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Red Internacional
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OPINIÓN. #LaithAshleyConSG: un intento de "freak show"

La diva de la televisión le hizo preguntas a un chico trans, en un intento de ser sagaz le preguntó por sus órganos sexuales y el entrevistado la frenó.

Tomás Máscolo

Tomás Máscolo @PibeTiger

Lunes 17 de julio de 2017 00:56

Laith Ashley De La Cruzes es un modelo masculino y también es vocero por los derechos de otras personas transexuales y la comunidad LGTB. La diva lo entrevistó y causó un gran revuelo por sus preguntas.

Susana Giménez le preguntó explícitamente: Y el pitulin, funciona bien?. El entrevistado respondió seguro: Eso es íntimo. La pregunta es: ¿hasta cuándo la televisión argentina va a reafirmar los prejuicios más retrógrados?

En una entrevista Laith afirmó: “Mi transición fue muy difícil. No existe un manual ni directrices sobre cómo actuar y gestionar todo lo que sientes. Mi familia pensaba en mí como una chica un poco marimacho. Mi madre quería que tomara clases de baile y mi padre pensaba que era ‘la niña de papá’. Yo nunca me sentí niña, pero cuando cumplí 15 años, comencé a odiar mis curvas”. Todo se hizo más complejo cuando sus padres fueron detenidos y Laith fue a vivir con su tía, quien comenzó a dicriminarlo por su identidad autopercibida.

Tres consejos para no ser transfóbico

La heteronorma es esa sexualidad obligatoria que impone la Iglesia avalada por los Gobiernos oficialistas y opositores, esa misma Iglesia solo acepta dos géneros: varón y mujer. A continuación voy a dar tres pasos para que puedan distinguirla y que estoy segura que a la diva del teléfono no le vendrían mal.

1.- Si una persona trans te dice con qué artículo quiere ser tratado, respetalo. Evitemos pedir disculpas con largas explicaciones cada vez que nos confundimos. Por ejemplo, si vamos por la calle y te tropezás con alguien, la o lo mirás, le decís perdón y seguís caminando. Lo mismo pasa con una persona trans, pedís disculpas y avanzás. Si no, la ubicás en un lugar incómodo, donde - aunque no se quiera - se la o lo pone en una situación en la que él o ella es responsable de tu error.

2.- No confundir orientación sexual con identidad de género. La identidad es autopercibida y se va construyendo socialmente, en un contexto histórico, social, económico y político determinado. La orientación tiene que ver con el gusto. Evitemos comentario del tipo: ¿por qué te hiciste hombre? Porque sí.

3.- Evitemos ubicar a las personas trans en una posición de víctimas. Tenemos una vida dura, un promedio de vida de 35 años, el aborto para los cuerpos gestantes sigue siendo ilegal y el 80 % no terminaron la secundaria. No nos inviten a certámenes, paneles o charlas para contar cómo nos violaron, muchos hemos podido hacer de nuestra vida una carrera política, gastronómica, artística o de cualquier oficio. La vida de una personas trans sin dudas está atravesada por muchas dificultades, pero eso nos hace fuertes, luchadores, y si nos tocan a uno, miles nos organizamos, como se mostró en la 2º Marcha Nacional contra los Travesticidios, que exigió justicia por Diana Sacayán.

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Nuestra vida vale más que sus ganancias

Dichos desafortunados como este moldean un sentido común, que no hace más que validar la discriminación y la estigmatización a cualquier persona que elija vivir su deseo o construir la identidad fuera de la heteronorma. Si bien no fue tan brutal como Bergoglio, que comparó a las personas trans con bombas nucleares.

Con el afán de tener más rating se pone incómoda a una persona trans. Con el afán de tener más ganancias se hace hincapié en un amarillismo mediático en vez de hacer denuncias correctas que ayuden a las personas trans, como la exigencia de la implementación del cupo laboral o la derogación de los códigos contravencionales.

A 5 años de sancionada la Ley de Identidad, el recambio presidencial puso en la agenda política la lucha por las demandas y derechos que aún nos faltan, como la necesidad de que las ansiadas leyes sean una realidad en nuestra vida. Nada podemos esperar del nuevo cuadro “gay friendly” del PRO como Piter Robledo. Como así también, aprender, de la experiencia de la década kirchnerista que se adjudicó las sanciones de estas leyes que fueron producto de la lucha y el activismo de muchos referentes LGTBI. No hay que conformarse con las migajas con la que esta democracia pretende conformarnos.

Susana Giménez es una diva, pero nosotros somos personas con problemas materiales reales, por eso le decimos a ella, sus empresas y los Gobiernos oficialistas y opositores que nuestras vidas valen más que sus ganancias.


Tomás Máscolo

Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.

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