El Indec presentó un informe sobre la medición del Trabajo No Remunerado (TNR) en los hogares. Concentradas en un 70 % en mujeres, las labores domésticas no pagadas le hacen “ahorrar” al capitalismo un 20,5 % del PBI.
Andrea Polito @_AndreaPolito
Viernes 15 de noviembre 13:24
El Trabajo No Remunerado (TNR) en los hogares abarca las labores cotidianas de limpieza, lavado, planchado, preparación de la comida, compra de lo necesario para el grupo familiar, el cuidado y la atención de ninxs y jóvenes y el cuidado de personas mayores, entro otras. Un sin fin de tareas de TNR que es realizado en su amplia mayoría por las mujeres, precisamente, según el informe del Indec, un 70%, mientras que solo el 30% lo cargan los varones.
Sin ese trabajo, completamente imprescindible y deliberadamente invisibilizado, las patronales y el Estado no contarían con trabajadores en condiciones de producir o prestar servicios esenciales como los de salud y educación, y proporciona el bienestar al conjunto de la sociedad.
Para dimensionar la incidencia del TNR, entre octubre y diciembre de 2021 el INDEC realizó la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2021) y, en base a los resultados, elaboró por primera vez la estimación de la “cuenta satélite”, o sea una extensión del marco central de la contabilidad nacional, con el fin de complementarlo y ampliar su capacidad de análisis.
El ente estatal de estadísticas partió de las estimaciones del total de horas y el salario-horario de una persona trabajadora de casas particulares. Desde esta medición de tipo general, el valor económico del TNR para el 2021 osciló entre 8.033.371 millones de pesos y 10.585.758, según la variable tiempo empleado, si es sobre el tiempo total destinado a las actividades domésticas o si a cada una se le asigna en un mismo período el total del tiempo dedicado. Esto constituye, según el Instituto, un “piso” o “mínimo” del aporte del trabajo no remunerado al conjunto de la economía, debido a que ese salario no imputa el salario de cada grupo de actividades, es decir, que si se considera la especialización que requiere cada una de dichas tareas, el rango se encuentra entre los 11.116.564 millones de pesos y de 14.496.086 millones, según la variable tiempo que se asigne para su realización.
En definitiva, al sopesar la magnitud del valor del TNR, se presentaron los valores en términos relativos al PIB corriente – el valor monetario de la producción de bienes y servicios de un país– en el cuarto trimestre de 2021. El valor económico del trabajo no remunerado tomando en cuenta la especialización que requiere alcanzó un aporte económico que oscila entre el 20,5% y el 26,7% del PIB según la variable de tiempo que se utilice. Es impactante dicho valor cuando se lo contrasta con los sectores de la economía remunerada. El valor económico del TNR se asemeja, e incluso supera, a la relación que existe con el PIB de las actividades con mayor peso, tales como el 15,2 de la industria manufacturera y 16,6% el del comercio.
El sistema capitalista se “ahorra” el pago del trabajo en el hogar que generaría un quinto del valor monetario de los bienes y servicios finales producidos en el país, según afirma el Indec en el mencionado informe. Es la cara oculta de la producción bajo la cual las mujeres trabajadoras realizan una doble jornada de trabajo de forma gratuita. Esta situación limita a su vez sus oportunidades laborales ya que tienen menos tiempo para mejorar sus habilidades profesionales cuando no directamente se encuentran impedidas de tener trabajos remunerados que al mismo tiempo permitan su independencia económica.
La “batalla cultural” del actual presidente contra las mujeres niega, entre otras cuestiones, que las “amas de casa” sean trabajadoras es una de sus falacia, para oponerse a que el Estado garantice su jubilación. No solo es desmentida por la resolución de la 21° Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptada en 2023, que reconoce, además del trabajo ocupado, otras formas de trabajo “que están por fuera de los límites de producción del Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), como es el trabajo doméstico y el de cuidado de personas no remunerado”. El propio informe del INDEC sobre la medición del TNR es un reconocimiento formal del Estado argentino de que dichas labores mayormente feminizadas constituyen un valor para la economía nacional y la sociedad.
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Completamente enfrentado a la concepción de Milei y su gobierno, desde la perspectiva del PTS y La Izquierda Diario, consideramos las tareas del hogar como una manifestación de la opresión de género y la explotación de clase. El trabajo doméstico es esencial para la reproducción de la fuerza de trabajo, aunque no se le asigne un valor económico directo.
Las relaciones patriarcales fueron abordadas desde el inicio por los marxistas. En El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, Friedrich Engels describe, en 1884, cómo la familia moderna se basa en la "esclavitud doméstica" de la mujer, comparando la relación entre el hombre y la mujer en la familia con la relación entre el burgués y el proletario. Incluso, hace más de 100 años, durante los primeros años de la Revolución rusa, los bolcheviques intentaron socializar el trabajo doméstico para liberar a las mujeres. Esto incluía la creación de comedores, lavaderos y guarderías comunitarias, permitiendo que las mujeres participaran plenamente en la vida laboral y pública.
Bajo el sistema capitalista, los avances tecnológicos no solo no están en función de aliviar la carga del trabajo en su conjunto, tanto el que se realiza en unidades productivas como aquel que se ejecuta en el hogar, sino que en sus concepciones ideológicas y políticas atrasa más de dos siglos,. Y las tareas domésticas siguen constituyendo en esencia “esclavitud doméstica”.
Andrea Polito
Redactora de La Izquierda Diario