Esta semana los partidos políticos ya inscribieron sus candidaturas a consejeros constitucionales para el nuevo proceso constituyente. Y los nombres siguen siendo los mismos, a pesar de que la gente ha exigido por caras nuevas y alternativas a los viejos partidos de los 30 años.
Miércoles 8 de febrero de 2023
Se inscribieron 5 listas y tres pactos electorales para los 24 cupos del consejo constitucional, órgano encargado de redactar la nueva constitución.
Por derecha está Chile Seguro (RN, UDI y Evópoli) destaca Edmundo Eluchand, ex presidente de la cámara de diputados; Juan Sutil, ex director de la Confederación de la Producción y el Comercio; y Jaime Ravinet, ex ministro de vivienda, bienes nacionales, y defensa; además de los ex funcionarios del gobierno de Sebastián Piñera, Gloria Huntt, María Fernanda Pinochet, y German Becker Alvear.
En Unidad para Chile (Apruebo Dignidad, PS, PL y FRVS) entre los candidatos están Ricardo Núñez, histórico militante del PS; Marcelo Schilling, ex diputado de la Región de Valparaíso, Yerko Ljubetic, Ex subsecretario y ministro del trabajo durante el gobierno de Lagos.
Y en Todos Por Chile (PPD, PR y DC) destacan el exsenadora Carmen Frei Ruiz-Tagle; Andrés Zaldívar Larraín, ex ministro de hacienda, economía y del interior; Sergio Bitar, Exministro y funcionario en los gobiernos de Salvador Allende, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
A éstas se suman las listas de Pacto con la Gente, donde la componen 72 candidatos del partido del excandidato Franco Parisi; y el Partido Republicano desde donde aún no se han detallado sus candidaturas.
Pero recordemos que hay tras este nuevo proceso constituyente
Tras la derrota del apruebo, y a pocas semanas de transcurrido el año, diputados de Chile aprueban el proyecto de reforma constitucional que habilita un nuevo proceso constituyente, donde pactaron los partidos de la derecha tradicional, la ex Concertación y el oficialismo con Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista).
La reforma “acuerdo por Chile” fue aprobada con una amplia mayoría, y establece que el órgano constituyente estará compuesto por 50 personas electas por la ciudadanía, más un comité de expertos designado por el Congreso.
Este comité de expertos estará compuesto por 24 integrantes de los partidos con representación parlamentaria (hayan firmado o no el acuerdo); y los candidatos elegidos por su respectivo partido tendrán la tarea de redactar un anteproyecto en un documento denominado “contornos”. El comité además tendrá el rol clave, junto al comité técnico de admisibilidad, de decidir si los proyectos formaran parte de la Carta Magna, como una especie de tribunal constitucional, pero en este caso para el borrador de la nueva constitución.
De dicho acuerdo solo falta su promulgación. Y termina siendo un intento y estrategia de la gran burguesía de enterrar la rebelión, encauzar la crisis que sigue abierta en el país, y dar paso a un nuevo ciclo de consenso neoliberal haciendo eco de los gloriosos 30 años, que reivindica el gran empresariado nacional y extranjero, del “Jaguar de Latinoamérica”.
Ni el gobierno de Gabriel Boric ni una nueva cocina constituyente solucionaran nuestras demandas
En este marco, nuevamente son los mismos de siempre quienes escribirán el nuevo texto constitucional, los mismos que asentaron el régimen neoliberal de la constitución de Pinochet bajo los gobiernos de los 30 años. Y esperar y confiar en que este nuevo desvío constituyente nos acerque a las demandas de la rebelión, solo debilitara la organización de la clase trabajadora, de los territorios y de los movimientos sociales, y fortalecerá a la derecha y al régimen burgués.
Esta nueva cocina no puede sustituir la organización y el reagrupamiento de organismos sindicales, estudiantiles, asambleas territoriales y organizaciones sociales tales como la coordinadora 8M, No+AFP, la ACES, etc. Para esto hay que dialogar abiertamente y definir un plan de acción que unifique las demandas de trabajadores, estudiantes, mujeres, disidencias, y comunidades; para golpear unificadamente en base a un programa por mejores condiciones de vida, como un sueldo mínimo acorde a la canasta familar, de 650 mil pesos; y retomar el camino de la rebelión de octubre, para terminar de una vez con la herencia de la dictadura, y conquistar una Asamblea Constituyente, Libre y Soberana que se sustente en la movilización obrera y popular.