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Red Internacional
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DECLARACIÓN CRT DIADA 2020. La autodeterminación de Catalunya y su república, será obra de la clase trabajadora o no será

La Diada 2020 estará marcada por la pandemia y la enorme crisis económica y social que se está acelerando, así como la ofensiva judicial plagada de causas abiertas contra el independentismo catalán. Esta jornada marca el inicio del curso político en Catalunya en una situación sin precedentes.

Miércoles 9 de septiembre de 2020

El Govern, no ha llevado adelante una gestión de la crisis distinta, por ejemplo, que la del PP en Madrid de la mano de Ayuso. En ambas comunidades, la inacción y complicidad con las patronales de las residencias de la tercera edad, han dejado un tendal de muertes evitables. Hoy estamos a las puertas del inicio pleno del curso escolar, con algunas pocas medidas improvisadas para frenar una segunda ola de contagios que parece ser inevitable.

Los ERTEs, EREs y cierres de fábrica, como el de la emblemática Nissan, y sus consecuencias para la clase trabajadora, son un denominador común de los gobiernos autonómicos, incluido el catalán, así como del central, que está descargando esta nueva crisis sobre las espaldas de la mayoría trabajadora y popular.

Desde el punto de vista judicial, ya han empezado las comparecencias de más de sesenta encausados por los cortes en La Jonquera (Girona) convocados por Tsunami Democràtic, a los que se les acusa de desórdenes públicos y se les pide penas que bordean los seis años de prisión.

También darán inicio a los juicios contra los 30 procesados con los que se saldó la represión policial contra las protestas que encendió la sentencia del Tribunal Supremo. En muchos casos, la misma Generalitat se personó como acusación particular. Sin olvidar que Daniel Gallardo, aún sigue en prisión por participar en una manifestación solidaria en Madrid.

La CUP, por otra parte, es investigada por la Fiscalía en la búsqueda de “indicios” de criminalidad, que podría llevar a un proceso judicial que termine en la imputación de varios de sus miembros.

Los juicios contra los miembros de los CDRs detenidos el 23S, ahora en libertad condicional, después de haberlos hecho pasar meses de prisión. Y un centenar de causas abiertas contra el movimiento independentista, entre las que se encuentran la abierta contra ex miembros de la Mesa del Parlament, y el Presidente Torra por desobediencia que podría implicar su inhabilitación.

El gobierno más progresista de la historia reciente del Estado español, ya ha demostrado, no solo que es enemigo de la autodeterminación en Catalunya y continuidad de la persecución al movimiento, sino un aliado incondicional de la Corona, la cual viene de salvar una nueva crisis con la huida del Rey emérito la cual no hubiera sido posible sin el papel del PSOE y Unidas Pomedos.

Mientras, ERC sigue "haciendo manitas" con Sánchez e Iglesias ahora vía Presupuestos, se desarrolla una crisis (calculada) del espacio post-convergente en la que Puigdemont y la nueva JxCat quieren reavivar y eternizar la revolución de las sonrisas; y sobre todo con la tormenta perfecta que supone una pandemia y la segunda ola de contagios que desactiven las calles, el movimiento independentista se queda como tantas otras veces encorsetado en un processisme de siete vidas.

La ANC y Òmnium, y de conjunto el movimiento independentista realizarán actos telemáticos y concentraciones respetuosas de la “nueva normalidad”. Incluso hoy mismo tendrá lugar un debate virtual del que participaran la ANC, ERC, JxCAT y la CUP sobre la “necesidad de unidad estratégica”.

El movimiento no se puede limitar a exigir un “cambio de rumbo del Govern”. Es necesario desarrollar e imponer mediante la movilización social de forma independiente de los partidos de la burguesía catalana las reivindicaciones democráticas y sociales, ensanchando el movimiento independentista con la fuerza del conjunto de la clase trabajadora.

Una clase trabajadora que ahora está en vías de ser más azotada que nunca frente a la crisis sanitaria y económica, producto del Covid-19. Y es que los partidos de la burguesía catalana, que dejan el movimiento independentista y el derecho a la autodeterminación sin rumbo, son los mismos que quieren hacer pagar los costes de esta nueva crisis a los mismos de siempre y con la misma receta de siempre: imponiendo ERTEs y despidos masivos, provocando miles de cierres, menguando las condiciones laborales y profundizando en una precariedad sin precedentes, respetando los intereses de los grandes empresarios y los lobbies capitalistas. Y en el caso de la grave crisis habitacional que provocan los altos precios de los alquileres, situándose en el campo de los grandes propietarios.

Por el contrario, tanto el gobierno central como el catalán no tienen más que ofrecer que nuevas medidas restrictivas, estados policiales para los que se salten las normas o no las puedan cumplir y poner en riesgo la salud de millones de personas.

Por eso, se vuelve necesario y urgente una respuesta independiente de todos los partidos capitalistas. La más absoluta independencia política, no solo del bloque soberanista sino también del espacio de los Comunes, convertidos definitivamente en los leales socios del social-liberalismo.

En este sentido, la CUP tiene que romper totalmente con la política de mano extendida en las cuestiones democráticas pero también en la política de colaboración en lo social después de la pandemia. Es preocupante que en el último tiempo siguen tomando fuerza sus apelaciones a la unidad estratégica con el independentismo, recreando las viejas ilusiones en la política de conciliación de clases con las direcciones burguesas y pequeño burguesas del procés.

Se trata de que la “vuelta” a las calles, la lucha en los centros de estudio y de trabajo que se plantean amplios sectores del movimiento democrático catalán, se haga en base a las grandes lecciones políticas y estratégicas de siete años de “procesisme”. Y sea así la base para la constitución de un agrupamiento político de independencia de clase y con un programa anticapitalista que se prepare para disputar la dirección del movimiento democrático catalán.

Solo con la organización de la clase trabajadora en asambleas que mire para sus propios intereses y seguridad, se podrá poner en pie una salida que garantice la seguridad de millones y haga pagar la crisis actual a los capitalistas, y que también pueda cuestionar la legalidad vigente y dar respuesta a las demandas democráticas más esenciales como son la defensa de los derechos democráticos, oponiéndose a nuevos estados policiales y la represión judicial o la misma lucha por la autodeterminación.

!Basta de persecución policial y judicial al movimiento democrático catalán!

!Libertad a todos los presos políticos y libre retorno de los exiliados!

!Por una política de independencia de clase que unifique las demandas democráticas y sociales dando una salida obrera y popular a la crisis!