Desde La Izquierda Diario y Contraimagen les invitamos a sumergirse en esta historia donde trabajadores y trabajadoras cuentan cómo y por qué llegaron a tomar el control y gestionar está fábrica en pleno corazón del polo industrial de la zona norte del conurbano. Esperamos que la disfruten tanto como nosotres al realizarla, y deseamos que sea un aporte para pensar (y organizar) los tiempos que se vienen.
Walter Benjamin contradecía a Karl Marx cuando este decía que las revoluciones eran el motor de la historia. Para Benjamin más bien se trataría del freno de mano de emergencia del tren de la humanidad que lleva al abismo, conducido por los capitalistas. No es difícil hacernos esta idea. El cine comercial, las series por streaming, la literatura “comercial” se encargan de recordarnos permanentemente ese, nuestro destino ineludible en aquel tren.
Como un bombardeo constante, las noticias preanuncian a diario la catástrofe inminente. Pero ¿tiene que ser necesariamente así? ¿Podría ser de otra forma? ¿No existe otro esquema en el que la humanidad apele a su potencial, y libere su enorme capacidad creadora atrapada en los engranajes de este sistema actual que nos muestra cada vez más su cara decadente, y se apropie de su porvenir de manera armónica con la naturaleza y con el resto de los seres que también habitan el planeta?
Nos muestran que parece un sueño deliberadamente lejano, inalcanzable. Pero así como los conquistadores españoles sepultaron literalmente la vieja Tenochtitlán en el actual México, los vencedores del siglo XX buscaron enterrar la historia de la clase trabajadora, sus luchas, sus experiencias al frente del control de la producción, sus formas democráticas de organización social y política; su proyecto de emancipación global. Es una labor urgente ir desenterrando elementos de ese pasado para volver a proyectar otro futuro. Y de algo de eso se trata este documental.
Ya entrado el siglo XXI, un grupo de trabajadores y trabajadoras van a desarrollar a través de 80 minutos la historia que los llevó a gestionar la fábrica que hoy es Madygraf. Una historia que comienza con la más brutal de las derrotas históricas de la clase obrera: el neoliberalismo, los 90, de la cultura de la competencia y la brutalidad entre hermanos y hermanas de clase. Y de cómo, abrazando alguno de ellos las ideas del marxismo y el trotskismo, fueron descubriéndose como pares, deconstruyéndose a sí mismos y reconociéndose como una propia clase.
Se organizaron en la oscuridad, transformándose como colectivo y a su entorno, encontrándose con otros trabajadores de distintos gremios, poniendo en pie la Comisión de Mujeres, organizándose para pelear por sus derechos siendo parte del movimiento de mujeres, del movimiento ambiental, de derechos humanos; llevando la solidaridad a los sectores más necesitados del pueblo trabajador; replanteándose su matriz productiva para no dañar el ambiente; sembrando lazos a través de la cultura y el arte; combatiendo permanentemente contra los agentes del Estado capitalista y sus fuerzas policiales, la justicia, contra los ministerios y gobiernos de distinto color político pero de la misma clase enemiga: la de los patrones. En estos embates legales contaron con el acompañamiento de sus abogadas y abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) Myriam Bregman, Ingrid Hirch y Agustín Comas.
Una historia llena de anécdotas, alegrías, cicatrices, contradicciones y mutación permanente. Una historia viva, en pleno desarrollo que esperamos, aporte algunas pistas para militar un porvenir alternativo, superador.
Hilos de continuidad
Madygraf. Huellas de un Futuro se estrenó el 2 de junio en la propia fábrica. La sala de la máquina 301 de la ex multinacional fue acondicionada para volverse un cine, con una enorme pantalla cayendo desde una bandeja de electricidad y un proyector escupiendo imágenes desde arriba de un clark. Un gran hecho cultural, en momentos donde las plataformas de streaming nos imponen un visionado de cine en solitario y estandarizado, presenciar una película documental realizada de forma colectiva y junto a todos sus protagonistas y compañeros de ruta, vuelve la propia experiencia de la proyección un hecho en sí mismo.
Es parte de nuestra tradición militante la pelea por democratizar la producción y el acceso al arte y la cultura para las mayorías que hacemos andar este mundo. Y así también buscar todas las vías para aportar al desarrollo de una conciencia de clase capaz de superar este sistema de miseria y explotación, a la par de construir un partido internacional de las y los trabajadores.
Quienes realizamos, desde Contraimagen y La Izquierda Diario, este material, con más de 15 de años archivo documentado, como parte activa de este proceso desde sus comienzos, esperamos que la experiencia de las y los trabajadores de Madygraf pueda emocionar a todo aquel que la vea (tanto como a nosotros), y deje planteadas conclusiones, lecciones y preguntas que ayuden a reforzar nuestra identidad de clase, nuestra memoria colectiva, y la militancia por cambiarlo todo.
Ficha técnica
Realización integral: Matias Gali, Silvana Safenreiter, Romeo “Colo” Guerra, Florencia Sciutti, Piter Scrouch.
Sonido final: Andrés Perugini.
Color final: Gisele Ventrice.
Arte de portada: Micaela Etchevest.
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