Presenta Ana Bojórquez su ópera prima al lado de la directora Lucía Carreras. Las dos logran una cinta minimalista y con una la historia de una pequeña heroína.
Miércoles 9 de enero de 2019
Ana Bojórquez codirige su ópera prima al lado de Lucía Carreras: La casa más grande del mundo (Guatemala-México, 2015). Es una cinta minimalista que cuenta la historia de una niña indígena que vive con su familia en la montañas de Guatemala.
Rocío (Gloria López) juega mientras su madre (Myriam Bravo) camina lentamente guiando el rebaño de ovejas. Cuando su madre tiene contracciones de un parto adelantado, la abuela (Fabiana Ortiz) tendrá que cuidarla sola. Hay pocas personas en aquella apartada comunidad en las montañas guatemaltecas.
La pequeña se hará cargo sola de las ovejas por vez primera pero al encontrarse a su amiga Ixchumilá (María López) empezarán un juego y al poco rato otro chico Alpú (Elder Escobedo) las molestará. En medio de los juegos Rocío se da cuenta que ha perdido a la oveja más pequeña del rebaño.
Ahora Rocío tendrá que buscar la oveja perdida, una aventura que la hará conocer personas, reencontrarse con amigos y superar sus miedos.
La casa más grande del mundo destaca por estar hablada en maya y español. Es una historia sencilla, donde se aprovechan los escenarios naturales para ser fotografiados por la lente de Álvaro Rodríguez. El filme no tiene pretensiones estilísticas ni de guión, pero logra entretener al mostrar un personaje que evoluciona y supera adversidades, la historia de una pequeña heroína.
Es importante destacar la poca difusión que tiene este tipo de materiales en comparación con grandes producciones, incluso mexicanas. Se podrá ver el filme en la Cineteca Nacional y algunas salas independientes.