En tiempos convulsivos como los que atravesamos, el rol de los periodistas y la prensa está en el centro de los debates.
En tiempos convulsivos como los que atravesamos, el rol de los periodistas y la prensa está en el centro de todos los debates. De un lado a otro se acusa constantemente de acudir a información falsa para desinformar, desestabilizar, alterar procesos políticos y, en definitiva, influenciar a sectores de la población para instalar versiones de aquello que se considera como “la verdad”.
Engels, en su libro Anti-Dühring, sostenía que la verdad es el punto “donde colisionan las verdades absolutas”. Su discusión iba contra aquellos que sostenían que era posible encontrar las normas o el método para acceder a aquello que puede ser considerado como verdad. Para Engels la realidad es un terreno de disputa entre intereses concretos que se enfrentan entre sí , en una batalla por definir aquello que se considera como la verdad.
Si el periodismo es, a fin de cuentas, el borrador de la historia, podemos deducir que para escribir esa historia no existe un enfoque neutral. Por lo mismo es que constantemente los grandes medios, ligados a los grandes empresarios, buscan desacreditar toda información que no proviene de ellos como Fake News. Quieren que los historiadores del futuro solo tengan a mano como “fuentes confiables” las palabras supervisadas por ellos.
No pretendemos defender acá el gran número de información falsa que muchas veces busca difundir discursos completamente reaccionarios. Pero tampoco es que los grandes medios se atengan siempre a “la verdad objetiva”. Es cosa de ver las editoriales del diario El Mercurio, que constantemente buscan convencernos de que la más mínima demanda democrática como el “matrimonio igualitario” nos lleva directamente a ser como Corea del norte.
Lo que defendemos es que aquello que es considerado como “la verdad” es un terreno de disputa para el cual los revolucionarios debemos dotarnos de las armas necesarias para romper el cerco mediático con el cual los grandes conglomerados. Las ideas que la clase dominante disemina para influenciar y moldear las conciencias.
El ocaso de la Belle epoque Millenial
Atrás parecen haber quedado los “días de gloria” en que los capitalistas de manera triunfante que la historia había acabado a modo de celebración con la caída de los socialismos reales y la reconversión de sus castas burocráticas estalinistas en magnates y empresarios en Rusia y China.
La idea de que la caída del muro de Berlín inaugura una época de hegemonía indiscutida de los EEUU como principal potencia imperialista y del modelo capitalista como una alternativa de sociedad posible (el llamado “consenso de Washington”) parece desvanecerse a la luz de los acontecimientos que se han venido sucediendo en los últimos años.
Desde la crisis financiera del 2008 se comenzó a constatar que la época de restauración burguesa y el dominio sin contrapeso de los EEUU había llegado a un límite. Tras la crisis sub-prime se sucedieron masivas protestas como las revueltas en el medio oriente (conocidas como la primavera árabe) , los indignados en España, el 2011 Chileno, las huelgas generales en Grecia y una serie de protestas contra los planes de austeridad en los países centrales. Todo esto generó nuevos fenómenos políticos como el auge de los movimientos de extrema derecha en Europa o partidos neorreformistas como Syriza en Grecia, Podemos en España o el Frente Amplio chileno.
Pero ha sido el último ciclo de lucha de clases en el mundo con los chalecos amarillos en Francia, la revuelta chilena, las protestas en Ecuador, el Libano, Hong Kong, la nueva ola del movimiento feminista, la huelga general francesa, entre otras, el que mostro nuevamente lo precario que se ha vuelto la hegemonía de los capitalistas. La pandemia del covid-19 y la crisis económica que ha abierto, descargando sus efectos sobre la clase trabajadora de todo el planeta e inaugurando renovadas tensiones geopolíticas entre China y EEUU por la disputa de la hegemonía mundial anuncia que la grieta continuará ensanchandose y que veremos nuevos fenómenos políticos en todo el planeta.
Ha sido la juventud, como lo vimos en las recientes protestas contra la violencia racial y policial en el corazón del imperio norteamericano, la protagonista de esta rebelión contra el status quo capitalista. Esa misma juventud que se nos ha presentado como hedonista y despolitizada como el corazón de una época que podríamos denominar como “belle epoque millenial” a la que solo le quedaba aspirar a un mejor estándar de vida gracias a la tecnología y disfrutar los placeres del progreso capitalista. No tardó mucho en mostrar que la generación millenial difícilmente podría aspirar a un estándar de vida mejor al de sus padres y madres en los marcos del sistema capitalista.
En este revulsivo escenario, en medio de una disputa cada vez más abierta por la hegemonía mundial, es que los capitalistas utilizan todo su aparato de propaganda para buscar torcer la interpretación de la realidad, aunque ésta los desborde. Con ella buscan influir desde diferentes aristas para crear alas en los movimientos sociales que permita llevarlos dentro de los límites de la institucionalidad burguesa y lavarles así su contenido revulsivo.
Pero no solo usan sus medios de comunicación, su producción ideológica en universidades, sus partidos políticos. También utilizan la represión y la censura. Durante todo este año como excusa para combatir las “fake news” , las grandes empresas de la información y tecnología como google , twitter, facebook, han aplicado una serie de medidas restrictivas para evitar la politización de las redes sociales que ha permitido a la juventud estar más conectada que nunca con todos los procesos sociales que se desarrollan y aislarlos en sus “algoritmos de confort” donde solo reciben noticias que generen satisfacción a quienes las consume. Por un lado esto expresa la disputa entre las facciones burguesas por la hegemonía dentro del sistema (por ejemplo el enfrentamiento entre twitter y Trump) pero también es un intento por cercenar aquellas ideas que buscan mostrar una alternativa de sociedad distinta al capitalismo y que cuestione las ganancias de los empresarios.
La izquierda Diario y el Leninismo del s.XXI
Retrocedamos a principios del siglo XX, a la Rusia Zarista del 1900s. El movimiento socialista se encontraba disperso, a merced de la persecución y represión de la policía del Zar. Esta dispersión favoreció a que cada núcleo del movimiento socialista actuase por su cuenta sin consistencia política muchas veces entre un núcleo y otro propugnando incluso programas de acción diferentes. Todo esto dejaba a los revolucionarios aún más debilitados para enfrentar al adversario.
Para revertir esto y unificar al movimiento con un programa político y de acción clara, es que Lenin propone levantar un periódico militante, con una extensa red de colaboradores, que permita unificar al movimiento dotándolo de una organización clara y coherente que les permita actuar en un contexto de persecución y represión. Pero el propósito del periódico no es solo organizativo.
Tener un periódico, una voz política propia, es también una herramienta para que los militantes puedan combatir con un programa propio a las diferentes corrientes políticas de la burguesía que intentan engañar o manipular a la opinión pública en función de sus intereses, así como también amplificar la voz de los revolucionarios y mostrar las diferentes batallas en las que se encuentra inmerso.
El periódico también permite dotar de coherencia ideológica al movimiento socialista al retratar en sus páginas esos combates personalizadas en lo que Lenin denominó “tribunos del pueblo”, es decir luchadores que emergen de las diferentes luchas por la liberación nacional, de la mujer, sindicales y estudiantiles y que son capaces de articular sus denuncias y sus combates particulares con la lucha contra el régimen de conjunto y mostrar una alternativa al sistema imperante.
Las diferentes escuelas de guerra en las que el partido se involucra al quedar plasmadas sus lecciones, balances y perspectivas que se convierten en un recurso invaluable para educar a las nuevas camadas de revolucionarios que ingresan al partido para transformar radicalmente el mundo y construir una alternativa de sociedad socialista. Permite que sus ideas sean conocidas por miles de personas y mostrar que es posible combatir a los poderosos frente a todo tipo de claudicaciones y traiciones que cometen los partidos reformistas y burgueses por negarse a ver más allá de lo que es posible.
Por eso para nosotros es que el periódico militante es un organizador colectivo. A su alrededor, por medio de las denuncias y la promoción de debates políticos y teóricos, se puede organizar el combate a los capitalistas. No sólo para intervenir y difundir en luchas particulares o locales sino para convertirlas en ejemplos nacionales e internacionales, para mostrar en cada batalla un germen de la sociedad socialista por la que batallamos.
Hoy con todos los avances científicos y tecnológicos los revolucionarios y revolucionarias contamos con medios para difundir nuestras ideas y organizarnos para combatir esta sociedad que Lenin ni siquiera hubiese imaginado.
Contrarios a las ideas catastrofistas que heredamos de todos estos años de restauración capitalista, que sostienen que el único destino de la humanidad es perecer mediante la manipulación de nuestras mentes por las redes sociales y la tecnología ( como muestran las series y documentales de Netflix) desterrando toda posibilidad de un cambio de sociedad, creemos que la tecnología puede estar al servicio de la difusión de ideas revolucionarias a escalas impensadas.
De la misma manera que a principios de siglo XX se decía que tras la derrota de la Comuna de París una revolución como la rusa era imposible, el siglo XXI comenzaba con una burguesía satisfecha de sí misma , espíritu de época que hoy se resquebraja. En en esas gritas que pretendemos que se escuche la voz de los explotados y oprimidos.
Hoy desde la red internacional de la Izquierda Diario, con millones de visitas, colaboradores, militantes que desarrollan un sin número de programas y secciones, donde hablamos de todos los temas y no dejamos ningún elemento político, cultural, económico, social sin analizar es que pretendemos abrir paso a la emergencia de una alternativa socialista que termine con la dominación capitalista , utilizando nuestra red internacional de diarios al servicio de levantar un partido mundial de la revolución para que no sean los mismos de siempre quienes escriban la historia.
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