De los 1,4 millones de contratos firmados en abril, casi la mitad aparecen como indefinidos. Sin embargo, la patronal ha encontrado al amparo de esta reforma al gusto nuevas vías para que figuren como tal contratos que mantienen formas diversas de precariedad laboral.
Miércoles 11 de mayo de 2022
Hecha la ley a gusto del empresario, hecha la trampa. A pesar de las celebraciones del gobierno de PSOE-UP sobre la reforma laboral que aplaudió hasta CEOE y FAES, la tozuda realidad de la clase trabajadora se impone sobre la propaganda reformista.
Las restricciones sobre el contrato temporal que se anunciaban como uno de los blindajes contra la precariedad de la reforma laboral ya han sido sorteadas. ¿El resultado? El porcentaje de contratos indefinidos de abril superó por cuatro veces el de marzo, pero esta diferencia fue cubierta en gran medida a base de 175.154 contratos a tiempo parcial y 238.760 contratos fijos discontinuos.
De hecho, la patronal no sólo ha sorteado así esta reforma laboral, sino que se acoge a la misma para probar formas más baratas en horas, cotización e indemnización a través de la parcialidad sin dejar de crear un contrato indefinido. Respecto a abril de 2019 la parcialidad se ha multiplicado por tres y la figura del fijo discontinuo por diez.
A esto hay que sumar una mayor formalización de los ERTEs a través del mecanismo RED, como un elemento más cotidiano que desregula todavía más el cobro del salario según los intereses empresariales, al tiempo que aumenta el coste de la vida y pasa al erario público costes que deja de perder la patronal.
Respecto a la figura del fijo discontinuo, Carlos Martín Urriza, director del Gabinete Económico de CC OO, declara que “El impulso de esta modalidad es un paso en la buena dirección, aunque está claro que no se trata de la modernización definitiva de las relaciones laborales y su homologación con el resto de Europa”.
La emergencia por la efectividad de los derechos de los trabajadores temporales fue la excusa para la no derogación íntegra de la reforma laboral. Pero en este caso, lo que se podía interpretar como un aumento de las contrataciones indefinidas sobre las temporales; no puede ocultar que los contratos temporales por circunstancias de la producción que se han firmado a partir del 31 de diciembre de 2021, a las que se aplica el límite de los 6 meses, las empresas los vayan a extinguir cuando lleguen a dicho plazo, con la excusa de la incertidumbre económica generada por la guerra de Ucrania en Europa y la subida del precio de la energía. Además del carácter de gran parte de estos contratos indefinidos.
Aún queda por ver gran parte de los efectos más a largo plazo y cómo la patronal aprovechará este y otros mecanismos de la reforma laboral para su beneficio sobre la clase trabajadora. Sobre estos avances es necesario articular, no sólo la derogación de las reformas laborales, sino también un programa que recoja demandas como el aumento del salario mínimo y aumentos al nivel del IPC, que la inflación no se coma el salario; reducción de la jornada laboral sin reducción salarial: trabajar menos, para trabajar todos; una escala móvil de indexación automática de los salarios según el nivel general de los precios y el coste real de la vida; expropiación de las eléctricas y nacionalización de la banca; peleando por unir por abajo lo que la burocracia divide por arriba, imponiendo el frente único para la lucha a los jefes de los sindicatos.