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Red Internacional
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OPINIÓN. La lucha de PepsiCo y el “empoderamiento” de las mujeres

El 70% de las trabajadoras de Pepsico en Argentina son mujeres, resistieron toda la noche el intento de desalojo a la fábrica, que logró la policía hasta la mañana.

Jueves 13 de julio de 2017

Cuando el feminismo habla de “empoderamiento femenino”, suelo pensar muchas cosas. Me parece una abstracción que toma cause dependiendo en realidad de la afinidad ideológica de la compañera que lo asume o lo plantea.

Hay muchos debates en torno al tema, por ejemplo sobre una mayor participación de mujeres en el Congreso, como búsqueda de "sensibilidad de género".

Yo no creo que ser mujer sea garantía de solidaridad y empatía con las demandas de millones de nosotras. Por ejemplo, es mujer la gobernadora de Buenos Aires, Eugenia Vidal, responsable del desalojo a las trabajadoras esta noche.

Me recuerda también a muchas mujeres que en la campaña electoral de Estados Unidos se declararon del lado de Hillary Clinton, ya fuese como "mal menor" ante Donald Trump o con la convicción de que una mujer al frente de la potencia más grande del mundo podía traer mejoras a nuestras vidas.

Tras el empobrecimiento de las mujeres y sus hijos, bajo la crisis en que mantiene a millones el gobierno de Peña, hay en realidad un montón de ejecutoras de las políticas antiobreras y patronales contra las y los trabajadores, muchas de las cuales son encumbradas en la lista Forbes, "Las mujeres más poderosas de México", para ocupar las revistas de moda, belleza, educación, cultura. Como parte de esa ideología que fomentan a diario sobre esa supuesta superación, basada en historias individuales.

La batalla de PepsiCo, como ya se le llama a la resistencia de casi doce horas de las y los trabajadores, ocurrió a casi 7,500 kilómetros de la Ciudad de México. Entre tanta represión a las luchas en México y barbarie, hasta podría pasar desapercibida. Pero esta lucha ha ocupado las planas de la prensa argentina hace ya un mes y algunos medios internacionales voltean a mirar a qué se debe esa resistencia que parece tan heroica y aferrada.

El director de cine Ken Loach y el premio nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, entre muchas otras personalidades, han llamado a la solidaridad con esta lucha.

En mi opinión, parte del heroísmo que irradia tiene que ver con esas obreras que se mantienen al frente de ella. No hay mayor empoderamiento para una mujer trabajadora que ponerse al frente de las luchas por sus derechos, organizadas en igualdad con sus compañeros de clase, pero con la sensibilidad que sólo quienes viven la doble opresión y la violencia patriarcal podemos agregar a los puntos de vista.

Es el caso las obreras de PepsiCo contra la multinacional que ha dejado 600 familias en la calle, sin más. De paso estas mujeres se sumaron al Paro Internacional de Mujeres el 8 de marzo, a las protestas por NiUnaMenos en Argentina y denuncian la violencia laboral que viven a manos de la patronal y ahora de la policía.

Por eso, sobre el tema del rol de la mujer en la sociedad y qué tipo de feminismo necesitamos construir, creo que debemos buscar un cambio radical en este sistema patriarcal, que arranca la vida a millones de mujeres y para ello, la sensibilidad debe ser de clase en primer lugar.

Ésta es una discusión poco abordada en el movimiento de mujeres en México, treinta años de derrotas y traiciones a las luchas sociales llevaron a muchas compañeras a dar la espalda a las luchas del movimiento obrero o a hablar en términos de "clases sociales".

Por el contrario, han surgido tendencias reformistas que alientan por ejemplo mayores penas para enfrentar individualmente la violencia a las mujeres. Hasta hay algunas feministas que ven correcto capacitar con perspectiva de género a policías hombres y mujeres, como si en México no hubiese existido la experiencia de Atenco, la masacre de Acteal, el rol criminal del ejército contra las mujeres durante la guerra sucia o en la "guerra contra el narco".

No podemos hablar de “empoderamiento” femenino mientras se recortan presupuestos en todos los ámbitos que anulan en primer lugar a las mujeres y se recortan derechos elementales, reproductivos, de salud, sexuales y se ataca el salario y el trabajo para millones de nosotras.

Por eso, las mujeres debemos pugnar por estar al frente de las luchas y no ensimismadas en un mar de denuncias que no representan la construcción de alianzas estratégicas para conquistar nuestra emancipación y el fin de toda opresión.

El desafío que tenemos por delante es extender la lucha de las mujeres por nuestra emancipación, para pelear en igualdad de condiciones con todos los oprimidos y explotados, en el camino de la revolución social.