racismo
Sin embargo en el caso del Jazz -si bien no es el único de sus factores- es imposible comprenderlo por fuera del fuerte componente racial expuesto en sus composiciones y espectáculos, donde aquellos miembros atiborrados por el nacionalismo y la emergencia de ideologías que reivindicaban la supremacía blanca como el Klu KLux Klan, debieron sortear las más crueles y denigrantes situaciones, por el sólo hecho de tener su color piel.
Salones como el Cotton Club o el Roseland ubicados en Harlem a mediados de los años 20’s eran conocidos por expresar el racismo imperante en la sociedad norteamericana, donde insólitamente bandas integradas por músicos negros y blancos se presentaban en los clubes, pero negando la entrada al público de “color" que asistía a los conciertos.
Por aquellos años bandas como las de Fletcher Henderson eno los 20’s, y Benny Goodman posteriormente en los 30’s, tenían bastante fama por el ardiente swing que tocaban, sin embargo no podían desentenderse de la hipócrita situación de discriminación que estaba viviendo el pueblo negro. Y es en esta problemática que aparecen locales como el Savoy, cuya particularidad era permitir el ingreso de público de todas las razas y colores.
Sin embargo, la respuesta activa de algunos sectores frente a las serias limitantes sociales y laborales que vive el pueblo negro, no desaparece, sino por el contrario, se siguen presentando a través del tiempo, en el boom de sus diversos estilos.
Desde Duke Ellington a Billie Holiday, pasando por Max Roach a Charles Mingus y John Coltrane. El repudio a la violencia y discriminación racial estarán estrechamente unidas a la lucha por los derechos civiles del pueblo negro. Acciones como las de Rosa Parks negándose a cambiar de asiento en el autobús compartido por un hombre blanco en el 55, o la matanza de cuatro niñas por el Klu Klux Klan en Alabama del año 63, no pasarán desapercibidas entre los distintos trabajos de los más connotados y connotadas artistas, siendo una corriente importante a estudiar, sumado a nuevas formas de desarrollar el Jazz.
La vanguardia del Free Jazz y el cruce con los movimientos de izquierda
Durante los años 60’s, la situación política que se vivía en Estados Unidos era bastante compleja. La persistencia en la violencia racial hacia el pueblo afroamericano por parte de la policía y bandas de ultraderecha, sumado a la emergencia del movimiento hippie, y las masivas protestas contra la guerra de Vietnam hizo de ese periodo algo particular. A su vez importantes líderes por los derechos del pueblo negro, como Martin Luther King y Malcolm X [5], son asesinados durante esta década, siendo este último una gran influencia para el partido de Los Panteras Negras, organización de izquierda y marxista, que llegó a asentarse de manera significativa en las distintas urbes del país.
El Free Jazz que emerge a finales de los 50’s por medio del saxofonista Ornette Coleman, con su manifiesto de lo que será la próxima década en el “The shape of Jazz to come” [6], junto a otros músicos insignes como John Coltrane, Max Roach, o Charles Mingus entre otros, buscarán un cambio en el Jazz desarrollado hasta aquellos años. La persistencia de la atonalidad, la disolución del ritmo del metro, beat y simetría, junto con el enraizamiento de nuevas culturas e influencias provenientes principalmente de África, harán de esta época para el Jazz –cruzado con las últimas vanguardias artísticas internacionales- el nacimiento de algo tremendamente experimental y crítico de la decadente sociedad capitalista.
Será el preámbulo de los tormentosos años 70, que traerán consigo la emergencia del Jazz Fusión, donde las nuevas tecnologías, la proliferación del neoliberalismo en plena guerra fría, y nuevos estilos en el marco de una situación internacional convulsiva, harán de este periodo un hervidero social, político y cultural.
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