Es necesario repudiar la política de injerencia imperialista de la UE en Venezuela y llamar a movilizarse contra el intento golpista del imperialismo y la derecha en el país latinoamericano.
Sábado 2 de febrero de 2019 00:00
Este jueves el Parlamento europeo reconocía oficialmente a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, por 439 votos a favor, 104 en contra y 88 abstenciones. Con esta resolución, la UE imperialista se suma de forma abierta a la ofensiva golpista de Estados Unidos y la derecha latinoamericana. “El Parlamento Europeo es la primera institución europea que reconoce a Juan Guaidó, animamos al resto de las instituciones para que lo hagan cuanto antes”, declaraba el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, después de la votación.
Durante una reunión de cancilleres europeos en Bucarest realizada el jueves 31 de enero, se estableció la creación de un “grupo de contacto”, integrado por la propia UE, Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Suecia, Holanda, Reino Unido, Ecuador, Costa Rica, Uruguay y Bolivia. Podrían sumarse otros países en los próximos días. Federica Mogherini, jefa de la diplomacia europea, asegura que la intención es “permitir a los venezolanos expresarse libre y democráticamente a través de nuevas elecciones” en el plazo de 90 días.
Por su parte, el presidente español Pedro Sánchez del PSOE, ha anunciado que el lunes se sumará al reconocimiento oficial de Guaidó, aumentando la presión sobre el régimen de Maduro. Se espera que la próxima semana realicen pronunciamientos similares los jefes de Estado de otros países europeos.
¿Defender la democracia?
Los líderes de la Unión Europa redoblan la presión imperialista sobre Venezuela, al mismo tiempo que buscan mostrarse como una “mediación democrática”, alternativa a la política de Donald Trump en su patio trasero. Pero esto no es más que una gran hipocresía para encubrir el intento de profundizar la influencia de la UE en la región.
La Unión Europea mantiene excelentes relaciones diplomáticas con países como Israel, que impone a sangre y fuego la ocupación de los territorios palestinos y desata masacres sistemáticas sobre la población, incluyendo mujeres y niños. Nunca ha votado el Parlamento europeo romper relaciones diplomáticas con Israel, ni darle un “ultimátum” para frenar el asesinato sistemático del pueblo palestino.
Los países de la UE, además, privilegian relaciones comerciales y diplomáticas con la monarquía saudí, responsable del reciente descuartizamiento del periodista opositor Khashoggi. Esa autocracia mantiene un régimen de acero en el interior y una ofensiva militar contra el pueblo yamení, que ha provocado más de 10.000 muertos, al menos 50.000 heridos y 2 millones de niños afectados de desnutrición grave. Todo esto es provocado en gran parte por los bombardeos saudíes. Pero el Parlamento Europeo nunca ha debatido darle un “ultimátum” a Arabia Saudí, todo lo contrario: Francia, Reino Unido y Alemania son los principales vendedores de armas a ese país, seguidos de Italia, Bulgaria y España.
El pacto fronterizo y económico con el régimen de Erdoğan, mientras en Turquía hay miles de presos políticos y una ofensiva militar permanente contra el pueblo kurdo, es otra muestra de la hipocresía Europa que habla de “valores democráticos” en Venezuela mientras defiende y promueve regímenes dictatoriales y represivos en todo el mundo, siempre que sirvan a sus propios intereses.
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Por último, ¿cómo es posible que se presenten como garantes de la democracia y la libertad, aquellos que son responsables de la muerte sistemática de miles de personas en sus fronteras, en esa gran tumba a cielo abierto en que se ha convertido el Mediterráneo? Son los mismos gobiernos que ahora quieren garantizar una “transición democrática” en Venezuela los que impiden que los barcos rescaten a los refugiados en el mar, y los que expolian a los países de donde escapan miles de personas, huyendo del hambre y las guerras.
Del otro lado del océano, la política golpista hacia Venezuela la promueven personajes como Donald Trump, que deja morir a los inmigrantes en la frontera, o el homófobo y derechista Bolsonaro, que amenaza con eliminar a todos los movimientos sociales de Brasil por medio de la represión, junto con socios de todo el arco de la derecha continental.
La crisis de la UE y la política imperialista
La Unión Europea está atravesada por graves crisis políticas y sociales: desde el fracaso de Theresa May para aprobar su plan inicial sobre el Brexit, a la crisis abismal de Macron en Francia, donde las elites de la burguesía francesa temen al fantasma de la insubordinación y la lucha de clases con los chalecos amarillos. De la crisis del régimen político español donde ha emergido la extrema derecha como nuevo actor político, a la renuncia de Angela Merkel a renovar un próximo mandato como canciller en Alemania y el crecimiento de la extrema derecha y el euroescepticismo en todo el continente. Todo esto teñido del pronóstico de que en los próximos años volverá a desarrollarse un escenario económico recesivo, lo que no hará más que agravar las contradicciones.
En este marco, sumado al agravamiento de las contradicciones geopolíticas y comerciales a nivel internacional, la UE busca reforzar su papel como potencia imperialista en el concierto mundial, frente a la polarización abierta por Estados Unidos, Rusia y China. La ofensiva del imperialismo europeo en Venezuela debe entenderse en este contexto.
¡Fuera el imperialismo de Venezuela y de América Latina!
En estos momentos de crisis aguda en Venezuela, es necesario un repudio contundente a la ofensiva golpista del imperialismo y la derecha. Esto no implica, sin embargo, un apoyo político al gobierno de Nicolás Maduro, como sostienen acríticamente sectores de la izquierda española. Por el contrario, hace falta señalar que es el propio gobierno y el régimen cívico-militar de Maduro el que ha llevado al pueblo venezolano a esta situación.
Desde su nacimiento el chavismo estableció un régimen de poder basado en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, algo que fue profundizando en los últimos años. La caída de los precios del petróleo por el impacto de la crisis mundial llevó una política de mayores ajustes antipopulares y ataques a las condiciones de vida de las masas venezolanas. La política del gobierno de Maduro ha provocado una verdadera catástrofe social y millones de refugiados.
La derecha y el imperialismo se apoyan en el descontento popular para impulsar su política. Pero detrás de su demagogia en favor de la “libertad” y la “democracia” hay un programa de incremento del endeudamiento externo y mayor penetración del capital imperialista, como ya ha anunciado Guaidó. De la mano de los planes de ajuste y sometimiento a los organismos internacionales como el FMI sólo se agravarán la miseria y las necesidades del pueblo venezolano.
Lo que ha sido lamentable y escandaloso, en este marco, son las declaraciones de Manuela Carmena, alcalde del Ayuntamiento de Madrid -quien llegó a esa posición en representación de Ahora Madrid y apoyada por Podemos, quien ha dicho que hay que reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela. Una política de completo seguidismo a la ofensiva imperialista y golpista.
En oposición a esas políticas, es urgente que los partidos de izquierda, los sindicatos y movimientos sociales de los países imperialistas se movilicen de forma contundente contra las políticas imperialistas y golpistas en Venezuela. Hasta ahora, partidos como Podemos han realizado declaraciones ambiguas, donde por un lado llaman a apoyar las políticas de “mediación” que venía llevando adelante Zapatero y por el otro denuncian que está en marcha un intento de golpe. Es necesario dejar de lado toda ambigüedad y llamar a movilizarse contra el intento golpista y contra el apoyo del gobierno del Estado español a Guaidó.
Desde la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) e Izquierda Diario llamamos a manifestarnos contra la ofensiva golpista del imperialismo y la derecha en Venezuela, al mismo tiempo que bregamos por la movilización obrera y popular contra la ofensiva imperialista y de la derecha, contra los planes de ajuste y por una salida política independiente de los trabajadores y el pueblo venezolano, en la perspectiva de avanzar hacia la unidad socialista de América Latina.
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