El gabinete cívico militar, el plan Prats-Millas, y la Ley de control de armas, significaron intentos concretos por parte del gobierno de la Unidad Popular de contener el ascenso del movimiento obrero, que empezaba a cuestionar las bases del capitalismo y sus instituciones, sobrepasando la "legalidad" de la vía chilena al socialismo.
Lunes 5 de septiembre de 2016
Este 11 de Septiembre se cumplirán 43 años del golpe militar, el cual significó el asesinato, desaparición y tortura de miles de militantes de izquierda, quienes se organizaron en la lucha por el socialismo.
Sin embargo, al igual que se conmemora la importancia de aquella fecha, también es fundamental recordar los distintos debates que marcaron la política de aquellos años, y donde el ascenso revolucionario de los trabajadores y las masas populares, trajo consigo hechos que generalmente tienden a quedar en un segundo plano o derechamente en el olvido.
El gobierno de la Unidad Popular y el ascenso de los trabajadores
El 4 de Septiembre de 1970, Salvador Allende Gossens conseguía la victoria en las elecciones presidenciales de aquel año, frente al candidato de la derecha Jorge Alessandri Rodríguez. Con ello, se elevaba la esperanza de miles de trabajadores, pobladores y estudiantes chilenos, que veían en el proyecto de la Unidad Popular, una salida a las miserias y desigualdades.
Es así como se producirán una serie de movilizaciones, las cuales se mantuvieron hasta el último día del gobierno, y donde a su vez el mismo pueblo trabajador comienza a conquistar una serie de derechos y demandas centrales.
Esto llevará al paro patronal y reaccionario de Octubre de 1972, fraguado por la derecha y el imperialismo, junto con diversos gremios como los transportistas y profesionales, como intento de debilitar a Allende y la Unidad Popular y sobretodo, desarticular el ascenso obrero y popular que empezaba a cuestionar a los capitalistas.
Como respuesta, nacerán y se extenderán los Cordones Industriales, organismos embrionarios de poder obrero, de coordinación de fábricas ocupadas y gestionadas por sus trabajadores, que consiguieron dar una salida desde los sindicatos, al desabastecimiento, la inflación y el bloqueo económico. Por su puesto, estos Cordones espantaban a la burguesía y sus partidos, que pedían la restitución de sus fábricas.
Es así como un contexto de fuerte conciencia de clase, se verá acompañado por una serie de acciones que irán tensionando la relación entre el movimiento obrero con el gobierno de Allende, sobre todo por el ascenso en la toma de fábricas y terrenos, que complicarán al mandatario en su convivencia con los empresarios y los partidos de la burguesía.
Gabinete cívico militar, y su rol de contención
El día 3 de noviembre de 1972, el presidente Allende anuncia la creación del gabinete cívico militar, un gabinete de ministros compuesto por dirigentes y generales de las Fuerzas Armadas, el cual supuestamente velaría por el orden público, y la anulación de sectores que buscaban boicotear al gobierno.
Sin embargo, no era más que una excusa para contener a los trabajadores que paulatinamente venían cuestionando el carácter del estado burgués, y tranquilizar con el orden a los partidos de la burguesía, como la DC y la derecha. Esto iba de la mano de otorgar demandas centrales a estos partidos, como era la exigencia por la devolución de empresas ocupadas por sus trabajadores (Plan Millas) producto de que estaban yendo "más allá" de lo que el programa señalaba.
Dicha situación tensionará aún más los lazos entre los trabajadores organizados, y el gobierno de la Unidad Popular donde como se retrata en el documental de Patricio Guzmán “La Batalla de Chile” funcionarios del gobierno, se verán interpelados directamente por los trabajadores, debido a la línea de colaboración de clases.
El plan Prats-Millas y la ley de control de armas como desarticuladores
El Plan Prats-Millas, diseñado por el general Carlos Prats y el dirigente del PC, Orlando Millas, consistía en la entrega de prácticamente la mitad de las empresas expropiadas por los trabajadores a sus propietarios, prueba concreta de cómo el gobierno prefería salvagualdar el diálogo con sectores de la burguesía antes que confiar y desplegar el potencial de auto-organización de los trabajadores para tomar el poder.
Dicho plan no pudo ser instaurado producto de la movilización de los trabajadores, como la masiva manifestación del 30 de Enero del 73, frente a la moneda, que contó con la participación del cordón Cerrillos-Maipú, el Cordón Vicuña Mackena, el Cordón Nuñoa, y el Cordón Macul entre otros.
Sin embargo la ley de control de armas decretada hace un año atrás, se hará efectiva con el acuerdo de los grandes partidos de los empresarios, significando el allanamiento de decenas de fábricas y poblaciones, que comenzaban a armarse en contra de los ataques de la derecha, y sus fuerzas de choque.
11 de septiembre, balance y consecuencias
Finalmente, sucedió lo inevitable. Un 11 de Septiembre, la dictadura militar teñía con la sangre de miles de trabajadores y estudiantes, la máxima acumulación de experiencia y conciencia de clase alcanzada por el pueblo trabajador chileno. Una de las mayores experiencias de germen de poder obrero en América Latina, pero sin un partido revolucionario capaz de organizarlo y dirigirlo hacia la toma del poder, junto a los Cordones Industriales como organismos del auto-gobierno de los trabajadores.
Es ante esta experiencia que se hace necesario colocar a la luz los diversos hechos que acontecieron aquel tiempo, y las distintas contradicciones que se presentaron. Por tanto hay que referirse con claridad, al rol de contención que jugó el gobierno de la Unidad Popular y su estrategia de colaboración con partidos burgueses, así como su confianza en la institucionalidad, en un momento clave para que el conjunto de la clase obrera –como diría Marx- se tomara el cielo por asalto.