Tras el escándalo por los "dietazos" parlamentarios, Victoria Villaruel se quejó que cobraba "dos chirolas" y se comparó con Adorni. Hace pocos días les depositaron 2,5 millones de "aguinaldo" a los senadores. Las bancadas del peronismo se ríen en silencio del culebrón libertario, mientras cuentan los mismos abultados sueldos desde hace 20 años. La izquierda, la única fuerza que enfrenta a la casta.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Lunes 6 de enero 10:51
“Mi sueldo está congelado hace un año y en breve me pagan dos chirolas. Soy vice y gano menos que el presidente, los diputados, los senadores, los ministros y hasta los voceros”. La frase no pertenece a una trabajadora estatal ni a una “vice” directora de escuela. Lo dijo Victoria Villaruel en las últimas horas, en medio del debate por los sueldos millonarios de funcionarios.
La Libertad Avanza llegó al gobierno hablando de “los privilegios de la casta” pero se abrazó a ellos con una pasión desmesurada. En un país donde la pobreza zigzaguea entre el 54% y el 46%, donde el sueldo promedio es 400 mil pesos según el propio Presidente, el debate es chocante.
Tan chocante como el silencio del resto de los partidos tradicionales. El peronismo parlamentario apoyó los aumentos y en las gobernaciones y legislaturas tiene sueldos iguales (y hasta más abultados). Es la doble moral de la política burguesa, más allá de sus signos políticos.
La declaración de Villaruel fue parte de un debate entre distintos referentes libertarios. El vago de Adorni se quejó de que él cobraba menos que un senador, Lemoine que los diputados estaban atrasados y Martín Menem era casi un benefactor social.
Escucharlos hablar de millones en medio de un país golpeado por la crisis da asco. Como mínimo.
Para ser precisos, hoy las y los diputados cobran 4 millones de pesos. El último aumento se dio, casualmente, luego de la aprobación de la Ley Bases: 70% en tres cuotas.
En el caso de Senadores se adjudicaron un sueldo, ellos mismos, que fijaron que equivale a 2.500 módulos, un adicional de 1.000 módulos por “gastos de representación” y otro de 500 módulos por “desarraigo” (BAE). Además se aprobaron una “dieta 13” (aguinaldo) que en ese momento era de $2,5 millones. Aunque algunos tramos de ese dietazo se congelaron por el rechazo social que causó, hoy cobran más de 8 millones de pesos en bruto, y se acercan a los 6 millones en mano.
Equivale a 20 salarios mínimos. O sea que muchos trabajadores y trabajadoras deberían trabajar casi dos años para ganar ese monto. Y trabajar en serio.
Pesos más, pesos menos, la razón de esas abultadas dietas y sueldos no es producto de ningún cálculo matemático ni de la casualidad. Es el “precio” que acuerdan los partidos tradicionales y los grandes empresarios para mantener al personal político que gestiona el régimen capitalista. Si hace falta una ayudita, están las Banelco, los fondos discrecionales para las provincias o las valijas “kueider”. O los jueces que cobran sueldos de 8 a 10 millones mensuales para torcer la vara de la justicia siempre para el mismo lado.
Es el precio de gobernar para los dueños del país, con más o menos regulación estatal.
Hay una sola fuerza política que rechaza estos sueldos y privilegios. Es la bancada del Frente de Izquierda Unidad. Como siempre señalamos desde el PTS, nuestros diputados y diputadas cobran lo mismo que una maestra o un estatal. El resto lo aportan a causas populares, fondos de huelga y la difusión de las ideas socialistas. O sea de la lucha extraparlamentaria, para conquistar una verdadera democracia y un régimen social al servicio de las grandes mayorías.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.