La insurrección obrera que tuvo lugar en Puerto Natales (provincia de Última Esperanza en la XII región chilena, ubicada en la Patagonia), una experiencia que duro tan solo una semana, pero que puso el poder local en manos de los trabajadores.
Magallanes: El enclave ganadero del imperialismo Inglés
Para principios del siglo XX, así como toda la industria del Salitre de la zona norte del país estaba en manos del imperialismo Inglés, la zona austral de sudamericana estaba en manos de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF) que controlaba toda la vida de la zona.
El imperialismo bajo la necesidad de abastecer de materias primas a la industria textil británica, transformó la Patagonia en un polo de desarrollo industrial agro-ganadero, iniciando un proceso de colonización, introduciendo el ganado ovino, saqueando y apropiándose de los territorios, junto con llevar a cabo el genocidio indígena[1] más grande en la región, después del perpetrado por la Corona Española.
La SETF era un enorme monopolio patronal terrateniente, que tenía a la cabeza a la familia Braun, los que para 1920 acaparaban unas 1.376.160 hectáreas[2] en ambos lados de la frontera de Tierra del Fuego.
Carlos Lope de Vega, Historiador Natalino, cuenta -a partir de una narración de Pedro Cid Santos-, como la STEF en noviembre de 1905 “en un remate en Santiago”, “se adjudicaron la friolera de 330.040,25 hectáreas en Ultima Esperanza, a un precio de 12.05 pesos la hectárea, para la época lo equivalente a un saco de papa por cada diez mil metros cuadrados”. Agregando: “Si alguien desea trabajar, casi todos los puestos de trabajo, en el frigorífico, faenas de campo, el comercio en las pulperías, embarque y desembarque en los puertos, transportes, están controlados por la SETF. Todos los caminos y puestos de la región están enclavados en sus vastas propiedades”[3].
Para el estado Chileno, Magallanes no poseía el estatuto administrativo de “Provincia”, por lo que para la época no existían elecciones para cargos de representación pública[4], como si ocurría en el resto de Chile. Los alcaldes eran elegidos directamente por el Gobernador, el cual era elegido a dedo por el presidente, que seguía el mandato de la SETF. Magallanes era “un territorio de colonización”, un enclave ganadero del capital Ingles.
Puerto Natales en particular, como localidad recién oficializada en 1911, tenía una enorme actividad, por su bahía localizada en el estrecho de Magallanes, circulaban vapores de carga, siendo el punto de embarque de la producción de lanas y cueros del ganado proveniente de la Patagonia Argentina; se faenaban en los frigoríficos y luego los productores cárnicos eran depositados en las bodegas, a la espera de ser estibados en dirección a Punta Arenas camino al extranjero, o bien en cabotaje por la costa norte del pacifico.
A seis kilómetros de Natales, estaba Puerto Bories, lugar donde en 1913 se construyó el “Frigorífico Bories, de propiedad de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, era el más grande establecimiento frigorífico de la región magallánica. (…) abarcaba las labores de conservación, fabricación de extractos de carne y curtiduría, poseyendo además una fábrica de ladrillos, un aserradero, un vapor, y un pequeño ferrocarril de trocha angosta hasta Puerto Natales. Se trataba de un establecimiento con capacidad para faenar 300.000 animales, habiéndose producido en 1918 la suma de 5.000 toneladas de carne frigorizada, en la cual llegaron a trabajar un promedio de 700 obreros”[5].
La vida obrera en Natales y Tierra del fuego
El carácter terrateniente y monopólico de la burguesía que tendió a la concentración de la tierra, fue desarrollando una enorme masa de mano de obra despojada y empleada en laborales tanto industriales, como estacionales. A esto debemos sumar los contingentes de trabajadores que llegaban de Punta Arenas, también de Chiloé, así como una gran dotación de trabajadores inmigrantes[6] europeos y de distintas latitudes frías del mundo, aunque la mayor colonia sería la de los croatas.
La vida del pueblo trabajador era totalmente durísima para la época. El periodista de izquierda Gregorio Iriarte, en 1915 describía el maltrato en el periódico “El Trabajo” de la siguiente forma:
“La habitación (obrera) son los establos en que guardan los caballos durante el invierno; son ellas sucias, mal olientes, llenas de estiércol, sin forro por adentro y llena de aberturas por donde se cuela el viento portador de bronquitis, pulmonías, constipados y otras enfermedades derivadas del cambio brusco de aire. (…) Los comedores son, como los de todas las Estancias, de forma cuadrangular, con dos hileras de mesas, hechas de cuatro tablas mal unidas, la superficie cubierta de una gruesa capa de mugre. (…) El trato que dan a los trabajadores los capataces y demás empleados superiores es autoritario, humillante, sobre todo para los chilenos, a quienes creen afrentar llamándolos chilotes, esto es según ellos, indios; les venden las mercancías a precios usurarios, sujetos al capricho del encargado de almacén, los que suben muchas veces solo para preponderar en utilidad al de otros almacenes del a misma compañía; en una palabra estos almacenes no son para atender las necesidades de los trabajadores creados por la industria, si no para lucrar a costa de estos”[7].
La carestía de la vida y la precarización laboral a la que estaban sometidos fueron formando un cuadro cada vez más insostenibles entre las familias magallánicas.
Es parte de la llamada “cuestión social” que atravesaba el país, “condiciones de pauperización extrema” imponían las patronales sobre la naciente clase obrera moderna.
En el norte a la carestía de la vida que afectaba crónicamente a los sectores populares, se sumo la cesantía provocada por la crisis de la industria del nitrato. En los últimos años de la “Gran Guerra” empezaron a escasear los alimentos, mientras crecía el volumen de los productos agrícolas destinados a la exportación provocando una fuerte alza en los precios[8]. En 1910 los precios se habían doblado respecto a la década anterior, repitiéndose el mismo fenómeno en 1920[9]. La crisis del salitre, hizo volar por los aires el desempleo, en el norte grande, producto de los lock-out decretados por los administradores de las salitreras. Para 1920 se llegó a un pico de desocupación de 55.000 personas entre la provincia de Tarapacá y Antofagasta, 72.000 a nivel nacional y 45.000 “deportados” hacia el centro-sur del país[10].
El problema del hambre azotaba al país completo y era una de las preocupaciones centrales de la clase obrera. En 1912 sería un año convulsionado en Punta Arenas. Alzas desmedidas de los precios impuestas por el monopolio de la SETF provocaron fuertes movilizaciones. Aumentos de hasta en un 45% en los víveres y productos de primera de necesidad, además de la imposición de “tarifas aduaneras[11]”. En febrero tendría lugar una huelga general organizada por la Federación Obrera de Magallanes (FOM) y el Centro de Resistencia de Oficios Varios (CROV), que fue respondida con fuego por la Comandancia de Armas. “Entre las detenidas figuraba Natalia Tobar, Dirigenta de las lavanderas, quien pese a su embarazo, encabezo la protesta por las calles céntricas alzando una bandera”[12]. La huelga termino en un triunfo el 3 de marzo, con la destitución del alcalde, la modificación de los precios y la liberación de los presos políticos de la huelga[13]. Esta huelga seria el punta pie inicial de un ciclo huelguístico, que tendría como pico la toma de Puerto Natales en 1919.
Movimiento obrero y lucha de clases en Magallanes
La Patagonia recibió una afluencia notable de inmigrantes europeos, que en busca del porvenir trajeron consigo sus experiencias de lucha y organización revolucionaria del viejo continente. Estos desarrollaron grandes aportes a la formación de una conciencia de clase, y también política entre los trabajadores, que sumado a las condiciones de explotación a las que le sometían los estancieros y los ingleses, permitió formar un movimiento obrero poderoso, que desde muy temprano fundo organizaciones, clubes, sociedades y periódicos; que enfrento desde muy temprano, con los métodos de la acción directa, los abusos de la burguesía.
En 1986 se produjo una de las primeras huelgas modernas, cuando los obreros constructores de lanchas cisternas emprendieron una lucha por el aumento salarial[14]. En 1987 se fundó la “Unión Obrera” en Punta Arenas, de orientación socialista. Esta sociedad de resistencia publico el periódico “El Obrero”, que definía sus aspiraciones de la siguiente manera: “Por la posesión del poder político por la clase trabajadora, y la transformación de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o común[15]”.
En 1911 nace la FOM, como fusión de la Unión de Esquiladores y Trabajadores del campo, dirigida por el Socialista José Fariña, con la Sociedad de Carneadores Unión y Progreso, que a su vez era influenciada por el Ácrata Juan F. Barrera. Con esto se daba un paso en la unificación de la clase trabajadora de la región. Su órgano oficial fue el periódico “El Trabajo”; La FOM estaba dividida en 5 zonas, con delegados por cada estancia, sin reconocer las fronteras que dividían Chile con Argentina.
El dirigente socialista Luis Emilio Recabarren solía referirse a ella como la organización más poderosa de América del Sur”. Para 1916, llego a organizar alrededor 6.030 obreros[16] y organizaba a las distintas tendencias actuantes dentro del movimiento obrero, a los trabajadores militantes socialistas, anarquistas, sindicalistas demócratas y radicales, los había cristianos y ateos.
Después de la huelga de febrero en 1912, en el mes de mayo se funda el Partido Socialista de Punta Arenas, como parte de las tendencias a la militancia socialista que surgían en el resto del país a partir de una serie de quiebres del viejo Partido Demócrata. En diciembre del mismo año se organiza una huelga general, que la FOM desplegó en todas las Estancias en ambos lados de la frontera. El 13 de diciembre se firmó el “primer convenio colectivo” con la SETF[17].
En 1915 se levanta en huelga el gremio de los carneadores en Puerto Bories contra los despidos, que para enfrentar a la compañía recibió el apoyo del conjunto de la población, constituyendo la primera huelga Natalina propiamente tal.
En julio de 1916 paralizaron los mineros de Loreto por el atraso en los salarios. Luego de 20 días lograron un aumento salarial de 15% y fijaron una fecha de pago del 1er al 3er del mes.
En Diciembre del mismo año, se organizó un paro general recorrió todas las Estancias de la costa y el Centro de la Patagonia, llegando a la provincia de Ultima Esperanza. Salieron a luchar contra el hambre y el encarecimiento del costo de la vida de un 40%[18]. La huelga se extiende hasta el 18 de enero de 1917, consiguiendo un gran triunfo sindical, que motorizo la lucha por la jornada de 8 horas por parte de la FOM.
En 1918 los gremios federados de la gente de mar y playa, los metalúrgicos y los carpinteros de Punta Arenas tomaron esa bandera además de iniciar un nuevo movimiento por alzas salariales. Después de la represión policial que abrió fuego contra los huelguistas de la FOM, los miembros de la Federación retomaron las labores, consiguiendo solo una conquista parcial[19].
La Huelga y el levantamiento Natalino de 1919
El 20 de enero de 1919, a partir de un reclamo de los dos maquinistas ferroviarios de Puerto Natales que estaban siendo removidos de sus puestos de trabajo[20], los trabajadores de la FOM declararon una huelga, reuniéndose además en asamblea y levantando un petitorio general: Por un régimen laboral de 8 horas de trabajo, reposición de los trabajadores despedidos, los maquinistas y 20 carpinteros, reducción de los fletes marítimos en 40%, rebaja de un 30% de todos los artículos expedidos por la casa Braun & Blanchard[21]. La FOM mandato un Comité para defender las demandas trabajadores, con Carlos Viveros y Enrique Espinoza a la cabeza. Se dio un plazo de 24 horas para tener una respuesta.
El miércoles 22 se suscribió un acuerdo que ponía fin al conflicto[22]. Pero la mañana del jueves 23 de Puerto Bories daría un giro en la situación. El Administrador del recinto “Mr. Kidd” se negaría a pagar un trabajo de pintura a dos obreros. Previamente el gerente se había coordinado con la policía, la cual se mantenía dentro del recinto en lugares claves del frigorífico.
La misma comisión de la FOM con Viveros y Espinoza marcho a reunirse con “Mr. Kidd”; después que el administrador rechazó todas las propuestas, en medio de un altercado, el representante de la compañía explotadora saco un revolver y asesino de un tiro a Carlos Viveros. El asesino huyó del establecimiento protegido por la policía que disparaba sobre los obreros que intentaron perseguirle. Dos cayeron muertos. Otros obreros abrieron fuego y consiguieron herir a un carabinero.
El tren de Puerto Bories a Natales se repletó rápidamente al saberse de la balacera y la muerte del secretario de la FOM. Se extendió el paro general en la zona. Los trabajadores se reunieron en la sede la Federación Obrera de Natales, consiguieron armas y montaron piquetes de autodefensa y salieron a marchar por el pueblo en señal de protesta frente a la abierta provocación de la SETF, mientras el cuartel de policía izo una bandera roja en señal de estado de sitio. Los obreros se enfrentaron a la policía. El combate duro 6 horas, 3 obreros caídos y con 4 policías muertos. Los otros se rindieron, fueron desarmados y dejados en calidad de detenidos.
La Casa Braun y Blanchard, junto al Banco y el Cuartel de policías fueron incendiados en señal de venganza.
En ese momento la ciudad quedo bajo poder directo de los trabajadores, los que montaron una administración provisional en manos de la FOM, la cual monto guardias obreras, controlo la movilización y la locomoción, se restablecieron faenas la distribución de alimentos y asistencias. Por más de 5 días se mantuvo en pie “La Comuna de Natales”, como se le conoció a esta experiencia en clara alusión a lo que se conoció como “La Comuna de Paris”, el primer estado obrero de la historia en la capital de Francia en 1871, donde los trabajadores tomaron el poder alrededor de 3 meses.
Sin embargo, dentro de los mismos trabajadores surgió la posición de enviar una comisión especial de negociación a Punta Arenas (a 300 kilómetros), para ofrecer la entrega de la comuna a las, autoridades civiles a razón de que no enviaran tropas militares.
Para el domingo 26 recién hacen arribo las tropas militares. El “Vapor Sur” llego con un batallón de fusileros del Destacamento Magallanes, y el crucero “Zenteno”, con su tripulación de marinos fusileros.
Por parte de Argentina, el gobernador Edelmiro Correa Falcón, de Río Gallegos cumple con el pedido de auxilio del Mayor Bravo y envían cerca de 60 policías bien armados a restaurar el orden. Nunca antes, ni después ocurrirá algo parecido con una fuerza de ocupación extranjera interviniendo en colaboración el estado Chileno para aplastar una rebelión obrera[23].
Luego de recuperar el control de la ciudad, los militares, lograron tomar preso a 27 trabajadores los cuales fueron enjuiciados en un proceso que duro al menos 3 años. El periódico “El Trabajo” del FOM escribió en su edición del 2 de febrero de 1919: “La leyes, la justicia no han sido hechos para el trabajador si no hechas para los burgueses. (…) Al atenernos a los comentarios y declaraciones estampadas en los diarios tendríamos la conclusión de que el obrero es el único culpable. (…) ¿Y cómo hirieron entonces desde el primer momento, los carabineros, a varios trabajadores?[24]”
Una vez mas señaló: “¿Por qué en el famoso proceso aparecen culpables nuestros compañeros nomas? ¿los asesinos de nuestros camaradas: Viveros, Espinoza, Therán, Saldavia, Mancilla, etc., donde están detenidos esos asesinos?”[25].
Un homenaje necesario y unas cuantas preguntas abiertas
Mas de 100 años han pasado de este levantamiento obrero, hoy rendimos homenaje a los trabajadores Magallanicos, que se pusieron de pie contra el hambre y los abusos de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego que se enriqueció a costa del saqueo de la región, con la sangre obrera e indígena de la Patagonia. Un homenaje a los obreros de Natales que desafiaron el poder de la Patronal Imperialista más fuerte de la zona austral que estaba, asociada directamente a los Estados Chileno y Argentinos.
La conciencia de clase, la unidad y la disposición de combate de los obreros fueron fruto de uno de los sectores de la clase obrera más organizada del conosur para aquel entonces.
Aun así, la posibilidad de haber controlado y gestionado el orden de la ciudad y el haber impuesto un poder obrero que logró derrotar los destacamentos de la policía estatal Chilena, es un aspecto muy poco estudiado por los socialistas de aquel entonces. Cabe preguntarse también por que la dirección de la FOM decidió hacer entrega de la Comuna, y a la vez, porque este levantamiento no fue secundado y defendido por el resto de las organizaciones socialistas y revolucionarias de aquella época, tanto en la propia Patagonia, como particularmente en Chile, donde la crisis social tenia al movimiento obrero y a la juventud totalmente convulsionada, en un momento histórico de pleno ascenso en la lucha de clases; donde además la bandera de la Rusia Revolucionaria había puesto el problema del poder obrero y el debate de estrategias en la el horizonte de todo el movimiento revolucionaria de aquel entonces. Sin embargo, estas preguntas que hoy exceden esta experiencia en particular (de la cual aún permanecen muchas sombras[26]), deberán ser motivo de otras investigaciones que contribuyan a realizar un balance de lo que fue el periodo que Luis Emilio Recabarren, señalo como la época en que el movimiento obrero tenia olor a pólvora; esta vez no solo desde un sentido histórico, analizando “la táctica de los socialistas Chilenos” y sus “aportes” al movimiento obrero, si no desde un punto de vista estratégico, que ponga en sintonía las experiencias de la lucha de clases más avanzada que se desarrolló en Chile a principios del Siglo XX con los debates abiertos del movimiento comunista internacional, que surgía a partir de una dimensión, que para esa fecha había sido bastardeada por la II Internacional, que es la de un Marxismo con preponderancia estratégica, es decir centrado el arte de construir un fuerza material para la revolución socialista, empresa abortada por los principales partidos socialistas en la primera década del siglo pasado.
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