Coincidente con la gira de Pence, Piñera inició su pequeña gira por Argentina y Perú, en un momento especialmente tenso en América Latina, para reforzar los lazos de los gobiernos derechistas que ahora predominan.
Viernes 18 de agosto de 2017
Piñera se ha reunido ya con Macri, y se reunirá con el presidente de Peru Pedro Pablo Kuczynski. Antes de partir comentó que trataría temas de interés común como la integración regional, la seguridad fronteriza, el control del narcotráfico, la inmigración ilegal.
Sin embargo, coincide con la gira del vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence, en un momento de renovada tensión internacional, desde la crisis con Corea del Norte al reciente atentado en Barcelona, pasando por la crispación de las relaciones con China provocadas por Trump, con un Estados Unidos que reafirma su agresividad como sello de su Gobierno, y que ha concitado el rechazo incluso del semanario imperialista británico The Economist.
En este escenario, América Latina gana nueva predominancia. A partir de la crisis de Venezuela, sale a la luz que nuestro subcontinente vuelve como arena de las rivalidades entre las potencias: de la gira de Pence al apoyo a Maduro de Rusia y China.
Este es el momento en el que deben actuar los nuevos gobiernos derechistas, como Macri, Temer, PPK, en el Cono Sur, y la probable vuelta de Piñera, que con su gira buscará afirmar para una política que ya comienza a probarse en la condena común al Gobierno de Maduro y el apoyo a la oposición de derecha golpista y pro-imperialista.
Por eso de su paso por Argentina, solo quedan sus declaraciones sobre política interna, al declarar que "en Chile tenemos un mal gobierno”, lo que fue respondido por Bachelet diciendo que este gobierno es mejor de lo que fue el de Piñera, y por Guillier que lo confrontó por criticar estando en el extranjero diciendo que "no me parece digno".
Pero hay algo de mayor alcance: el cinturón de gobiernos derechistas del Cono Sur que afirmarán la intención de Estados Unidos de volver sobre América Latina aprovechando la crisis venezolana para redoblar las cadenas de su opresión y alinearlos en una política internacional más agresiva. Se encontrarán con algo nuevo: la rivalidad entre potencias, y con importantes avances chinos, que los ha convertido en el primer socio comercial de nuestros países. Lo que probablemente deslice a nuestro subcontinente en una inestabilidad creciente.