Hoy se cumple un nuevo aniversario de su nacimiento, un recorrido por la vida y la obra del mítico saxofonista.
Miércoles 23 de septiembre de 2020 00:18
Fotomontaje: Marito Ce
La corta vida de John Coltrane fue más que suficiente para redefinir el significado del jazz.
Él era claramente un hombre con una misión, un artista sin fisuras estéticas. Era, en palabras del escritor Amiri Baraka, “el espíritu más pesado”.
Fue un músico que encontró un sonido y una manera de decir que se transformaría en símbolo de lucha y marcaría a las nuevas generaciones de saxofonistas. Corrió el límite cultural del estilo y el suyo propio incontables veces, algo que él mismo definiría como “limpiar el espejo”. Redefinió el jazz melódica y armónicamente. Reinventó, por así decirlo, el saxo tenor.
John William Coltrane nace en Hamlet, Carolina del Norte, el 23 de septiembre de 1926, pero su inmenso aporte cultural ocurrió solamente en los últimos diez años de su vida. Esto fue en el turbulento período que va desde finales de la década del 50 hasta el 17 de julio de 1967, fecha de su muerte.
Coltrane se suma al quinteto de Miles Davis en 1955, Miles no era todavía una súper estrella y el resto de los músicos eran casi desconocidos. Sin embargo, el quinteto marco una época y hoy se la conoce como la “era dorada del jazz clásico”, aunque ese título también se ha usado para definir otras etapas.
Al final de los 50 ya era considerado unos de los músicos más talentosos y prometedores. Pero su gran despegue como innovador ocurrió en los años 60. La década anterior se caracterizó por ser una etapa exploratoria y de cambio constante, con una evolución más rápida que el período del Be Bop de los años 40.
El surgimiento de Hard Bop ubicó al saxo tenor en posición de líder, desplazando, por así decirlo, al saxo alto que ocupó ese lugar anteriormente, pero Coltrane no definiría su voz hasta fines de los 50.
En 1957 deja el quintero de Davis habiendo participado, entre otras grabaciones, en los discos “Cookin”, “Relaxin”, “Workin” y “Steamin”para el sello Prestige. Al poco tiempo se une al cuarteto de Thelonious Monk, quién sería, tal vez, la influencia más importante en su desarrollo musical.
Luego de un año vuelve con Miles, y en formato de sexteto graban el mítico disco “Kind Of Blue” en 1959, editado por Columbia Records. Este disco marcaría un antes y un después en el estilo y aun hoy es el disco más vendido de la historia del Jazz.
Paralelamente, en el mismo año “Trane” graba otro disco fundamental como líder, “Giant Steps”, para Atlantic Records.
En 1960 y después de intentar con distintos músicos aparece lo que se denominaría el “Cuarteto clásico”. Su formación más conocida fue con Mc Coy Tyner en piano, Jimmy Garrison en contrabajo y Elvin Jones en batería.
En esta etapa, los cambios estéticos y formales le harían ganar detractores y fanáticos, a punto tal que él mismo definiría a su estilo como “New Music”, en respuesta a las definiciones de algunos críticos que tildaron su música de “anti jazz”. Estos críticos cuestionaban, equivocadamente, su alejamiento de los conceptos tradicionales.
Leonard Brown escribe en su libro “John Coltrane and Black America´s Quest for Freedom” en relación a la tradición: “Una de las principales líneas estéticas de la tradición es tocar con un sonido y energía tal que conmueva a la gente profundamente. La sinceridad y convicción del sonido, el sentimiento, son dos de las situaciones estéticas más importantes. Esta estética de ejecución fue creada por los primeros músicos afro-americanos, hombres y mujeres, vocalistas e instrumentistas”.
Si consideramos qué algunos aspectos de la tradición actúan como un legado que paraliza toda innovación, Coltrane atravesó estas barreras imaginarias sin dudarlo. Su necesidad de reinventarse era vital y así lo hizo en respuesta a esa pulsión creativa irrefrenable. Sin embargo, en cada nueva faceta de sí mismo la tradición seguiría apareciendo en su forma de trasmitir emocional y espiritualmente.
El 1° de septiembre de 1961 se edita su primer disco para el sello Impulse Records, “Africa Brass”, estableciendo un puente directo con los movimientos de lucha por los derechos civiles. Este lanzamiento fue leído como una señal de su compromiso político. Más tarde vendrían los temas “Reverend King” y “Alabama”, este último escrito sobre las palabras dichas por Martin Luther King en el funeral de las cuatro niñas asesinadas el 15 de septiembre de 1966 en un atentado en la Iglesia Bautista de la calle 16 de la ciudad de Birmigham.
Escribiría Amiri Baraka en esa época, “Los iniciadores del movimiento denominado “free jazz” son los “jóvenes guerreros de nuestro ejército de música libre”. Y lo explica en estos términos “la música de los negros es esencialmente la expresión de una actitud acerca del mundo y solo secundariamente un modo de hacer música”. Coltrane no solo era un ejemplo de esto, fue el sonido de ese movimiento.
Años después, Miles Davis lo pondría en estos términos: “Coltrane expresaba a través de su música lo que Rap Brown y The Black Panthers estaban diciendo con palabras. Lo que los últimos poetas y Amiri Baraka decían en sus poesías. Él era su antorcha en el jazz. Él tocaba lo que ellos sentían y expresaban en las marchas que ocurrían cada día. Era la revolución para los jóvenes negros. Coltrane era su símbolo, el orgullo, el hermoso orgullo revolucionario”.
¿Pero, es contradictoria éste compromiso con ese otro aspecto fundamental de su música, su tremenda espiritualidad? Su búsqueda espiritual estaba movida por la misma sensación de injusticia. Él creía que los sonidos podrían cambiar el clima e incluso que, alcanzando una vibración determinada, desaparecería toda la maldad del mundo.
De este costado de su música y de entre los más de cincuenta discos como líder podemos destacar la suite en cuatro movimientos “A Love Supreme”, o los dos últimos registros en vivo “Offering: Live a Temple University” y “Olatunji concert”. Estos últimos con Rashied Ali en batería, Alice Coltrane en piano, Jimmy Garrison en contrabajo y Pharoah Sanders también en saxo tenor.
Coltrane fue criticado, incomprendido, admirado e idolatrado en su propio tiempo. Fue un artista único e irrepetible que, como tal, redefinió el propio significado de belleza.