María Ugarte y Eduardo Toro, despedidos de forma persecutoria de la textil Elemento, fueron reinstalados este lunes 15 de diciembre en su puesto de trabajo, después de más de un año de lucha y luego de que la empresa incumpliera con los fallos de la justicia que exigían su reinstalación.
Martes 16 de diciembre de 2014
Fotografía: Enfoque Rojo
Pompeya. Este barrio y los aledaños hace algunas décadas vienen siendo poblado por una migración laboral, los exiliados económicos que encuentran asilo precario en talleres y fábricas textiles. Allí está Elemento Medias, la textil del maltrato: hace más de 20 años produciendo y generando ganancias millonarias a costa del sudor y largas jornadas de trabajo, en su mayoría de mujeres inmigrantes.
Las rebeliones de los más explotados
No son premeditadas, pueden estallar por cualquier parte, causa de las situaciones adversas de una realidad plagada de opresión y precarización de la vida, y de todos los actores que en este caso operan en complicidad extrema: patronales, sindicatos y gobiernos a favor de las siderales ganancias capitalistas textiles.
La masacre de Luis Viale en 2006 donde se incendió el taller en el cual murieron 6 personas, entre ellas 4 menores, que no solo trabajaban y vivían allí encerrados, descubrió a un sector hasta entonces invisibilizado y desató la rebelión de los costureros que salieron con mucha ira a las calles de Flores y la zona sur de CABA, abortado por talleristas paisanos y por la falta de una organización independiente de los trabajadores.
De aquella experiencia que permanece con odio en la memoria de muchos trabajadores textiles, llega finales de julio de 2013 con la drástica y desesperada acción de una trabajadora de Elemento que, cansada de tantos atropellos, toma la decisión de prenderse fuego dentro de la planta.
Así recuerda María Ugarte, aquél mediodía de ese 29 de julio: “Creí que era el reflejo del sol que entraba por la ventana, pero estaba ardiendo. Caminó en llamas. Entonces grité. Los chicos de plancha corrieron y la apagaron. Ahí veo que el jefe de producción nos estaba mirando. Le grité “¡¿esto es lo que querías?! Mire lo que están haciendo con nosotros”. Ahí llega la dueña”(…) “ si no te has hecho nada, levantate”. Y el jefe que venía con ella nos dice al resto: “vayan a trabajar”. Pero no se movió ninguno. Ninguno”.
Por primera vez en la historia de esa fábrica, la ira acumulada de los trabajadores se desató y durante dos días paralizaron la producción, realizaron asambleas votando por primera vez delegados, reclamaron trabajar bajo Convenio, dieron a conocer la situación con comunicados a los medios y recibieron solidaridad como de la comisión interna de Coca Cola, organismos de Derechos Humanos, jóvenes trabajadores de Cosiendo Conciencia, textiles de la recuperada Brukman y Centros de Estudiantes.
Algo empezaba a cambiar, ya nada sería lo mismo en Elemento. Se vinieron las juntadas afuera de la fábrica, las presentaciones de cartas documentos para que los reconozcan como delegados y la presión a la AOT (Asociación Obrera Textil) que estuvo totalmente ausente, garantizando que no haya organización ni delegados de los trabajadores, fiel a sus intereses como burocracia aliada al gobierno nacional.
Ya entrado agosto del 2013 echan al odiado jefe de producción, pero van por más, quieren que les regularicen las horas de trabajo que corresponden por Convenio: 48 hs. semanales sin trabajar los sábados. Arrancan esta conquista en septiembre y el primer viernes que no volverían a trabajar al otro día, realizan un gran festival solidario por la compañera que continuaba internada, al que acuden todos. Saben que su lucha trasciende las paredes de un taller, Eduardo Toro planteaba a sus compañeros desde el escenario: “está declarada la pelea en Elemento. Por todos los textiles” .
La Textil del maltrato, despidos discriminatorios
Estas explosiones muestran que el modelo textil “nacional y popular” está fundado sobre los cimientos de la superexplotación laboral de los `90. Los despidos discriminatorios contra María y Eduardo pretenden evitar la organización de los trabajadores para enfrentarla. La patronal temió la unidad obrera que derribó los muros xenófobos, y quiso descabezar la incipiente organización. Primero despide a María, una de las referentes, acusándola de que no tenía los documentos en regla e incluso amenazándola de que la iban a deportar. Era un día de lluvia torrencial, se arman asambleas y la patronal responde despidiendo con total prepotencia a otros de los referentes, Eduardo. Intentan sembrar miedo.
“Yo arranqué trabajando en negro, varios años. Tenía 4 hijas y era madre y padre. A veces lloraba del maltrato, pero aguanté, como muchos trabajadores que somos inmigrantes” relataba María que dejó 12 años de su vida sobre las máquinas sufriendo un aborto y la pérdida de una hija. Eduardo es salteño, tejedor y más joven, pero parte de la misma historia. “Las horas extras no las pagaban, el sueldo era bajo, se trabajaba 12 horas y también los sábados”.
Una gran campaña solidaria que recorre talleres y fábricas textiles
Lejos de bajar los brazos y sin ninguna experiencia previa en este sector, comienzan una gran campaña. En barrios, universidades, fábricas y escuelas se podía leer el afiche “Elemento: la textil del maltrato”, entran al Congreso a buscar firmas, reciben el apoyo de la comunidad boliviana en radios, peñas, fiestas tradicionales.
Personalidades como Nora Cortiñas y Elia Espen de Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora), Adolfo Pérez Esquivel del SERPAJ y Premio Nobel de la Paz, Osvaldo Bayer, los abrazan. Organismos como el CELS, CeProDH, referentes sindicales como Claudio Marín (Secretario Adjunto de FOETRA), y el grupo musical más popular de Bolivia, Los Kjarkas entre muchos otros, también se solidarizan.
Frente a la presión de la campaña, obligan al Ministerio y el sindicato a dictar conciliación obligatoria con los despedidos adentro mientras transcurría la misma, que la empresa no cumple.
El sindicato decía que nada se podía hacer. La campaña de apoyo se expandía con el fondo de lucha, fiestas y muestras de apoyo. Los despedidos hacen un corte en Callao y Corrientes en diciembre junto a los obreros de Brukman. Se presenta una medida cautelar en la justicia patrocinado por el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) el cual sale a favor de María y Toro, que la empresa vuelve a incumplir. Los despedidos no se doblegan y realizan una conferencia de prensa en el Congreso de la Nación junto al Diputado del FIT/PTS Nicolás Del Caño y el CELS, apoyado por diversas organizaciones, donde participa una delegación de trabajadores de la textil Mariel Bolo (http://www.laizquierdadiario.com/Aniversario-de-la-lucha-de-los-trabajadores-de-Mariel-Bolo) que comenzaba su conflicto. La lucha de Elemento empieza a recorrer los rincones de talleres y fábricas textiles, con boletines y volantes, y se transforma en un ejemplo: se puede enfrentar a las patronales negreras de este gremio. Cada vez más textiles conocen la lucha de Elemento.
Vienen las fiestas de fin de año, María y Toro siguen yendo a la puerta de la fábrica a mostrar que la lucha continua, que cada vez más organizaciones se solidarizaron con la pelea por su reincorporación. Reciben el apoyo de los sueldos de los diputados Nicolás Del Caño y Christian Castillo, aguantando con el fondo de lucha y solidarizándose con otras luchas.
La resistencia a pesar de los palos en la rueda, la de sobrevivir sin un salario para la familia, para pagar la vivienda y los ofrecimientos de arreglos, no los quebraron.
La paciencia y convicción de que su lucha no es individual sino para todos los trabajadores textiles, terminó de quebrar a la patronal que cosió para Awada, la esposa de Macri. Pasó más de un año, y este lunes fueron reincorporado, obligando a la empresa a cumplir finalmente la medida cautelar. Con la cabeza en alto, se reencontraron con sus compañeros. Comienza una nueva etapa en Elemento, y este triunfo se empezará a escuchar en los talleres y fábricas textiles.