Con aciertos y fallas, vale la pena esta adaptación de varias ficciones de Edgar Allan Poe, traídas al año 2023 y cruzadas con una historia real: la familia Sackler, propietaria del gigante farmacéutico responsable por la “crisis de los opioides” en los Estados Unidos. El terror contemporáneo cruzado con el gótico del siglo XIX. Se puede ver en Netflix y en plataformas amigas y gratuitas cuyo nombre no podemos divulgar.
Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Lunes 23 de octubre de 2023 12:27
Aunque con un final excesivo y mal resuelto, vale la pena La caída de la Casa Usher, tercera serie del director Mike Flanagan que viene de adaptar exitosamente a Shirley Jackson con La maldición de Hill House, a Henry James con La maldición de Bly Manor y a Stephen King con Doctor sueño, segunda parte de El resplandor.
La caída de la casa Usher no solo adapta el relato homónimo de Edgar Allan Poe sino varios otros cuentos y poemas del mismo autor. Trae las ficciones clásicas al 2023 y las cruza con una historia real: la familia Usher se refleja y refleja a la familia Sackler, propietaria del gigante farmacéutico que en los ’90 lanzó al mercado la Oxicodona y con eso inició la hoy estallada “crisis de los opioides” en Estados Unidos: cientos de miles de muertes evitables, personas que apenas tuvieron un accidente laboral o una migraña y se volvieron adictas porque un médico pagado por los Sackler les recetó opioides en dosis indiscriminadas; opioides aprobados como “no adictivos” por todos los organismos de control del Estado.
El escándalo y la responsabilidad de aquella familia multimillonaria en el aluvión fatal produjo a su vez un aluvión de libros, documentales y series que abordan el tema (recomiendo Dopesick y Crime of the Century). Entre estas muchas producciones, La caída de la Casa Usher es la primera en conectar el horror contemporáneo al gótico del siglo XIX y al sublime de Edgar Allan.
El título de la serie remite al relato “La caída de la Casa Usher”, mientras que los títulos de cada capítulo se corresponden con los de otros cuentos (“El gato negro”, “El pozo y el péndulo”, etc.) o con su más famoso poema, El cuervo. A su vez, dentro de cada capítulo aparecen elementos de otros textos, como “Berenice” o el poema Annabel Lee.
Si bien hacia el final se produce una sobrecarga, se sobredice lo que Poe sugiere y se rompe el clima del terror por el exceso, los capítulos, y más los primeros, valen la pena. En particular destaco la adaptación de los relatos “La máscara de la muerte roja” y “Los crímenes de la calle Morgue”, así como la decisión de incorporar al detective Dupin como personaje principal de la serie, a pesar de que no aparece en el cuento de la casa Usher.
Las fallas de la serie
La principal falla de la serie la veo, no en el trabajo con los textos de Poe, sino en el tratamiento de la trama política contemporánea. La serie traiciona a Poe porque explica de más que los Sackler, representados por los Usher, son malos, malísimos. Poe, en cambio, nos deja siempre a oscuras, entre la bruma de esa rara banalidad del mal.
Esta cosa de sobre-explicar a los Sackler es una operación que estoy notando en varios de los productos culturales que abordan el tema y en especial en otra de Netflix, Painkiller, serie que extrae unas escenas de la realidad pero las satura de recursos burdos, exagerados y reiterativos, como si quisieran adoctrinar a un público todavía poco informado sobre el caso de los Sackler. Supongo que una gran corporación como Netflix necesita convencernos de que el problema no es la corporación “en sí” sino aquellas dirigidas por gente muy mala.
En cambio el documental Crime of the Century no centra el problema en la maldad individual de los Sackler sino que expone el entramado entre intereses privados, Estado y justicia. Por su parte, la serie Dopesick, además de serle fiel al documental, pone la lupa en los problemas sociales (el trabajo precario, la salud privada) y ficcionaliza al hombre Sackler no como un loco malvado excepcional sino como un hombre vacío, tomado por entero por el deseo anónimo de la ganancia, nada especial, nada individual, común a cualquiera que ocupe con orgullo ese lugar.
La caída de la casa Usher no quiso hacer la cosa burda de Painkiller pero se detuvo en ese incómodo lugar intermedio: ni chicha ni limonada. Lo bueno es que trató con Edgar Allan que, aunque lo traicionen, siempre tiene con qué retrucar.
Lo más interesante que propone la serie es el ejercicio de lectura cruzada con respecto a los textos de Poe. Para quienes no lo han leído, una excusa para comenzar. Para quienes ya leyeron, una excusa para volver. De estos ejercicios de lectura cruzada se alimentan la imaginación y el pensamiento.