Las CTA y las organizaciones sociales kirchneristas se volvieron a borrar de la marcha al Congreso. Pero la resistencia y la bronca contra el plan de ajuste están creciendo, como se vio en la masiva marcha universitaria. La juventud no solo se moviliza en Argentina. Muestra su fuerza y su organización en EE.UU. y Europa, donde crece una enorme pelea contra el genocidio que Israel comete en Gaza y Milei apoya.
Lunes 29 de abril 19:36
La CGT negoció la reforma laboral y se borró de la lucha contra la Ley Bases. La burocracia sindical se prepara para un acto completamente rutinario este miércoles. Una medida casi absurda, que no es parte de ninguna pelea contra el ajuste de Milei y las grandes patronales. Es, al contrario, parte de seguir la negociación que sigue abierta mientras sobre la ley de cara al Senado de la nación.
Este lunes volvió a faltar a la movilización frente al Congreso Nacional. No aparecieron siquiera los dirigentes o figuras más conocidas. Ni las más cercanas al oficialismo ni aquellas que dicen ser opositoras.
Las conducciones de la CTA hicieron lo mismo. También la mayoría de las organizaciones sociales peronistas u kirchneristas. Las delegaciones presentes apenas superaron lo testimonial, cuando se trata de organizaciones con capacidad de movilización. Se volvieron a borrar, como lo habían hecho en febrero. Nuevamente la presencia en la calles fue de las asambleas barriales, el sindicalismo combativo, la izquierda y organizaciones sociales.
Habituados a las roscas y a las negociaciones, los distintos aparatos sindicales burocráticos se negaron a preparar una gran movilización que tuviera la fuerza para golpear seriamente contra la Ley Bases. Se dedicaron a especular, esperando que la rosca parlamentaria debilitara al Gobierno. Su estrategia sigue siendo la misma: dejar que Milei haga un desastre en el país para volver por la vía electoral en 2025 o 2027.
Pero la fuerza para derrotar el ajuste de Milei ahora existe. El descontento contra la política de ajuste empieza a crecer. Se vio el martes pasado, cuando un millón de personas marcharon en todo el país, en la Marcha Federal Universitaria. Ahí se mostró la voluntad de frenar el ataque de Milei contra la universidad y la educación pública. Se mostró también que la bronca va más allá. En todo el país, en cada ciudad, las multitudes invadieron las calles también contra la política de ajuste en su conjunto.
El Gobierno cree que porque cierre un acuerdo con los bloques colaboracionistas va a poder avanzar sin problemas. Pero se equivoca. El millón de personas que marcharon muestra que se acaba la paciencia de la sociedad. Que los discursos no alcanzan a frenar la bronca que crece contra los tarifazos, contra los despidos, contra los tarifazos.
Podrán negociar el ajuste por arriba, pero por abajo la bronca y la resistencia van a crecer. Entre la juventud, entre los trabajadores, entre el conjunto del pueblo trabajador.
Pero la juventud no solo se moviliza en Argentina. Es protagonista de un enorme proceso de lucha y organización en los países imperialistas. Un proceso que no tiene precedentes en 50 años, desde las masivas movilizaciones contra la guerra de Vietnam o el Mayo Francés. En Estados Unidos, en Francia, en Alemania, en Gran Bretaña. Allí crecen las marchas masivas, los acampes y otras medidas de protesta de un movimiento estudiantil que se rebela contra el genocidio que comete Israel en Gaza. Esas protestas también canalizan un malestar masivo contra las elites del poder económico más concentrado. Contra el empobrecimiento y el crecimiento de la desigualdad que recorre el mundo.
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Ese genocidio en Gaza es el que apoya Milei. El presidente argentino es el defensor más abierto de una masacre que se cobró más de 35.000 víctimas civiles, entre ellas un porcentaje enorme de niños y niñas. El repudio mundial es tan grande que incluso quienes apoyan abiertamente a Israel como (Biden o Trump) intentan diferenciarse.
Esa potencia es la que hay que desarrollar. En Argentina y en todo el mundo. Esa fuerza de la juventud que se rebela es la que le puede poner un freno a los planes de ajuste salvaje de la clase dominante. Hoy Milei es la avanzada de esos planes de ajuste al servicio del poder económico más concentrado. La fuerza para derrotarlo está. Hay que impulsar su desarrollo democrático desde abajo. Hay que poner manos a la obra.