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Red Internacional
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SEGUNDO INFORME DE GOBIERNO. La fantasía de la 4T en el país del feminicidio

En el 2do informe de gobierno de AMLO, hizo mención a que los feminicidios habían disminuido, ¿Qué tan cierto es esto?

Joss Espinosa

Joss Espinosa @Joss_font

Martes 1ro de septiembre de 2020

Hoy fue presentado por AMLO su segundo informe de gobierno, nuevamente las grandes ausentes fueron las mujeres, pese a las demandas y múltiples movilizaciones que exigen un alto al feminicidio y derechos básicos como el derecho al aborto.

De lo único que hizo mención es que el feminicidio había disminuido, en el marco de enunciar otros delitos, como robo a mano armada, en transporte público o en transporte particular. Menciono que ha bajado un 30%, sin embargo, esta aseveración está muy lejos de la realidad de miles de mujeres.

Desde antes de la pandemia, cientos de miles de mujeres salimos a las calles a denunciar las terribles condiciones de violencia que vivimos día a día. El grito de #NiUnaMenos, retumbó en todo el país frente a la grave situación que nos arrebatada la vida de 9 mujeres diariamente.

Situación que se recrudeció en medio de la pandemia, pues actualmente se estima que son asesinadas entre 10 y 11 mujeres cada día, una mujer cada 2 horas con 29 minutos. Sumado al aumento de la violencia al interior de las casas, pues la cuarentena y confinamiento resultaron en muchas ocasiones un mayor peligro para las mujeres, que la propia pandemia.

A partir de esto, se denunció el aumento de llamadas de emergencia por violencia, mismas que AMLO en su momento, desestimó, diciendo que no era real un aumento en la violencia, impulsando la irrisoria campaña “cuenta hasta diez”. A esto se le suma, el recorte al presupuesto de subsecretarias que atienen asuntos de la mujer como INMUJERES y a los refugios transitorios para víctimas de violencia.

Resulta ser, que el feminicidio no solo no ha disminuido como lo menciono López Obrador, sino que es una situación que se ha agravado enormemente. Pero entonces, ¿cuáles son los datos que presenta AMLO?

...otros datos

En los primeros 7 meses del año se aperturaron 2 mil 223 capetas de investigación por asesinatos hacia mujeres, mil 647 de los cuales fueron catalogados como homicidios dolosos y solo 549 como feminicidios, un aumento con respecto a 2019 en el que se reportaron 519 en el mismo periodo de tiempo.

Las entidades con más feminicidios son el Estado de México con 80, Veracruz con 52, la CDMX con 41, Nuevo León con 39 y Puebla con 38.

En torno a los homicidios dolosos también aumentó la cifra, pues de enero a julio en 2019 se registraron mil 634 y este año mil 647 como mencionábamos antes. Los estados que encabezan la lista de homicidios dolosos hacia mujeres son Guanajuato con 276, Estado de México con 153, Chihuahua con 152, Baja California con 142 y Michoacán con 137.

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La realidad más allá de las cifras

La razón por la cual la cifra de feminicidios resulta tan baja, es debido a que la mayoría de los casos no son tratados con una visión que pueda reflejar la violencia hacia las mujeres como un fenómeno estructural. Familiares de víctimas han denunciado el tortuoso camino para la obtención de justicia, denunciando que las instituciones son omisas y ponen trabas en dichos procesos, dejando a la mayoría de los casos en total impunidad y terminan con un carpetazo.

La obtención de justicia recae en las investigaciones que puedan hacer los propios familiares, con el acompañamiento de organismos de derechos humanos, con trámites costosos y dolorosos procesos. Esta es una de las razones por la cual la mayoría de los casos no llegan a tener una clasificación como feminicidio. Incluso, hay casos en los que los asesinatos no son catalogados como tal, sino como suicidios; situación que atestiguan los casos de Mariana Lima Buendía y Lesvy Berlín Osorio.

Por otro lado, partimos de la grave situación de violencia a nivel nacional, que ha dejado los años de la guerra contra el narco, y la implementación de la militarización. Era un secreto a voces, que eran las propias fuerzas armadas en colusión con las bandas delincuenciales y las redes de trata, quienes desaparecían y asesinaban mujeres. Por eso desde Pan y Rosas hemos denunciado que para luchar contra la violencia y los feminicidios es necesario exigir la desmilitarización inmediata del país.

Lejos de estos reclamos y el señalamiento que organizaciones de izquierda, de derechos humanos y de mujeres, han hecho contra la militarización, para AMLO es un proyecto primordial. Lo vimos cuando no le importó cerrar filas con “los conservadores”, para aprobar de forma expedita la Guardia Nacional, dejándola asentada incluso constitucionalmente.

En su informe mencionó el desarrollo que ha tenido el impulso de la Guardia Nacional, nombrándolo como un “grupo de paz y proximidad a la población”, algo que se contradice, al salir a la luz las ejecuciones extrajudiciales a manos de este cuerpo. Por otro lado, con un cuantioso presupuesto –que bien podría ser destinado para refugios transitorios, medidas de prevención o acompañamiento de víctimas de violencia-, AMLO mencionó que hasta ahora la GN cuenta con 97 mil elementos, desplegados en 79 cuarteles en toda la república, mismos que esperan llegar a 248 cuarteles para finales de 2021.

Es importante señalar esto puesto que es imposible pensar en la disminución de la violencia, si las fuerzas armadas siguen en las calles.

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La deuda es con nosotras

A dos años de la 4T, nuevamente queda claro que la vida de las mujeres no es prioridad. Más allá de la retorica que implemento el gobierno de López Obrador, con figuras femeninas en el gabinete y haciendo alarde de la paridad en las cámaras de diputados y senadores, la vida de las mujeres no ha tenido un cambio sustancial.

Dejando claro que pese a que mujeres ocupen ciertos puestos, esto no significa un cambio para la mayoría de las mujeres trabajadoras y jóvenes precarizadas. Al contrario, vemos que el aumento de la violencia en contra de nosotras no cesa, y nuestros derechos sexuales y reproductivos se ven atentados en medio de la pandemia.

Sumado a esto, vivimos diariamente la violencia silenciosa de la precarización, como hemos mencionado fuimos las primeras en ser despedidas, en sufrir los recortes salariales. Y como contra cara de esta situación, componemos sectores que hoy están en la primera línea enfrentando la pandemia (como el sector salud), exponiendo nuestras vidas por la falta de medidas y protocolos que prevengan que las mujeres que componen la primera línea pierdan la vida enfrentando la pandemia.

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Esta situación nos hace ver, nuevamente, que la única forma de enfrentar la violencia y la opresión en contra de nosotras, es con el impulso de movimiento de mujeres independiente al estado y sus instituciones, y en alianza con el conjunto de la clase trabajadora. Denunciamos que no somos cifras con las cuales este gobierno se pueda lavar la cara y justificar que se está combatiendo la violencia.

Desde Pan y Rosas sostenemos que no podemos seguir esperando a que nuestras vidas sean prioridad para el gobierno. Hacer justicia, no es maquillar cifras; la verdadera justicia para las miles víctimas de violencia, feminicidios y desapariciones, la conseguiremos construyendo un mundo en el que ninguna mujer tenga que pasar por situaciones opresivas.

Y esta justicia no vendrá del sistema que es el garante y sienta las bases para que la violencia contra de nosotras suceda. Para ello es vital no solo la masividad del movimiento de mujeres, sino que este comience a cuestionar la raíz de la violencia en contra de nosotras. Encontrar en el sistema capitalista patriarcal, un enemigo en común que tenemos las jóvenes precarizadas, las trabajadoras y trabajadores, y todos los sectores oprimidos y explotados, y enfrentarlo con una perspectiva anticapitalista y revolucionaria.

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