No cabe duda que Cristina Fernández es la líder de la oposición (burguesa) y que la política de los partidos patronales gira a su alrededor.
Sábado 27 de mayo de 2017 12:47
El lanzamiento de campaña de CFK como candidata no-candidata se realizó oportunamente el último 25 de mayo, en correlato con la gesta patria de 1810. Al Instituto Patria concurrieron las principales espadas periodísticas de C5N, los que, claro está, no realizaron ninguna pregunta que incomodara a la ex presidenta. CFK desplegó todo su repertorio, se mostró firme, locuaz y dejó la cancha de su interna marcada: solo será candidata si el peronismo va unido. Cristina no quiere ninguna PASO para definir las candidaturas del PJ.
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Un PJ unido, va de suyo, implica borrón y cuenta nueva, barrer bajo la alfombra agravios y rupturas y reconciliar a “traidores” y “traicionados”. A los sumo la candidata no-candidata deslizó una tibia autocrítica sobre los legisladores del FPV que no estuvieron “a la altura de las circunstancias” y que en algún futuro indeterminado y de manera también indeterminada, tendrán que rendir hipotéticas cuentas por haberle facilitado a Macri sus leyes de ajuste y entrega.
A la burocracia sindical la dejó a salvo, incluso, de este reto de mamá buena capaz de perdonar cualquier travesura. Al fin y al cabo, todos suman en la lógica aritmética de la construcción de una “nueva mayoría”, donde, cual paradoja, lo viejo es mayoría.
Apenas un plan
La candidata no- candidata esbozó un programa mínimo opositor, con apenas un par de iniciativas parlamentarias para declarar la emergencia alimentaria, tarifaria, laboral y farmacológica. Sin más precisiones insinuó una revisión de la deuda externa, adquirida por el macrismo, claro. No sea cosa que a alguien se le ocurra rescatar las sentencias del juez Ballesteros sobre las investigaciones de Alejandro Olmos (luego continuadas por su hijo), quien en el año 2000 declaró esa deuda como “ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta”. El mismo juez que dijo que los pagos “seriales” de la “década ganada” fueron parte de una estafa descomunal.
La ilusión parlamentaria
Es innegable que CFK despierta esperanzas en un amplio sector de las masas. Estos sectores son los que decididamente claman por una unidad anti-Macri y todavía confían en que, desde el Parlamento, se le podrá poner límites a un ajuste descarnado que sigue empujando a millones bajo la línea de pobreza. A esta ilusión contribuyen todos los partidos patronales. Pero, más allá de los justos anhelos todo indica que el Gobierno, con el respaldo sin fisuras de todas las fracciones de la burguesía (entre las que se destaca el PJ FPV) , de los mayores medios de comunicación y de las potencias imperialistas, está decidido a descargar la segunda fase de su plan sobre las espaldas de las mayorías, aún a pesar de un resultado medianamente adverso en las próximas elecciones legislativas.
Los límites vendrán desde la calle
Si hay un límite a los planes de la clase dominante, este no podrá venir de un podrido parlamento, sino solo desde la movilización masiva que desde la calle, desde abajo, con la protesta social y la huelga, se le plante al Gobierno y golpee donde a ellos más les duele.