El sábado 8 de junio a las 20hs "La Kermesse Redonda" tocará en la fábrica recuperada por sus trabajadores.
Sábado 1ro de junio de 2019
Imagen: Enfoque Rojo
Corría el año ´85 cuando “Gulp!” irrumpió en nuestros oídos como una eléctrica descarga de rebelde empatía y ese mismo año quienes se habían creído dueños de la vida y la muerte pasaban por el banquillo de los acusados. El juicio a las juntas los sentenciaba por sus crímenes. La lucha sostenida de los organismos de derechos humanos y las organizaciones de izquierda que no abandonaban las calles obligó al gobierno de Alfonsín a encanar a la fiera más fiera. Pero la inmensa mayoría de torturadores y asesinos siguieron libres, muchos cumpliendo las mismas funciones que ejercían durante la dictadura; entre ellos estaban los burócratas sindicales que habían colaborado con los milicos, y la policía que no “moderaba” ni adaptaba sus métodos ante la incipiente y timorata democracia.
Razzias, torturas en las comisarías, detenciones arbitrarias, averiguación de antecedentes o portación de cara era nuestra realidad cotidiana como jóvenes que habíamos resistido a la dictadura genocida y sobrevivido para ver su caída; pero tampoco aceptábamos las migas de la democracia burguesa ni el atropello de su patota policial. En ese aire enrarecido crecimos y, pese a las diferencias políticas e ideológicas de quienes militábamos en las distintas organizaciones de izquierda, había puntos de encuentro ineludibles: la lucha en las calles (contra un gobierno sometido a los designios del FMI que declaraba economía de guerra imponiendo más hambre al pueblo trabajador) y los recitales de los Redondos. Allí se respiraba y transpiraba ese espíritu anti-policial de sangre joven que se subleva contra este sistema inhumano de explotación y hace frente al autoritarismo de sus perros. Ir a ver a los Redondos era encontrarnos para regocijarnos en esa música que nos sacudía y liberaba en espasmos, de lírica ácida que narraba como ninguna nuestra rebeldía mientras ella se expresaba con toda su potencia, allí donde sea que nos convocara Patricio Rey, para presentarle batalla a quienes pretendían moler a palos nuestras pocas alegrías.
Esta banda que, si bien adopta su nombre en 1976, había nacido como la pata musical de la comunidad artística platense “La Cofradía de la flor solar” y que, identificados con los ideales del Mayo Francés, habían sabido desplegar su espíritu libre en los tiempos más oscuros, se transformaba, junto a Sumo y otros grupos del under, en símbolo de resistencia artística y cultural en la escena del rock local. Así, en el ´86, llegó Oktubre. Un disco que homenajeaba a la Revolución Rusa de 1917 y que encendía nuestras fibras más profundas.
En la previa de sus recitales cada vez sonaban más fuerte nuestras voces cantando “La Internacional”, por la que la banda expresaba en la apertura del disco su preferencia ideológica, mientras algunos contraponían la marcha peronista mezclados entre anarcos y hippies de distintas generaciones como fuera una constante histórica de esa tribu heterogénea pero unida por la misma música y emparentada en el odio de clase. Esta bronca, que se expresaba original y principalmente contra las fuerzas represivas y luego se desviara hacia Soda Stereo en una polarización absurda desde lo artístico pero consecuente desde las diferencias de clase evidentes entre sus seguidores y el fogoneó de la prensa cual Boca-River, fue creciendo junto con la masificación de la banda que dejó el circuito under para llegar a Obras, el templo del rock y la industria a la que siempre habían rechazado.
Así las viejas carrozas llegamos a un punto de inflexión cuando en el recital de Abril de ‘91 la policía, arremetiendo como siempre contra las huestes de su grupo más odiado, detiene, tortura y asesina a Walter Bulacio. Y ya nada fue igual. La tibia respuesta del Indio y la impunidad que continúa hasta el día de hoy para los verdugos, fue una decepción que no impidió seguir escuchando a una de las mejores bandas de rock nacional pero ya sin esa identificación ideológica que nos había reunido. Llegaron las canchas y con ellas esas “misas” masivas enardecidas de pasión futbolera que mutaría la mística de banda independiente y expresión rockera de rebeldía por una pasión casi religiosa.
Si fueron diferencias musicales, económicas o personales entre el Indio y Skay nunca lo sabremos con certeza pero en 2001 la banda más grande en la historia del rock nacional se despedía para siempre y cada quien tomaría su rumbo. Esto parecía irreversible hasta muy poco tiempo atrás, cuando Sergio Dawi y Semilla Bucciarelli, quienes compartían SemiDawi un proyecto plástico-musical de muy buen nivel, vuelven a juntarse con los demás músicos ricoteros en distintas oportunidades hasta llegar al formato actual de Los Decoradores y “La kermesse Redonda” de la que participa también el Mono Rocambole, ilustrador histórico de los Redondos, quien ha sido un gran colaborador en la lucha de lxs trabajadorxs de Pepsico y actualmente ha cedido una de sus obras a lxs trabajadorxs de Madygraf. Sin el Indio y Skay para muchos cultores de la personalidad esta reunión no tiene sentido pero para quienes sentimos esa música como propia es un retorno a las fuentes interpretado por sus creadores y que tiene plena vigencia con las problemáticas actuales de la mayoría de lxs jóvenes que padecen la precarización, marginalidad, gatillo fácil y explotación y siguen encontrando en el rock de Los Redondos una expresión auténtica de sus problemas y alegrías.
Que esta reunión sea en Madygraf, una fábrica gestionada por sus trabajadorxs, quienes sostienen la lucha con puños y dientes apretados contra el sistema que pretende borrar su ejemplo es un plus invalorable y un emotivo retorno a los orígenes. Como expresara Sergio Dawi en la entrevista que concediera a La Izquierda Diario: “esto que se da en los shows tiene una particularidad casi familiar, fraternal y festiva donde la alegría es casi un antídoto efímero ante tanta demencia”. Para quienes militamos para terminar con este sistema de explotación del hombre por el hombre y transformarlo de raíz el antídoto para la barbarie capitalista es el socialismo, más la alegría es algo que tampoco podrán arrebatarnos fácilmente.
El sábado 8 de Junio a las 20hs vamos todes a defender la gestión obrera, contra el ajuste, los despidos y el tarifazo y a escuchar a La Kermesse Redonda (e invitadxs) en un show histórico e increíble para cantar, bailar y disfrutar. Por primera vez ellos tocarán en esta emblemática fábrica gestionada por sus trabajadorxs y las bandas volveremos a vibrar en Madygraf.
Entradas en https://kermesse-redonda-madygraf.eventbrite.com.ar