Alejandra Bartoliche, reconocida trabajadora de prensa de la Patagonia, fue víctima del accionar de la patota del magnate inglés que atacó la Marcha por la Soberanía de Lago Escondido. La agencia estatal repudió el hecho, denunció cobertura policial a los matones y el entramado de impunidad para Lewis (del que forma parte el Gobierno, aunque no lo diga).
Lunes 6 de febrero de 2023 10:29
Foto Alejandra Bartoliche | Télam
Este lunes la agencia estatal Télam publicó un repudio al “violento y cobarde ataque del que fue víctima la fotoperiodista Alejandra Bartoliche”, corresponsal de la empresa en Bariloche. Según el comunicado, la trabajadora de prensa recibió golpes “por parte de una patota de civiles armados durante la cobertura periodística de la séptima Marcha por la Soberanía de Lago Escondido”.
El ataque “se produjo con la manifiesta intención de impedir que realizase su labor de dar testimonio sobre lo que sucedía por esas horas en el lugar cuando decenas de personas se movilizaron con el objetivo de acceder hasta Lago Escondido, donde está afincada la mansión del empresario Joe Lewis, el magnate británico que impide la libre circulación por territorio nacional ignorando, incluso, lo dispuesto por la Justicia argentina”.
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Como ya se informó en otra nota, de la acción participaron referentes de organizaciones sociales y políticas, entre ellas Celeste Fierro, dirigente del MST-Frente de Izquierda Unidad, y Gastón Arispe, diputado y jefe de bloque del Frente de Todos en el Parlasur. Télam informa que fueron diez las personas atacadas, entre ellas Bartoliche, por “presuntos peones rurales” al servicio de Lewis, “quienes no sólo golpearon a la fotógrafa y a los manifestantes sino que los retuvieron privándolos de su libertad por más de dos horas, un accionar gravísimo que remite a los años más oscuros de la historia argentina”.
Desde Télam “se están instrumentando los pasos necesarios para denunciar lo ocurrido en sede judicial a los efectos de que se identifique y condene a sus agresores, como también a los responsables y jefes de organizar y coordinar a la patota que ejecutó el ataque”.
Además, se informó sobre otro episodio denunciado por las personas agredidas: “La aparición de efectivos policiales en una camioneta privada junto a dos de los agresores que, delante de los uniformados, mantuvieron su actitud intimidatoria”.
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La agencia estatal recuerda que “no es la primera vez que la Argentina, en democracia, es testigo de cómo un empresario actúa amparado en su poder económico con el objetivo de impedir el trabajo de la prensa y así mantener el entramado de impunidad que ostenta, al hacer uso de su propia fuerza paraestatal mediante empleados a sueldo”.
Lo que no dice la gerencia de Télam en su comunicado es quiénes amparan y mantienen el entramado de impunidad. Sin dudas, además del Poder Judicial (hoy cuestionado por sectores del Gobierno del Frente de Todos) es el propio Poder Ejecutivo (tanto a nivel nacional como provincial, de los gobiernos anteriores como de los actuales) y el Poder Legislativo quienes garantizan que los Lewis, los Benetton y demás magnates y terratenientes hagan lo que quieran. O sea, el Estado. Acompañado, claro, por sus serviles operadores mediáticos.
“Lo que sucedió en Lago Escondido no debe quedar en la impunidad porque las víctimas del ataque merecen Justicia y la democracia también”, dice Télam. Y no le falta razón. Pero sólo la movilización popular, independiente de todos los sectores de poder (económico, político, judicial, mediático) logrará frenar esos ataques y torcer la historia.
No es posible soslayar que el Gobierno nacional (cuyos funcionarios conducen Télam) no hace pocos meses reprimió y criminalizó a la comunidad Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi (lo que llevó a Elizabeth Gómez Alcorta a renunciar como ministra de la Mujeres, Géneros y Diversidad) y está detrás de la probable extradición del lonko Facundo Jones Huala, perseguido político de los Estados argentino y chileno. Dos hechos producidos a pedido de las clases dominantes patagónicas, de la que Lewis es parte.