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Red Internacional
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Declaración. Venezuela: basta de represión al pueblo pobre, libertad a los presos por protestar

Publicamos a continuación la declaración política de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) de Venezuela, parte de la red internacional La Izquierda Diario, sobre el lanzamiento de una campaña para luchar por la libertad de los presos por protestar y contra la represión al pueblo pobre.

Jueves 15 de agosto 10:31

Fotografía en el barrio de Catia, Caracas, el 29 de julio de 2024, un día después de las elecciones presidenciales. FOTO Yuri CORTEZ / AFP

Fotografía en el barrio de Catia, Caracas, el 29 de julio de 2024, un día después de las elecciones presidenciales. FOTO Yuri CORTEZ / AFP

Más del 95% de presos y presas son de sectores populares y la mayoría de las detenciones ocurrieron durante las protestas en los barrios los días 29 y 30 de julio, cuando el gobierno de Maduro realizó una brutal represión con la Guardia Nacional y la Policía Nacional y con bandas parapoliciales armadas. Está por iniciar una campaña nacional e internacional exigiendo la libertad para los presos por protestar, el grueso jóvenes de los barrios pobres.


Mientras el gobierno represor de Maduro habla de más de 2.400 detenidos, exhibiendo su escala represiva para imponer terror, la organización Foro Penal contabiliza 1305 detenciones por protestar hasta ahora, 172 mujeres, 117 menores de edad, 14 indígenas y 16 personas con discapacidad y registra también más de 25 asesinatos.

La dureza de la represión se enfocó hacia sectores populares que se manifestaron el 29 de julio, que hace años no salían a protestar a esos niveles y lo hicieron reclamando su derecho a conocer los resultados concretos de las elecciones, además expresa el hastío con las condiciones de vida a las que han sido relegados, con vidas precarizadas y salarios miserables y el acumulado de rabia contra los abusos de poder en sus comunidades.

Somos testigos de niveles de represión estatal sin precedentes en un tiempo tan corto, con juicios sumarios en curso, detenciones en su mayoría de los sectores populares, trasladados a cárceles de máxima seguridad, incluidos adolescentes y personas con discapacidad. Maduro anunció la construcción de dos cárceles –en realidad nuevas instalaciones en las tradicionales cárceles de Tocuyito (Carabobo) y Tocorón (Aragua)–, “las cuales deberían estar listas en 15 días”, para todas estas personas señaladas como “terroristas”, delincuentes, traficantes, vándalos y más calificativos de los que siempre han sido estigmatizadas las personas de los grandes barrios pobres, de hogares humildes, de esos jóvenes que en cotidiano son víctimas de las ejecuciones extrajudiciales por parte de la policía.

A los detenidos no se les ha permitido contar con defensa privada, siendo impuesta en todos los casos la defensa pública. Se incumplen los lapsos procesales, lo que representa una abierta violación al debido proceso, a la presunción de inocencia y al derecho a ser juzgado en libertad. Se les impide comunicarse con sus familiares durante varios días, lo que convierte sus detenciones en desapariciones forzadas, donde además los cuerpos represivos allanan los hogares de los detenidos sin orden judicial previa, imágenes que todos hemos visto en videos de las víctimas o, peor aún, difundidos abiertamente por los propios cuerpos represivos, para reforzar la intimidación. Se les imputan delitos como obstrucción de vías públicas, instigación al odio, pero sobre todo acusaciones como terrorismo y “traición a la patria”.

Hay que defender el derecho a las libertades democráticas, el derecho a manifestar, a protestar, y oponerse a la represión en general que lleva a cabo Maduro con su ahora “perfecta unión cívico-militar-policial”. Pero es importante recalcar que son centenares de los sectores populares los detenidos, en su mayoría jóvenes pobres, existiendo un carácter clasista y criminalizante de estas detenciones, que ya son condenados y por los que hay que reclamar por su libertad. Protestar no es un delito, ser pobre tampoco –es una condena de esta sociedad de clases–.

Son rostros invisibles, sin nombres propios ni visibilización en las redes, con sus familias que no tienen ni cómo movilizarse hacia las cárceles, ni garantías sobre si el plato de comida que les llevan realmente se los hacen llegar. En muchos de los casos no les dan respuesta alguna sobre el estado de salud o del proceso judicial, no tienen dolientes entre la oposición proimperialista que se disputa el poder, a no ser sus propios familiares. La oposición de derecha liderada ahora por María Corina Machado (MCM) y todo su consorte de aliados, solo visibiliza a sus propios casos, a los nombres más emblemáticos. Los pobres solo cuentan para las “estadísticas”, tal como se da con los trabajadores presos por luchar. Esto no es casualidad, esta oposición sólo persigue sus objetivos reaccionarios que, aunque hoy posen de demócratas, pero a los que ya les conocemos también su estirpe golpista, son objetivos que también van contra las mayorías populares y trabajadoras.

Defendemos las libertades democráticas contra el autoritarismo de este gobierno, hemos denunciado todas las detenciones arbitrarias y exigido la libertad para los presos por protestar. Somos coherentes con la defensa de esos derechos, enfrentamos esta nueva escalada represiva y no nos olvidamos de ninguno; sin embargo, a los presos de los barrios de nuestro país, si no los defendemos desde nuestra acera de clase, si no los rodeamos de toda la solidaridad y apoyo posible, con toda seguridad quedarán olvidados por esos partidos patronales.

A dos semanas después del 29J

Sofocada la protesta popular que se expresó el 29 de julio, la represión ha continuado, aunque de forma más selectiva pero sistemática. En algunos barrios específicos, sobre todo en pequeños pueblos al interior del país continúa la incursión de cuerpos represivos para llevarse gente que haya protestado, publicado videos "de odio" en sus redes, o simplemente para el negocio de los policías de extorsionar. Se cercenan cada vez más derechos, se busca reforzar leyes represivas y votar nuevas de mayor control social y represivo, como la infame “Ley de odio”, que se ha instrumentalizado para seguir reprimiendo, y ahora anuncian una reforma para incorporar penalizaciones específicas en el terreno de las redes sociales.

La represión que el gobierno implementa incluye imponer el miedo hasta de hacer uso de la libertad de expresión de las personas en sus propias redes sociales. Han llegado a detener a administradores de grupos de Facebook o Whatsapp, de personas que publicaron alguna imagen en una marcha o que grabaron un video denunciando duramente al Presidente u otros funcionarios, con el agregado de que, una vez presos, son obligados a grabar videos arrepintiéndose, pidiéndole disculpas a Maduro y demás autoridades, y solicitando perdón. Tienen que ser “reeducados”, dijo Maduro, planteando también la reinstauración de la práctica de los trabajos forzosos, como en la primera parte del siglo XX.

Ante tal situación, se hace urgente la más amplia unidad y acción de todos los sectores que se reivindican democráticos, de los derechos humanos, de organizaciones sindicales, de las organizaciones políticas que nos reivindicamos de la clase trabajadora y de los explotados, para enfrentar la represión imperante que golpea con más fuerza a los sectores populares y trabajadores. En tal sentido, es que distintos movimientos nos hemos puesto en marcha en la preparación de una campaña unitaria nacional e internacional diciendo ¡Basta de represión!, y en particular, ¡Basta de represión al pueblo pobre! ¡Basta de asesinatos a manos de las fuerzas represivas, basta de detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas! ¡Libertad de los presos por protestar!

¿Por qué la saña con la protesta en los sectores populares?

Son los sectores populares donde es más que en algún otro lugar donde se da la más dura represión del gobierno de Maduro. Es que justamente la protesta del 29 de julio, que tuvo su inicio con cacerolazos que fueron en aumento y decantaron luego en las movilizaciones y protestas, tuvieron su epicentro en muchas zonas populares de Caracas y de otras ciudades del país, que agarró por sorpresa al gobierno de Maduro. En Caracas no solo fue en Petare, la barriada popular más grande de la capital, sino además en Catia, San Martín, La Vega y en otros lugares considerados bastiones del chavismo; así como también en toda una serie de zonas populares tradicionalmente base de apoyo del chavismo en muchas ciudades del interior del país. Ese día las protestas tuvieron gran espontaneidad y se extendieron por muchas ciudades del país.

El gobierno no podía tolerar que las barriadas salieran a protestar y había que aplacarla de inmediato, allí otrora se concentraba su base social por décadas. El gobierno y todas sus camarillas estaban más acostumbrado a enfrentar a la tradicional base social de la oposición de la derecha en sus bastiones tradicionales en el este más próspero de la ciudad. Como hemos escrito, si durante el propio lunes fue dura la represión en los barrios, de la madrugada del lunes para el martes, y durante la mañana se desplegó una gran contención militar policial y parapolicial y el martes por la noche allanando directamente viviendas pobres. Esto es lo que explica que lo acontecido el 29 de julio en las zonas populares ya no se expresara el martes y no lo hayan vuelto hacer. Es por eso que el Foro Penal, en su informe, detalla que el 95% de los presos y las presas son de los sectores populares, y en esos días.

El lunes tuvo su expresión en los sectores populares por el enorme hastío con un gobierno autoritario como el de Maduro y las Fuerzas Armadas, bajo el cual ha habido una destrucción sin precedentes de los derechos laborales y las condiciones de vida haciendo sentir su gran peso en las grandes mayorías trabajadoras y populares, junto a una sistemática y persistente represión contra los trabajadores y luchadores sociales. Y no será casualidad que la oposición proimperialista, enemiga de los intereses populares y de los trabajadores, ordenara incluso a sus partidarios que no se mezclaran con lo ocurrido el 29 de julio.

A partir del martes 30 de julio, en concentraciones ordenadas y realizadas en la zona Este, cómoda y próspera de la ciudad, es que empieza a concentrar bajo su mando, lo que se manifiesta más a cabalidad en su concentración del sábado 3 de agosto, todo bajo el control y los ritmos de las negociaciones entre Estados Unidos, el Gobierno y el sector que encabeza María Corina, para quien lo que importa en realidad es lo que decidan desde Washington, que ya le impone la completa impronta de su política reaccionaria, y es lo que termina prevaleciendo en estas nuevas concentraciones, todo tras sus objetivos políticos. Allí no hubo represión como el pasado 29 de julio.

En el mismo sentido y contenido es que esta oposición proimperialista ha llamado a movilización el próximo 17 de agosto. El mismo gobierno de Maduro, ya como es estilo, seguramente también convocará a sus propias concentraciones, volviendo a la gimnasia de marchas y contramarchas entre la oposición proimperialista y el Gobierno. Serán concentraciones y marchas con las demagogias de sus sectores políticos dirigentes a las que, los que nos reivindicamos anticapitalistas y socialistas, no llamamos a participar. Por eso es que hemos planteado desde estas páginas de La Izquierda Diario, la necesidad de luchar por un Polo independiente de Maduro, la derecha y el imperialismo, enfrentando a ambos sectores en pugna, desde una perspectiva propia de la clase trabajadora, planteando una salida independiente y de nuestra clase.

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