Hace unas semanas se estrenó en Uruguay "La chica danesa", película dirigida por el laureado director Tom Hooper, y protagonizada por el actor ganador del Óscar 2015, Eddie Redmayne.
Sábado 5 de marzo de 2016
La industria cultural LGBT (audiovisual), hegemonizada por el corporativismo homosexual, ha recibido una violenta y creativa bocanada de aire fresco, con el estreno de una producción cinematográfica de masas, llevando a la gran pantalla la historia de la primera mujer transgénero en afrontar una cirugía de cambio de sexo a principios de los años veinte del siglo pasado.
Aunque el cine de contenido LGBT, cuenta con algunas realizaciones sobre la temática, como por ejemplo una de las últimas películas del joven y precoz cineasta canadiense Xavier Dolan, titulada Laurence Anyways, donde explora el mismo tema de la encerrona y la posible salida que implican el proceso de resignificación de género, sin embargo ninguna ha alcanzado el grado de repercusión masiva y polémica de esta nueva producción, además de contar con las actuaciones de la flor y nata del arte escénico europeo, entre ellos el protagonista, el inglés Eddie Redmayne, ganador del oscar a mejor actor por su brillante interpretación del genio físico Stephen Hawking, en el film La teoría del todo, o el alemán Sebastian Koch, recordado por su papel de escritor perseguido por la stasi stalinista en los años ochenta, en la película La vida de los otros (ganadora del oscar a mejor película extranjera), también cabe destacar la participación del actor homosexual Ben Whishaw, de reciente y conmovedor papel en la obra elegíaca y casi susurrante de Hong Khaou, Llilting. Por último cabe destacar la versatilidad de un cineasta de la épica como Tom Hooper (Los miserables, El discurso del Rey,) al enfrentarse con el desafío de una historia más intimista, sugerente y si cabe de mayor conflicto subjetivo.
Una estética diferente
Uno de los méritos de la película, que no pone arriba de la mesa tensiones de clase ni diferenciaciones sociales de ningún tipo entre sus personajes principales, es la de romper con la figura estereotípica del transgénero, concebido como travesti cómico y folklórico, expuesto a la risa, la burla y el menosprecio, tan funcional a los divertimentos de la moral burguesa como también a las excusas legitimadoras del proyecto de opresión patriarcal en la sociedad capitalista; ésta concepción presente en muchas películas, incluidas las producciones del cine LGBT más comercial y trivial, es uno de los elementos de dominación cultural imperialista más sofisticada, pero a la vez más fáciles de entender, en síntesis hollywood es la mayor fábrica de estereotipos culturales: xenofobos, misoginos, homofobos, transfobicos. Caulquier producción cultural o artística que vaya en sentido contrario, es potencialmente no ya revolucionaria, pero si contra-hegemónica.
En este sentido la estética de La chica danesa, es de extrema ternura pero también de irreconciliable dignidad, porque además es la sencilla y conmovedora historia del despojamiento de Lili Elbe, de su convencional pero falso "disfraz" masculino de Einar Wegener.