Oficialistas y opositores van armando los capítulos de los movimientos que van realizando los dirigentes de las centrales sindicales. El paro del 31 y el debate sobre a qué candidato apoyar.
Miércoles 18 de marzo de 2015
El titular de la CGT oficialista, el metalúrgico Antonio Caló, encabezó estos días un encuentro en el que, junto a otros gremios de esa central, le manifestó al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, el apoyo a su precandidatura presidencial.
“Va ser el próximo presidente de la Nación”, aseguró Caló, al igual que Ricardo Pignanelli, titular del SMATA. Fueron las principales figuras del encuentro que convocó dirigentes de otros 17 gremios alineados con la CGT oficialista.
Poco sorprenden los vaivenes de estos burócratas, lejanos de representar los verdaderos intereses de los trabajadores. Caló y Pignanelli sostendrían a Scioli como candidato presidenciable con el siguiente argumento: “Suscribo las palabras del gobernador, que está convencido de que con el acompañamiento del movimiento obrero y de los empresarios que sientan este modelo industrial, va a ser el futuro presidente de la Nación y ojalá, así lo podemos disfrutar dentro de muy poco tiempo”, como afirmó Caló. Asimismo, el titular de la CGT indicó que “si Daniel es el próximo presidente de la Nación, no nos va a pasar lo que dicen Macri y otros candidatos; estamos garantizando continuar con este modelo industrial”.
Modelo que para los trabajadores significa el pago al impuesto a las ganancias afectando directamente el bolsillo, en un contexto de inflación. Modelo que pone al Ministerio de Trabajo como caballo de batalla para actuar cuando estos burócratas pierden representación, como el caso testigo de Lear, donde el ministerio hizo uso y desusos de las leyes para favorecer a la multinacional yanqui. Allí resistió un fallo de la Cámara X, que planteaba la reincorporación inmediata de los trabajadores despedidos, volviendo el tiempo atrás como una serie de viajeros en el tiempo, obviamente de ficción, pero en este caso siendo realidad y que la empresa presente un preventivo de crisis, rechazado anteriormente y aceptado a contratiempo después, dándole la razón a la empresa y justificando los despidos.
Recordemos que en el conflicto de Gestamp, también un conflicto encarado por trabajadores por fuera del control del SMATA, que forman parte del sindicalismo de izquierda, donde el Ministerio de Trabajo bonaerense, monitoreado por Scioli, primero dictó la conciliación obligatoria, lo que retrotraía que los despedidos vuelvan a sus puestos de trabajo, y tres días después la consideraron inválida y corrieron los despidos. Este es el modelo que dicen defender estos burócratas y cabe preguntarnos, ¿qué sería para los trabajadores si Scioli fuera el próximo presidente?
De la otra vereda
Por el lado de los burócratas opositores al gobierno kichnerista, también a kilómetros de los intereses de los trabajadores, la semana pasada se reunieron con Aníbal Fernández con la expectativa que podían llegar a un acuerdo y subir el mínimo no imponible o sacar directamente el impuesto a los trabajadores, lo que implicaba suspender la medida de fuerza del 31 de marzo. Pero se fueron sin respuesta y consideraron un fracaso la reunión en la que también se encontraba el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada.
“Ganancias nos lleva el 9 por ciento del salario y eso nos preocupa más que nada, no es un planteo tozudo”, aseguró luego de la reunión el secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano.
"Además de Ganancias, el paro convocado por los gremios es en reclamo por un aumento de emergencia para los jubilados, por la administración de los fondos de las Obras Sociales y por los niveles de inflación."
Sin embargo el secretario general de la Unión Transviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, gremio clave para garantizar un fuerte impacto de la medida de fuerza, coincidió con Maturano y advirtió que Ganancias “es el corazón” del reclamo. Y lamentó que “hasta el momento está ratificado el paro del 31 de marzo por 24 horas de todos los gremios del transporte y quizá se sumen otros gremios”.
La posición de la CTA
La central sindical comandada por Pablo Micheli preparó una jornada de movilización para el 17 de marzo, a la que consideró una forma de “ir calentando los motores para llegar a un paro nacional el 31 de Marzo”.
“La movilización del 17 se está discutiendo en plenarios de delegados y en todo el país”, contó días atrás Micheli, secretario general de la CTA Autónoma, para la Agencia de Noticias de su central. La medida surgió como principal resolución de la reunión de Mesa Ejecutiva Nacional. Allí se resolvió una Jornada Nacional de Lucha para el pasado martes 17 de marzo, con paros, cortes y movilizaciones en todo el país. Aunque la medida poco se sintió.
Pero el objetivo mayor para Micheli es conseguir un paro nacional, de manera conjunta con la CGT opositora, el 31 de marzo, sobre la base del paro de transporte. “Esto para nosotros es como ir calentando motores con vistas a la posibilidad de que se concrete un paro nacional en nuestro país”. En el plano económico, plantea “el tema del Salario Mínimo, Vital y Móvil de 12 mil pesos; reapertura inmediata del Consejo del Salario; jubilaciones mínimas igual al Salario Mínimo, Vital y Móvil de 12 mil, el 82 % móvil para los jubilados y un aumento de emergencia; por paritarias libres y democráticas de verdad, no con una imposición del gobierno de una pauta determinada; porque no se firmen acuerdos salariales por debajo del 40 % y que esa paritaria quede abierta”.
Detrás de los candidatos patronales
Estos nuevos capítulos que estrenan estos dirigentes dejan a las claras, primero, sus carreras políticas para ir definiendo proyectos con algún que otro candidato presidenciable (Scioli o Randazzo, Massa o Macri). El objetivo es seguir dominando el escenario sindical, recibiendo prebendas y beneficios para sus aparatos sindicales.
Como segundo punto, que estos candidatos presidenciables les garanticen atención sobre aquellos sectores del sindicalismo de izquierda, opositores a la matriz que presentan estos dirigentes. Como declaró Pignanelli durante el conflicto de Gestamp, “hay que borrar a los zurdos de nuestros sindicatos”.
Si hay algo en lo que se ponen de acuerdo, sin expresarlo públicamente, tanto oficialistas y opositores, es en terminar con cualquier expresión opositora a sus intereses y barrer a los sectores clasistas, a los delegados combativos, de los lugares de trabajo, a cualquier precio. Este es el control que les exigen las patronales para aplicar sus planes de ajuste y descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, cerrando filas rápidamente ante cada desborde, persiguiendo a todo aquel que intente salirse de su control.
En este sentido y rindiendo homenaje al dirigente obrero de Pepsico y del PTS Leonardo Norniella, vale recordar una de sus reflexiones: “El objetivo que tenemos los trabajadores ante estas direcciones, es barrerlos, romper esa camisa de fuerza que nos imponen y crear nuestros propios organismos de lucha, ganarnos la confianza de los contratados/tercerizados peleando junto a ellos como una misma clase, dándonos herramientas políticas para construir un partido de la clase obrera. Sin estos objetivos, estamos lejos de conquistar nuestra libertad ante la explotación capitalista y menos aun romper las cadenas que nos oprimen y destruyen nuestros cuerpos en las fabricas”.