Los Wobblies y las nuevas formas de organización del movimiento obrero norteamericano
En Junio de 1905, en la ciudad de Chicago se realizó el primer congreso de la IWW (Trabajadores Industriales del Mundo) al que concurrieron 186 representantes de 34 organizaciones obreras, que reunió en una organización común a tres gigantes del movimiento obrero norteamericano: Eugene Debs, Daniel De León y Bill Haywood.
En este congreso se aprobaron los estatutos de la organización, donde se afirmaba “que patrones y obreros no tienen nada en común y que no habrá paz mientras el hambre y la necesidad se extienda entre millones de trabajadores y una minoría capitalista acumule para si todas las cosas buenas de la vida” (Louis Adamic, dinamita). Ademas se declaraba en los estatutos de la organización que cuaquier trabajador podria incorporarse a las filas de la IWW independiente de su raza, credo, sexo o condición. En su primer congreso la IWW manifiesta abiertamente su rechazo a la naciente burocracia sindical de la AFL (Federación americana del trabajo), que defendia la coexistencia permanente entre los sindicatos y la propiedad privada, que dividia al movimiento obrero entre trabajadores calificados y no calificados, entre negros y blancos, siendo totalmente serviles a los intereses de los patrones, en su fundación la IWW declaraba abiertamente su intensión de acabar con la AFL “aplastar a todos los traidores y farsantes, de Gompers y Mitchell para abajo”(Louis Adamic, dinamita)
Los acontecimientos de la revolución Rusa de 1905 y sus resonancias se sintieron en la sala de conferencia, los participantes afirmaron que era una inspiración para el movimiento obrero de todo el mundo, incluso se aprobó una resolución animando a “nuestros camaradas Rusos”. A propósito de la fundación de la IWW y su relación con la revolución Rusa de 1905, James P. Cannon dirigente Trotskista Norteamericano planteó que “los dos eventos coincidieron para darle al mundo una vista previa de su futuro. Los líderes de Chicago elogiaron la revolución Rusa como propia. Las dos acciones simultáneas, surgidas de manera independiente con medio mundo entre ellas, marcaron el inicio de un siglo revolucionario. Eran las anticipaciones de lo que vendría. La derrota de la revolución Rusa de 1905 preparó el camino para la revolución victoriosa de 1917. Fue el “ensayo general”, como dijo Lenin, y esa evaluación ahora es universalmente reconocida. La convención de fundación del IWW también fue un ensayo; y bien puede destacarse en el relato final como no menos importante que la acción Rusa. Al mismo tiempo los fundadores de la IWW fueron indudablemente los inspiradores y principales impulsores de los sindicatos industriales modernos (CIO-Congreso de Organizaciones Industriales)” ( J.P Cannon, IWW ).
Como precursores del sindicato industrial los Wobblies dirigieron batallas memorables del movimiento obrero norteamericano estableciendo una forma de organización y métodos como la huelga y la acción directa, así quedó demostrado en la huelga de Lawrence Massachusetts, en una ciudad de 85.000 mil habitantes de los cuales 35.000 trabajaban en los talleres textiles de la ciudad. En 1912 las patronales respondieron a la baja de 56 a 54 horas semanales para el trabajo femenino e infantil con reducción de salarios, esto detonó la huelga que comenzó en el taller de Everett, donde cerca de 1.000 trabajadores y trabajadoras al grito de huelga se encaminaron a otras fábricas de la ciudad, decenas de miles se congregaron en el centro de Lawrence, los Wobblies establecieron un comité de huelga en pocas horas. Para enfrentar la huelga el gobierno y los industriales utilizaron a la milicia que se presentó y comenzaron los disturbios con los huelguistas, a sí mismo la AFL trato que los huelguistas volvieron a sus puestos de trabajo, a la vez que trataron de desprestigiar a los Wobblies mientras la milicia mantiene la represión que tenía como consecuencia la muerte de Ana Lopizzo y se encarcela a los organizadores Wobblies Jose Ettor y Arturo Giovannitti. Frente al temor de que la huelga se expandiera a toda la industria textil los patrones de las fábricas resolvieron destrabar la huelga, otorgando a los trabajadores en Lawrence un 20% de aumento. Esta huelga es a menudo conocida como “pan y rosas”.
Uno de los elementos importantes para destacar de los Wobblies fue su tensionamiento en la lucha de clases y la idea de que los trabajadores debían lograr su emancipación a través de su propia organización, en esto tiene puntos de contacto con el marxismo, ahora bien, la principal contradicción fue el intento de ser tanto un sindicato que buscaba ser el sindicato de todos los trabajadores, como una sociedad de propaganda de revolucionarios seleccionados, un partido revolucionario, dos tareas diferentes, esta dualidad puse límites a los objetivos de los IWW.
Finalmente, el estancamiento en la construcción de un sindicato que lograra conquistar a amplias franjas de masas del movimiento obrero y su infructuoso cometido de conquistar sectores del movimiento obrero calificado que se mantenían en la AFL mantuvo a los IWW en un repliegue permanente, no sin cumplir un rol de vanguardia en las nuevas formas de organización del movimiento obrero norteamericano, que permitiría en los años 30 la oposición a la burocracia de la AFL y la formación de la CIO (Congreso de Organizaciones Industriales).
La crisis de 1929 y el ascenso obrero en Estados Unidos
Las consecuencias de la Gran Depresión abierta por el crack de 1929 en EE.UU, fueron el deterioro de la vida de millones de personas: un nivel de desempleo superior al 25% alcanzando su peak en 1933, el aumento de los niveles de explotación con reducción de salario que dificultó a cientos de miles poder encarar el hambre e incluso el no poder ayudar a familiares y amigos desempleados; la degradación de la vida de los más desprotegidos, como los niños que sufrieron niveles brutales de desnutrición y otros decenas de miles entregados a instituciones porque sus familias no podían mantenerlos; aumento en la tasas de suicidios, entre otros. (Pie de página, Francis Fox Piven y Richard Cloward, Los movimientos de los pobres: por qué triunfan, cómo fracasan (Nueva York: Vintage Books, 1979))
Las condiciones descritas anteriormente, también fueron el factor que autorizó la convulsa situación de los años 30’, que tuvo como protagonista a un movimiento obrero que por primera vez en EE.UU, y a través de la huelga como arma central, pudo cambiar la relación de fuerzas de las y los trabajadores contra los grandes capitales norteamericanos y la ilusión de la salvación para la economía y la vida de millones como fue el Gobierno de Roosevelt.
El punto de inflexión más álgido de la lucha de clases y el movimiento obrero estadounidense, tuvo lugar el año 1934, en el que se desarrollaron las tres huelgas generales más importantes, en tres ciudades: Toledo, San Francisco y Minneapolis. Huelgas protagonizadas por una joven clase obrera que venía ejercitando sus músculos previamente, como parte de luchas y movilizaciones de desempleados y luchas vecinales contra los desalojos, de las cuales muchas terminaron en derrotas. Este ejercicio permitió la entrada de destacamentos de activistas que jugaron un rol clave en sectores estratégicos de la clase obrera y la construcción del movimiento obrero sindical.
Hubo victorias sindicales importantes que marcaron este punto de inflexión, como la huelga de los trabajadores automotrices de Auto-Lite en Toledo, los estibadores en San Francisco y la de los Teamsters en Minneapolis. Otra huelga que no terminó en victoria, pero tuvo grandes repercusiones fue la de los trabajadores textiles en la Costa Este.
Las victorias sindicales tuvieron características similares, como la muestra de una profunda combatividad de la clase trabajadora y sectores de desocupados enfrentando los altos niveles de violencia y represión por parte de los capitalistas y las policías; la lucha contra la hostil burocracia sindical de la American Federation of Labor-AFL (Federación Estadounidense del Trabajo), quienes se iban en contra de las huelgas declaradas por los trabajadores, quienes además velaban por la separación de la fuerza de la clase obrera dividiendo a los obreros calificados de los no calificados o su constante línea xenófoba contra los trabajadores afroestadounidense. A diferencia de la burocracia sindical que no estuvo a la cabeza de los triunfos sindicales, las direcciones de los conflictos que surgieron desde abajo y la democracia de base, tomaron en sus manos la solidaridad de clase, la unidad entre calificados y no calificados, entre ocupados y desocupados, como también la entrada de trabajadores afrodescendientes en sus organismos.
La Huelga de Toledo Auto-Lite y el Partido de los Trabajadores de EE.UU.
Esta fue una de las primeras huelgas de 1934, la que fue votada en el mes de febrero y que tuvo como primer obstáculo a la burocracia de la AFL y sus estatutos que no le permitían a los trabajadores automotrices el derecho de votar huelga, quienes además habían sido arrojados por la misma burocracia sindical en uno de los locales creados para los trabajadores no calificados, lo que era parte del actuar constante de quienes dirigían la AFL, encabezada por William Green. Este último fue quien ordenó a los obreros volver al trabajo, mientras a la empresa no le interesaba reconocer al Sindicato.
Esto provocó que 4.000 trabajadores, un par de meses después se fueran a huelga exigiendo el reconocimiento sindical, una huelga que empezaba débil, por el temor que había entre los trabajadores de que el alto porcentaje de desempleados que habían en Toledo (1/3 de los trabajadores de la ciudad) tomasen el puesto de los obreros como rompehuelgas.
Pero al contrario, los desempleados jugaron un rol clave en huelga y su posterior victoria, formando piquetes en la Liga de Desempleados del Condado de Lucas, organizada por Abraham Muste del Partido de los Trabajadores de EE.UU., piquetes que se levantaron incluso estando prohibidos.
Estos piquetes que eran unos 6.000 desocupados junto a los trabajadores de Auto-Lite, se enfrentaron durante seis días a la violenta represión de la Policía y la Guardia Nacional, donde hubo varios heridos y un piquetero fue asesinado, lo que provocó que el día 31 de mayo, la empresa cerrara la Planta y el retiro de las tropas.
Ante la brutal represión y la gran muestra de combatividad de los desempleados y trabajadores automotrices, el día 1ero de junio, fueron 40.000 los trabajadores que protestaron y se movilizaron contra el arresto de 200 de los huelguistas y fueron 98 de los 99 Sindicatos en Toledo, que se comprometieron con la Huelga General en solidaridad con la lucha de los trabajadores de Auto-Lite.
Tres días después, la patronal se rinde y los trabajadores logran el reconocimiento del Sindicato, como también la recontratación de todos los huelguistas sin excepción. Esta sería la primera gran victoria de las huelgas que se sucedieron en 1934, que tuvo una gran repercusión no sólo por la disposición de combate de los trabajadores automotrices, sino también por el rol clave de sectores populares de masas que fueron una verdadera reserva puesta en movimiento.
La Huelga General de San Francisco
En mayo, los estibadores de San Francisco, al igual que en Toledo, convocaron a una huelga en la Costa Oeste contra la voluntad de las direcciones burocráticas de la Asociación Internacional de Estibadores, quienes habían negociado en secreto y a espaldas de los trabajadores acuerdos con la empresa cuando se votó la huelga.
Esto provocó que el día 11 de mayo, 14.000 estibadores desde Seattle a San Diego se fueran a huelga, poniendo al centro dos demandas que para los trabajadores eran importantes: una Sala de Contratación controlada por el Sindicato, ya que los capataces deban prioridad a sus amigos o chantaje a los trabajadores; y el reconocimiento del Sindicato.
Desde un comienzo, las reuniones fueron masivas y se levantaron piquetes costeros, robustos de miles de trabajadores contra los rompehuelgas. Además, se formó un Comité de Huelga por Bridges del Partido Comunista, compuesto por 75 trabajadores.
Además de alejar a los rompehuelgas, los piquetes apelaron a los camioneros de base para que sacaran las cargas del muelle, no se llevó ni una sola carga y también la solidaridad de los camioneros se extendió exigiendo a sus dirigentes de la Hermandad Internacional convocar a una huelga. Este llamado por parte de los estibadores, se extendió a los marinos mercantes y en una semana se sumaron a la huelga más de 25.000 trabajadores marítimos de toda la Costa Oeste.
A pesar de los esfuerzos de la burocracia de Green de la AFL, de irse en contra de la huelga y denunciar a los huelguistas de “comunistas”, produjo un efecto contrario al que esperaba, y es que la huelga ganó más simpatía.
El 5 de julio, la Policía abrió fuego contra la huelga lo que tuvo como consecuencia la muerte de cuatro trabajadores, hecho que fue conocido como el “Jueves Sangriento”. Esto alentó a todos los trabajadores de los piquetes salir a combatir la represión en enfrentamientos con la Policía, el Comité de Huelga hizo un llamado a los Sindicatos a solidarizar, lo que diez días después se tradujo en que 115 Sindicatos locales votaran la Huelga General en apoyo.
La AFL manteniendo su línea original en contra de la huelga, también se unió a la convocatoria a través del Comité de los Siete (7 dirigentes de la AFL), pero con la necesidad de querer terminar con todo y como si el primer día de la huelga general la participación de los trabajadores de San Francisco fue de 130.000 obreros.
A través del Comité de los Siete, la AFL –con el camino allanado por el estalinismo-logró llegar a la dirección del Comité de Huelga. Con esto el burócrata William Green, volvió a denunciar la huelga, y el tercer día “los 7” de la AFL comenzaron a reducir la huelga, en el cuarto día el Comité de Huelga en una votación terminó bajando la huelga.
Finalmente, los estibadores lograron el reconocimiento del Sindicato, pero no la Sala de Contratación, por lo que fue un triunfo parcial de los trabajadores y un avance significativo que dejó importantes lecciones para el conjunto del movimiento obrero.
La Huelga Teamsters en Minneapolis y la Liga Comunista Internacional
La huelga de los Teamsters en Minneapolis, fue motorizada centralmente por las demandas de reconocimiento del Sindicato, aumento salarial y el reconocimiento de la antigüedad de los trabajadores.
Al igual que las huelgas anteriores, llevó consigo una lucha contra la burocracia sindical, como la de la Hermandad Internacional de Camioneros, encabezada por Daniel Tobin quien tenía una aversión por las huelgas y denunciaba como “radicales comunistas” a los huelguistas.
Quienes se encontraban a la cabeza del Sindical del Local 574 de los Teamsters, era dirigentes trotskistas de la Liga Comunista de América-pertenecientes a la Oposición de Izquierda de León Trotsky-, Karl Skoglund, los hermanos Ray, Miles y Grant Dunne, y quien se uniría más tarde en medio de la huelga de mayo Farrel Dobbs.
En el año 1934, los Teamsters en general tenía sólo 95.000 miembros, y los que salieron en mayo fueron los 5.000 camioneros del local 574, una huelga que contó con la formación de un Comité de Huelga compuesto por 75 trabajadores de base, quienes no sólo hacían reuniones masivas diariamente, sino también contaban con su propio periódico que llegaba a sacar 10 mil ejemplares algo fundamental ante las mentiras de la prensa oficial, también el nivel de organización llegó a que levantaran su propio hospital y su propia cocina afuera de la sede en la que se alimentaban diariamente 10.000 trabajadores.
A diferencia de la primera huelga de febrero, los Teamsters en mayo cuando desarrollaron la huelga nuevamente, lo hicieron con el apoyo de 35.000 trabajadores de la construcción y todos los trabajadores de los taxis de la ciudad, e incluso se unió el Consejo Central de Trabajo de Minneapolis, perteneciente a la AFL producto de la audacia de los dirigentes del local 574.
La táctica más característica de la huelga fueron los “piquetes móviles” o “voladores”, en que los trabajadores contaban con camiones que se encontraban cargados de piquetes de huelguistas que recorrían toda la ciudad en busca de rompehuelgas, quienes además llamaban cada ciertos minutos al cuartel general de los teamsters para informar o pedir ayuda en caso de ser necesario.
Como era la tónica de las demás huelgas, la represión se dejaba caer con una brutal violencia contra los trabajadores, represión que contó incluso con la presencia de diputados. Pero la organización de los transportistas en piquetes, la solidaridad de los trabajadores de los demás sectores y el contar con un hospital propio, permitió a los huelguistas enfrentar la violencia Policial y estatal. Como consecuencia, el 25 de mayo los trabajadores llegan a acuerdo ganando la huelga: contrato que proporciona el reconocimiento del sindicato, la reincorporación de todos los huelguistas, antigüedad y una cláusula de no discriminación.
Pero faltaría una nueva oleada en la huelga, y es que la empresa terminó por no respetar los acuerdos, lo que provocó que los trabajadores reanudaran la huelga el 16 de julio del mismo año.
Esta vez la represión apareció con mayor violencia contra los huelguistas, donde a la Policía de la ciudad se le sumaron 3.700 efectivos de la Guardia Nacional enviados por el Gobernador Demócrata, Floyd Olson, quienes asaltaron la sede del Sindicato, el Local 574, con una cantidad de efectivos que casi llegaba a la cantidad de huelguistas.
Pero con la solidaridad y trabajo latente de los huelguistas con otros sectores de obreros de la huelga de mayo, esta vez nuevamente se unieron todos los trabajadores de los taxis, los conductores de hielo, cerveza y gasolina. Lo que permitió enfrentar la represión contra los Teamsters y con una fuerza de 40.000 trabajadores movilizados se logró la libertad de los dirigentes que se encontraban detenidos.
Finalmente, el 22 de agosto, los Teamsters triunfan logrando todas las demandas que había puesto el Sindicato y que se habían desconocido. Sin dudas la experiencia de los Teamsters, la de los estibadores en San Francisco y de los trabajadores dejan lecciones fundamentales para el movimiento obrero, que vuelven a tomar un valor profundo en la actual situación.
Nuevos métodos: Las huelgas de Brazos caídos en Akron Tire y Flint Auto Worker
En enero de 1936 los obreros del neumático en Akron, Ohio, comenzaron una huelga de brazos caídos por el reconocimiento del sindicato en las 3 principales fábricas de neumáticos -Firestone-tire & Rubber Company, Goodyear y BF Goodrich-, que se negaban a reconocer al sindicato de trabajadores de la rama, ignorando las demandas mejoras laborales. cerca de 10.000 trabajadores del neumático resistieron la orden judicial de levantar la huelga de brazos caídos oponiéndose a la dirección del sindicato. Hasta que lograron el reconocimiento de mejoras laborales.
En Diciembre de 1936 los trabajadores automotrices iniciaron una huelga de brazos caídos más significativa de la historia de los estados unidos. En Flint, Michigan, los obreros ocuparon la fábrica de 44 días de las plantas 1 y 2 de la General Motors´Fisher Body, en que los trabajadores resistieron las amenazas del gobierno y de la guardia nacional para aplastar la huelga. Esa huelga se convirtió en el foco de conflicto obrero más importante con la General Motors, la mayor empresa industrial del mundo. A pesar de los esfuerzos de los policías por acabar con la huelga violentamente, la huelga contaba con el apoyo de la comunidad que se involucró en los enfrentamientos con la policía, a su vez la solidaridad obrera impidió la entrada de la guardia nacional, frente a la organización y a la resistencia obrera la General Motors tuvo que negociar con el sindicato, así conquistaron los obreros su demandas.
Tendencias a la organización política de los trabajadores y el rol de los Trotskistas norteamericanos: La fusión entre el partido americano de los trabajadores y la liga comunista internacional
La condiciones objetivas comenzaban a cambiar, eran más favorables para la intervención de los revolucionarios, la economía golpeada por la crisis de 1929 comenzaba a recuperarse en ciertos sectores, los obreros volvían a las fábricas y comenzaban a tomar confianza en sus propias fuerzas, esto alentó un interés por la organización sindical y un ascenso de la movilización obrera y las huelgas. Así mismo, la bancarrota del estalinismo por su política en Alemania, posibilitó que este perdiera influencia política y autoridad sobre el movimiento comunista internacional y el movimiento obrero.
La radicalización de los obreros norteamericanos permitió tendencias a la conformación de organizaciones políticas de la clase obrera a la izquierda del partido comunista, bajo esta premisa la Conferencia para la acción progresista promovió la creación del partido americano de los trabajadores en 1933, un año antes de las batallas de Toledo, San Francisco y Mineapolis, que se concretaría en 1934.
James P. Cannon relata en historia del trotskismo norteamericano previo al ascenso del movimiento obrero y con el dominio del partido comunista, las condiciones impusieron al trotskistas el aislamiento, imponiendo tareas de propaganda y no de agitación de masas, con el cambio de condiciones, el trotskismo norteamericano se volcó a las huelgas y aprovechó las oportunidades para sacar las ideas y el programa del trotskismo de los pequeños círculos de propaganda de la vanguardia y agitarlo en las masas obreras.
Luego que la conferencia para la acción progresista dirigida por A. J. Muste, se constituye como Partido de los trabajadores de América, los Trotskistas nuevamente comenzaron intentos de fusión con esa organización, proponiendo a esta organización que hasta el momento se limitaba a una política sindical, avanzar a un partido unificado y a debatir los problemas candentes a escala internacional. En 1934 en plena intervención en las huelgas de Auto-Lite en Toledo, que tenía como principal actor a la organización de Muste y en la huelga de los camioneros en Mineapolis que tenían como actor a los Trotskistas se comienza a fraguar la fusión del naciente Partido americano de los trabajadores y la Liga comunista Internacional, A.J. Muste lo propone de esta manera: “En Toledo y Minneapolis las fuerzas que al fusionarse han constituido el Partido de los Trabajadores ya han demostrado su capacidad y han ganado la atención de las masas. Por lo tanto, con confianza y determinación nos dirigimos a la tarea de construir el ala progresista de izquierda en los sindicatos - construir el Partido de los Trabajadores de los Estados Unidos - ¡construir la nueva, la Cuarta Internacional!”( A.J. Muste Se funda el Partido de los Trabajadores ). J. P. Cannon en historia del Trotskismo norteamericano plantea que el periodico “The Militant, informando sobre aquella convención en su siguiente edición decía: "El "Workers Party de Estados Unidos ha sido formado... la convención única del American Workers Party y la Comunist League of America (Liga Comunista de Estados Unidos) completó su tarea histórica la tarde del domingo en Stuyvesant Casino... Minneapolis y Toledo, ejemplificando la nueva militancia de la clase obrera norteamericana, eran las estrellas que presidieron su nacimiento... Un nuevo partido lanzado en su tremendo compromiso: La derrota de la clase capitalista en Norteamérica y la creación de un estado obrero".
El “viraje francés” y la entrada de los trotskistas al Partido Socialista estadounidense
Los acontecimientos desarrollados a nivel local en EE.UU ligados al ascenso del movimiento obrero, protagonista de heroicas huelgas, el surgimiento de organismos que buscaban organizar el ánimo y lucha antiburocrática de la clase trabajadora como la CIO en contra de la AFL que guardaba en su seno a las direcciones más reaccionarias del movimiento obrero, la aparición de nuevos partidos obreros como el Partido Americano de Los Trabajadores de J.A. Muste, la dirección de los trotskistas de la Liga Comunista en Minneapolis. Así como también, los grandes acontecimientos a nivel internacional como la Revolución Española o las magníficas huelgas en Francia, no sólo abrieron un terreno fértil para la construcción de un partido revolucionario, sino también provocó choques al interior de partidos, como sucedió dentro del Partido Socialista (PS) estadounidense entre las viejas castas dirigentes con los elementos más jóvenes.
A fines de 1935, comenzó a dividirse más abiertamente el PS, producto de la fricción entre facciones que expresan por un lado un Ala Derecha que estaba decidida a separarse de las filas combativas de trabajadores y jóvenes del partido -para quienes la revolución y el socialismo era algo serio-, y poner su cabeza en las elecciones nacionales de 1936 con la intención de apoyar la a Roosevelt. Esto llevo al Ala Derecha que controlaba el aparato del partido en Nueva York, a enfrentarse en el Comité Central de la ciudad con las diferentes ramas del Ala Izquierda que venía aumentando su fuerza y la mayoría que tenía ahí. Sin querer reconocer a la mayoría, terminan expulsando a varios militantes del Ala Izquierda, la reorganizaron acelerando así la división que comenzaba a tomar un carácter más nacional.
Los trotskistas del WP (Partido de Trabajadores), plantearon la discusión que ante los hechos ocurridos al interior del PS, la militancia del WP debía dar pasos en perspectivas de entrar a este partido, mientras la escisión y discusiones se mantuvieran fluidas, con el objetivo de fusionar a los trabajadores trotskistas con las filas combativas y jóvenes del PS. El sector encabezado por Cannon era el que planteaba con más fuerza esta orientación política ante dos amenazas para el Ala Izquierda, que tenían el deseo de ser revolucionarios y se dirigían más cerca de la dirección de los trotskistas: la cristalización de una nueva burocracia o la consolidación de la influencia estalinista.
Pero esta discusión no estuvo exenta de discusiones al interior del WP, en que el primer obstáculo que tuvo que sortear el sector dirigido por Cannon fue al sector encabezado por Muste, quien reducía la línea del partido a una discusión meramente organizativa, escudándose detrás de la independencia del WP, la cual según Muste provocaba que se perdiera la discusión del propio partido. El problema y que lo plantea concretamente Cannon era que “consideraban al Partido Socialista sólo como una organización rival, y no percibían las corrientes ni las tendencias en conflicto, algunas de las cuales estarían destinadas a marchar junto a nosotros”( Historia del Trotskismo norteamericano ). Lo que Muste termina desconociendo es la heterogeneidad que existía en el PS, que marcó dos tendencias: los enemigos irreconciliables de la revolución socialista y los capaces de convertirse en bolcheviques.
La forma de superar el fetichismo organizativo musteista, fue la discusión política que Cannon plantearía-quien constantemente intercambiaba con Trotsky-de que aquel fetiche a una organización pequeña que aún no se ha ganado el derecho a dirigir grandes sectores de la clase obrera y de masas, puede terminar desorientándola cuando la discusión política central, era si los trotskistas podían aprovechar la escisión en el PS, para que el WP pudiese dar un salto más allá de la forma organizativa final, acercándose a la construcción cada vez más real de un partido revolucionario.
Finalmente los militantes trotskista del WP, entraron en el PS, respaldado por la mayoría que votó a favor de esta orientación en el Congreso de 1936, bajo la confianza de que el WP con un grupo disciplinado y un programa que estaba destinado a prevalecer al final, el programa de la Cuarta Internacional. Incluso, más allá de todas las condiciones que los dirigentes del Ala Izquierda -quienes veían en el WP la posibilidad de hacer contrapeso mayor al Ala Derecha y por el miedo que tenían a los estalinistas- impusieron a los trotskistas como el renunciar al Militant y a la New International (prensa y revista del WP), y que debían afiliarse e ingresar individualmente a las diferentes ramas del PS, con la intención de desmoralizar a los trotskistas, estos aun así mantuvieron la independencia política dentro las filas del PS, bajo la convicción de lograr un objetivo mayor por la construcción de partido revolucionario que dirigiera al proletariado estadounidense a la revolución socialista.
La fundación del SWP-Socialist Workers Party
Después de un año y medio de haber ingresado a las filas del PS, los trotskistas lograron llevar hasta el final la independencia política con la que entraron a pesar de todas las trabas impuestas por la dirección. Y es que supieron actuar de manera audaz, gracias a por un lado por la lucha de clases a nivel internacional que tuvo un impacto del cual los dirigentes del PS no pudieron obviar la discusión ni el interés de los sectores más combativos y jóvenes del Partido que sentía como propia la Guerra Civil Española, el turbulento movimiento obrero francés e incluso los Juicios de Moscú del estalinismo contra León Trotsky. Esto permitió a los trotskistas levantar importantes campañas con el Ala Izquierda como la campaña y el Comité de Defensa de Trotsky, y la activa campaña por los obreros españoles en la Guerra Civil.
Además Cannon, quien había sido enviado a California -su ciudad de origen- fue nombrado director de un semanario, en momentos donde se desarrolló la huelga de los marineros en el año 36’-37’, abrió un campo para forjar un núcleo de trotskistas en el sector, lo que además con el tiempo permitió elaborar su propio periódico semanal el Laboral Action. A esto se sumó la base de apoyo del sector de izquierda que tenían los trotskistas en Chicago en el Socialist Appeal un boletín que después fue autorizado por el PS. De esta manera los trotskistas contaron con su propia prensa para plantear sus posiciones, lo que permitió impulsar en Chicago el año 1937 la “Conferencia del Socialist Appeal”, donde se terminará de forjar una nueva Ala de Izquierda en el PS, la que esta vez acordaba y votaba el programa del Socialist Appeal, el que era el mismo programa de la Cuarta Internacional.
Producto de lo anterior, en diciembre del mismo año los trotskistas serían expulsados del PS junto a las ramas que tomaron en sus manos el programa de la Conferencia y simpatizantes de las ideas de los provenientes del WP. Pero con la misma convicción que entraron al PS, levantaron el “Comité Nacional de las Ramas Expulsadas”, quienes convocaron a un Congreso el Año Nuevo de 1938 en Chicago, donde terminan de fusionarse trotskistas y la nueva Ala Izquierda del PS bajó las banderas de la Cuarta Internacional, fundando así el Socialist Workers Party (SWP), un nuevo partido revolucionario que duplicó y un poco más el WP.
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